Reunión histórica de jefes tradicionales Orang Asli para crear un concepto de liderazgo como servicio que empodere a las comunidades para dirigir su propio desarrollo.
KUALA LUMPUR, Malasia — En el centro mismo de una ciudad en la que las sólidas tradiciones se entrecruzan con las aspiraciones contemporáneas, diez tok batin (jefes tradicionales de los pueblos Orang Asli) junto con seis representantes que acudían en nombre de otros dirigentes tradicionales locales, accedieron al Centro Nacional Bahá’í para una reunión histórica.
Los jefes fueron recibidos dignamente en una ceremonia por los miembros de la Asamblea Espiriual de los Bahá’ís de Malasia, en la que estos colocaron las típicas coronas tempok de fibra vegetal trenzada sobre sus cabezas. Fue un gesto que, aunque humilde, resumía el espíritu que impregnó la reunión de tres días de duración: reconceptualizar el liderazgo como un fideicomiso sagrado, un acto de servicio humilde guiado por el principio enunciado por ‘Abdu’l-Bahá de que cada persona debe esforzarse por servir a la humanidad.
Una primicia histórica, forjada en la amistad
La primera conferencia tok batin de esta envergadura, organizada conjuntamente por la Asamblea Espiritual y el Consejo Regional Central Bahá’í, atrajo a participantes de catorce comunidades Orang Asli de las tierras altas y los valles fluviales de la zona central de la península de Malasia, animados por la rara ocasión de reflexionar y de consultar con sus iguales que se enfrentan a retos parecidos.
A diferencia de otras reuniones informativas más formales, los participantes destacaron que esta reunión fue singular. Al-Shahin Deraoh, tok batin del pueblo de Chang Baru, declaró que «este foro es para que consideremos y discutamos en profundidad sobre el desarrollo de nuestros pueblos, tanto espiritual como material.
La reunión surgió del reconocimiento de que el desarrollo sostenible de los pueblos exige algo más que el liderazgo individual, exige que las acciones de las instituciones, la comunidad y los individuos estén coordinadas.
Una gran responsabilidad compartida
Los tok batin poseen un rango especial en la sociedad malaya. Su autoridad es formal a la vez que profundamente personal e impregna todas las dimensiones de la vida del pueblo. No obstante, como declaró Dahali Bah Nanep, tok batin del pueblo de Berindu: «A veces parece que estoy solo frente a fuerzas demasiado grandes como para empujarlas y separado por enormes distancias de otros que comparten los mismos retos».
Ese sentimiento de aislamiento fue un tema recurrente durante toda la conferencia. Mediante diálogos francos y sentidos, estos dirigentes locales debatieron sobre los enormes problemas que afrontan sus comunidades: invasión de tierras, degradación medioambiental, educación inadecuada y males sociales como el abuso de sustancias y matrimonios precoces, que proyectan sombras enormes sobre las vidas de sus habitantes.
A pesar de estos retos, prevaleció un clima de esperanza, inspirado por los ejemplos de resiliencia comunitaria y los proyectos locals, en los que un número cada vez mayor de individuos ―desde niños a jóvenes, padres y mayores― aplican principios espirituales para resolver las realidades de la vida diaria.
Escuchar al futuro
La región central de Malasia presenta un paisaje particular en el que un número en aumento de personas de las aldeas Orang Asli están adoptando un modelo dinámico y transformador de vida bahá’í. En estas comunidades, las agencias e instituciones bahá’ís ―como el Consejo Regional Central bahá’í― colaboran con las estructuras de liderazgo tradicionales para crear espacios de diálogo sincero y promover una acción unificada.
Los participantes jóvenes enriquecieron de manera destacada los debates, con énfasis en el modo en que los programas bahá’ís de educación moral y espiritual dan forma práctica a la acción comunitaria.
Syazira, una joven del pueblo de Chang Lama, explicó el poder de estos programas de educación moral para promover la armonía: «Vivo en una comunidad con personas de diferentes orígenes y creencias y estoy aprendiendo a trabajar con todas las personas independientemente de sus creencias, especialmente a través de los proyectos de servicio». Describió un proyecto de servicio sencillo pero de gran repercusión llevado a cabo por unos cuantos jóvenes en el que repartieron el correo que se había acumulado en el pueblo, lo que redundó en mayor confianza y la unidad.
Suhairy, otro joven de Chang Lama, comentó cómo los programas de educación moral inspiraban su sentido de propósito: «He aprendido a entender mejor la realidad de mi comunidad; he aprendido sobre las cualidades necesarias para ofrecer servicios provechosos y sobre cómo las enseñanzas espirituales sirven de inspiración para acciones tangibles».
Fomentar el liderazgo colaborativo
Un espíritu de propósito compartido y de responsabilidad colectiva permeó toda la reunión; y se volvió aún más fuerte por la experiencia de estar reunidos. En las sesiones intercaladas con oraciones y presentaciones de artes tradicionales, los tok batin reflexionaron sobre el principio de que el progreso, ya sea material o espiritual, no puede descansar sobre un solo par de hombros.
Bah Sari Bah Isap, tok batin del pueblo de Ngening, manifestó un sentimiento compartido por los presentes: «Esta reunión ha elevado nuestros espíritus y nos ha recordado que no trabajamos solos sino que somos parte de una gran familia que se esfuerza por la mejora de la sociedad».
Lim Soon Kam, coordinador de la Asamblea Espiritual de los Bahá’ís de Malasia, profundizó sobre este tema en su discurso de apertura: «El liderazgo verdadero no surge del poder individual sino del servicio humilde: un compromiso con la humanidad basado en la justicia, la igualdad y la unidad».
La reunión hizo hincapié en el modo en que las estructuras tradicionales de liderazgo, las agencias e instituciones bahá’ís, la comunidad y los individuos pueden trabajar juntos para fortalecer sus pueblos. Más que sustituir a la autoridad existente, el objetivo es crear relaciones complementarias basadas en la confianza que multipliquen la capacidad para un cambio positivo.
Cultivar una cultura de esperanza
En un momento muy emotivo, los participantes compartieron sus aspiraciones para «la aldea de sus sueños»: un lugar en el que la autosuficiencia, el progreso colectivo, la educación material y espiritual y los lugares de adoración formen el lecho de roca de la vida comunitaria.
El doctor Lim añadió: «Ustedes se encuentran entre la tradición y el progreso y pueden ayudar a moldear una sociedad futura que se alinee con su rica herencia cultural y además con las necesidades de un mundo en continuo progreso». Animó a los tok batin a dar la bienvenida a su función no solo como «custodios del pasado, sino como diseñadores del futuro».
Idayu Yusof, secretaria del Consejo Regional Bahá’í del Centro, compartiendo sus reflexiones sobre la reunión: «Esta conferencia ha confirmado una verdad profunda: que reconocer la nobleza y la capacidad inherente de todo individuo empodera a comunidades enteras a hacerse cargo de su propio desarrollo».
Yusof agregó: «Nos recuerda que la verdadera transformación surge no solo de las iniciativas externas, sino de profundos cambios internos en la manera en que trabajamos juntos y servimos a los demás».
Los tok batin manifestaron su deseo de continuar con estos encuentros y reconocieron que los desafíos que afrontan exigen la colaboración sostenida en lugar de iniciativas aisladas. Muchos manifestaron el deseo de reunirse cada año, creando nuevas oportunidades de aprendizaje colectivo y de progreso en el pensamiento.