Los jóvenes canadienses redefinen el propósito de la vida

CENTRO MUNDIAL BAHÁ’Í — En un reciente episodio de podcast del Servicio de Noticias, Ilya Shodjaee-Zrudlo de Canadá analiza la forma en la que los programas bahá’ís de educación moral y espiritual en ese país inspiran a los jóvenes a contemplar sus vidas bajo una óptica diferente: una en la que el servicio a la humanidad se convierte en el principio organizador central que aporta coherencia a todos los aspectos de la vida.

El doctor Shodhaee-Zrudlo se basa en sus experiencias como colaborador de los institutos bahá’ís de formación bahá’ís de Montreal y como miembro de la Asociación Wordswell para el Aprendizaje Comunitario, una organización de inspiración bahá’í de Canadá que empodera a los jóvenes a desarrollar sus capacidades académicas, intelectuales y morales al tiempo que contribuyen de manera significativa a la transformación de la comunidad.

«Los programas del instituto de formación giran principalmente en torno a la educación moral con el objetivo del empoderamiento espiritual», afirma Shodjaee-Zrudlo. Detalla que estos programas reúnen a «personas de todas las edades en grupos reducidos para estudiar principios de las enseñanzas bahá’ís, como la igualdad de hombres y mujeres, el diálogo y toma de decisiones colectivas, la participación universal, la educación […] aplicándolos al mejoramiento de su entorno inmediato.

Y prosiguió: «Fundamental […] resulta el concepto de servicio que se encuentra unido con el propósito de nuestras vidas […] Mediante el servicio, podemos lograr el crecimiento tanto intelectual como espiritual al tiempo que contribuimos al mejoramiento de la sociedad».

Comprender esta idea está ayudando a los jóvenes a tomar el rumbo de sus vidas frente a las numerosas exigencias de la vida contemporánea. «Con toda esa complejidad, su vida a veces puede verse algo fragmentada», afirmó.

Shodjaee-Zrudlo describe el proceso mental que surge cuando los jóvenes comienzan a ver el servicio como algo central en su identidad. «Intentar servir a mi familia será una manera de garantizar también que me vaya bien en la escuela y poder así contribuir a mi familia y servir mejor —explica—. Algunos jóvenes se dan cuenta de que estas diferentes dimensiones no deben contraponerse entre sí».

Esta perspectiva integrada se extiende más allá del desarrollo personal a la forma en que los jóvenes ven sus comunidades. El proceso educativo ayuda a los participantes a contemplar sus vecindarios con una mirada que imagina las posibilidades.

Y añade: «En ocasiones piensan en su comunidad como un lugar del que “tengo que salir”. En cambio, el hecho de desarrollar una visión de su comunidad en la que es próspera espiritual y materialmente permite que se promueva una óptica diferente que les ayudará a entender que realmente merece la pena intentar descubrir lo que “yo puedo hacer”».

Shodjaee-Zrudlo señala que este enfoque orientado al servicio influye con frecuencia en la elección de carrera. Muchos jóvenes reconocen necesidades específicas de sus comunidades y conforman sus carreras educativas y profesionales en función de ellas, como por ejemplo escoger la enseñanza de las matemáticas cuando observan que muchos jóvenes presentan problemas con esta asignatura.

«Estamos notando este movimiento creciente de jóvenes que están intentando de veras poner el servicio en el centro de sus vidas y tomar todas las decisiones sobre sus vidas en torno a este tema», afirma.

Al observar la evolución de la situación a lo largo y ancho de Canadá, Shodjaee-Zrudlo afirma que está emergiendo un modelo más amplio: «Vemos un contexto en el que los jóvenes están realmente a la altura y dedican una enorme cantidad de tiempo y de esfuerzo al mejoramiento de sus comunidades, y familias enteras están realmente contribuyendo a ello. En este modelo, se vislumbra cómo podrían ser nuestras comunidades futuras».

El episodio de podcast forma parte de la serie «Aprendizajes del terreno», que ofrece testimonios de primera mano de determinadas labores bahá’ís en el campo de la acción.