Últimas tres semanas en Irán: 200 incidentes con baháʼís en el punto de mira mientras la comunidad internacional condena rotundamente esa «represión extrema»
CIB NUEVA YORK — Representantes gubernamentales, medios de comunicación nacional e internacionales y decenas de individuos y agentes destacados de la sociedad civil se han apresurado a defender a los baháʼís de Irán, este mes, mediante una avalancha de declaraciones, noticias y publicaciones en las redes sociales, que exigían poner fin a la injusticia y cuyo origen ha sido la represión exponencial y la campaña oficial de propaganda de odio contra la comunidad. La represión comenzó el 31 de julio con una oleada de arrestos (en inglés) y la destrucción violenta de hogares (in) en la localidad de Roshankouh al norte de Irán.
Se calcula que cientos de millones de personas han recibido información a través de la cobertura informativa tradicional o por internet respecto a estas persecuciones y a las declaraciones de apoyo.
La Comunidad Internacional Baháʼí (CIB) dispone de una cuenta en Twitter (en inglés) que ha visto multiplicarse por nueve su alcance y capacidad para informar de las persecuciones al público. Un vídeo en particular, que muestra a varios de los baháʼís desposeídos junto a los escombros de sus casas en Roshankouh, fue visto 3,4 millones de veces en una cuenta de Instagram de una emisora y fue ampliamente compartido en otros numerosos sitios.
Un grupo de expertos de las Naciones Unidas, liderado por los relatores especiales sobre la situación de los derechos humanos en Irán, la libertad de religión o creencia y los problemas de las minorías, Javaid Rahman, Nazila Ghanea y Fernand de Varennes, declaró el 22 de agosto que las autoridades iraníes debían poner fin a la persecución y acoso a las minorías religiosas y al uso de la religión para privar a las personas de derechos humanos fundamentales.
«Estamos profundamente preocupados por el aumento de las detenciones arbitrarias y, en algunos casos, las desapariciones forzadas de miembros de la Fe baháʼí y la destrucción o confiscación de sus propiedades, en lo que lleva la impronta de una política de persecución sistemática», afirmaron los expertos, señalando que esta represión formaba parte de una política más amplia contra las minorías religiosas en el país.
La situación en Irán también recibió cobertura en los principales medios informativos de todo el mundo.
The New York Times informó de que las persecuciones equivalían a una «represión extrema» (en inglés). Associated Press publicó la noticia con una amplia repercusión en otros medios, entre ellos el Washington Post, en el que se afirmó que, a pesar de las acusaciones lanzadas por el Ministerio de Inteligencia contra los baháʼís, «Irán no ha presentado ninguna prueba que demuestre las acusaciones de que los baháʼís hayan hecho nada ilegal».
La agencia Agence France-Presse calificó la situación de «nueva agudización» e informó de que los baháʼís mantienen que los objetivos de su fe instan a una actitud de no confrontación conocida como «resiliencia constructiva» y recalcan que los baháʼís de Irán quieren trabajar por el bien del país y no en contra de sus dirigentes». Associated Press (en inglés) y Reuters también publicaron noticias destacadas sobre la situación.
La BBC, se hizo eco de la noticia en diferentes emisiones (emisión 1 (en inglés) y emisión 2 (in), en los periódicos Times (in) y Telegraph (in) del Reino Unido, en dos artículos en el periódico Deutsche Welle en Alemania (artículo 1 y artículo 2 (en alemán), en el Jerusalem Post (in), el New Arab (in), en dos ocasiones en The Times of Israel (artículo 1 (in) y artículo 2 (in) y en The Indian Express (in). Los periódicos franceses Le Figaro y Le Monde (en francés) también cubrieron la noticia. El artículo de Le Monde informaba sobre las últimas persecuciones en el contexto de la posición geopolítica de Irán, como así hicieron también otros tantos medios informativos.
Un artículo en el Toronto Star relacionó los últimos acontecimientos con la persistente denegación del derecho a una educación superior a los baháʼís en Irán y la reciente desaparición (en inglés) de una alumna baháʼí iraní que estudiaba a distancia.
Los niveles de apoyo y de cobertura espontáneas sin precedentes se produjeron después de una declaración del Ministerio de Inteligencia iraní el 31 de julio (in), ridiculizada en extremo, en la que se acusaba a los baháʼís de «colonialismo» y de «infiltrarse en las guarderías», en un acto alarmante de discurso de odio y por los subsiguientes encarcelamientos, detenciones y redadas en hogares y negocios.
Las autoridades iraníes, desde esa fecha, han atacado a los baháʼís en 200 incidentes diferentes mediante arrestos y detenciones, allanamiento de hogares y registros, demolición de casas y confiscación de propiedades, la privación del derecho a una educación superior, la colocación de pulseras electrónicas en el tobillo, fianzas desorbitadas, palizas y la negativa a dar medicación a los prisioneros.
Un hallazgo posterior por parte de la CIB reveló incluso que, en un mismo día, los agentes de seguridad iraníes habían orquestrado y grabado (in) una escena amañada en una guardería, en un intento de incriminar y de tender una trampa a la comunidad baháʼí con estas acusaciones.
El 2 de agosto (in), hasta 200 agentes cercaron el pueblo de Roshankouh, en Mazindarán, donde reside un gran número de baháʼís, y emplearon maquinaria pesada para la demolición de seis casas. Los agentes confiscaron unas veinte hectáreas propiedad de los baháʼís.
Bani Dugal, representante principal de la CIB ante las Naciones Unidas, declaró que el apoyo internacional e iraní demostraba que el Gobierno de aquel país había fracasado en su intento de eliminar y de aislar a los baháʼís.
«Durante tres semanas, la comunidad internacional ha observado con horror cómo el Gobierno iraní ha intensificado su persecución de los baháʼís, se ha rebajado a nuevas cotas en su campaña de propaganda de odio contra la comunidad y ha negado a más jóvenes baháʼís el derecho a acudir a la universidad, que se suman a los miles a quienes se les ha prohibido en el pasado una educación superior», afirmó Dugal en referencia al hecho de que en el último período de admisión a las universidades iraníes se ha excluido nuevamente (in) a los baháʼís. «Todo esto ha de parar y tiene que parar ya».
En los Estados Unidos, más de treinta organizaciones de la sociedad civil y líderes por los derechos humanos escribieron una carta (in) al presidente Joe Biden en la que le pedían que se hiciera portavoz de la profunda preocupación por los crecientes niveles de persecución que sufren los baháʼís de Irán» y afirmaron que existe «un modelo emergente que remite con contudencia a un intento deliberado y sistemático de intensificar considerablemente la persecución» sobre la comunidad baháʼí en Irán. Rashad Hussain (in), el embajador en misión especial para la Libertad Religiosa de los Estados Unidos afirmó que «Irán debe cumplir con sus obligaciones internacionales de respeto a la libertad religiosa o de creencia de todos los iraníes y cesar de inmediato su campaña de redadas, detenciones y encarcelamientos injustos» de los baháʼís.
La división del Departamento de Estado para la Democracia, los Derechos Humanos y el Trabajo también instó a Irán a que «respete los derechos de todos a la libertad de religión o creencia» en un tweet (in) que fue reenviado por el subsecretario de Estado Uzra Zeya.
La Comisión de los Estados Unidos para la Libertad Religiosa Internacional (in) (USCIRF por su sigla en inglés) «condenó la escalada de la represión de las minorías religiosas en ese país», en un comunicado que hizo referencia específica a la persecución de «decenas de baháʼís».
«El Gobierno de Irán no puede crear estabilidad y seguridad atacando a minorías religiosas vulnerables y a disidentes pacíficos, y sin embargo persiste en estas violaciones inaceptables de la libertad religiosa», declaró la comisionada de la USCIRF Sharon Kleinbaum.
El ministro de Asuntos Exteriores de Luxemburgo, Jean Asselborn (in), un veterano defensor de los derechos de los baháʼís en Irán, manifestó la preocupación de su Gobierno y pidió a Irán que «cumpla con sus obligaciones de respetar los derechos humanos y eliminar toda discriminación».
El británico Lord Ahmed de Wimbledon, ministro responsable de los derechos humanos y de la libertad de religión y creencia del Ministerio de Asuntos Exteriores y del Departamento de Desarrollo de la Commonwealth, declaró que en el Reino Unido se sentían «profundamente preocupados» (in) por las detenciones, la demolición de hogares y la confiscación de propiedades, así como por la persecución de los antiguos miembros de los Yarán. «La persecución de las minorías religiosas no puede tolerarse en pleno 2022 […] Trabajamos estrechamente con nuestros aliados internacionales para que el Gobierno iraní rinda cuentas y para exponer repetidamente ante el Gobierno iraní nuestra preocupación por los derechos humanos», declaró.
La Oficina de Derechos Humanos, Libertades e Inclusión de la comisión Asuntos Mundiales Canadá tuiteó (in) su preocupación por la «campaña sistemática para eliminar y perseguir a los baháʼís», y añadió que «Irán debe respetar sus obligaciones internacionales y nacionales de respetar los derechos humanos y eliminar toda discriminación, entre ellas aquella basada en la religión o creencia».
La diputada Fiona Bruce, enviada del Reino Unido para la Libertad de Religión y Creencia y presidenta de la Alianza Internacional para la Libertad Religiosa o de Creencia dijo en Twitter que el artículo 18 de la Declaración de Derechos Humanos quedaba «claro» y que el derecho a practicar y a manifestar las creencias «debiera estar protegido para todos en todas partes» (in).
El enviado de Alemania para la Libertad de Religión o Creencia, Frank Schwabe (en alemán), dijo en Twitter que los baháʼís habían sido detenidos en base a «acusaciones absurdas […] los prisioneros deben ser liberados».
Numerosos diputados y representantes del Gobierno unieron sus voces de protesta contra la persecución.
El congresista estadounidense Ted Deutch (in) instó a la Cámara de Representantes a aprobar una ley que él mismo ha presentado y que «condena la persecución de los baháʼís en Irán e insta al presidente y al secretario de Estado a imponer sanciones sobre los iraníes directamente responsables de graves violaciones de los derechos humanos, entre ellos los abusos cometidos contra los baháʼís».
Tres parlamentarios del Reino Unido, Ruth Jones (in), Virendra Sharma (in) y Lord David Alton (in), manifestaron también su apoyo, al igual que hiciera la diputada alemana Lamya Kaddor (en alemán), una destacada erudita islámica, quien manifestó que la persecución de los baháʼís era «muy problemática» y que había estado activa durante décadas.
Un diputado brasileño, Frei Anastácio, expresó su «solidaridad con los baháʼís [...] por los ataques que están sufriendo» y pidió al Gobierno brasileño que se implicara al tiempo que urgió al Gobierno de Irán a que «respete los tratados de derechos humanos».
Amnistía Internacional (in) también emitió una acción urgente en la que se afirmaba que los baháʼís de Irán estaban «sufriendo una escalada de ataques a sus derechos humanos» y pedía a las seccioness nacionales de Amnistía que escribiesen al jefe del sistema judicial de Irán y a dos fiscales generales.
Kenneth Roth, director ejecutivo de Human Rights Watch, se cuenta entre los primeros (in) a nivel internacional en publicar noticias en Twitter en inglés cuando estalló la crisis.
El Grupo de Trabajo sobre las Minorías en Oriente Medio de la Liga Antidifamación, una organización internacional civil con sede en Estados Unidos, que se dedica a temas de antisemitismo, extremismo, odio y fanatismo, afirmó en su declaración (in) que el Gobierno iraní había demostrado una «brutalidad continua» contra los baháʼís iraníes, que han «sido calumniados y perseguidos durante mucho tiempo por el régimen iraní»
«Estos ataques son los últimos de una serie de medidas drásticas y en aumento cuyo objetivo son las poblaciones vulnerables desde las más altas instancias del Gobierno de Irán [sic] lo que indica un nivel de represión superior al que hemos presenciado en estos últimos años», rezaba el comunicado.
Mahvash Sabet, Fariba Kamalabadi y Afif Naemi, tres antiguos miembros de la disuelta organización Yarán, o «amigos» de Irán, que hasta 2008 formaban un grupo informal de administración de la comunidad baháʼí iraní, se encuentran entre los detenidos. Los tres ya han pasado diez años en prisión antes de su liberación en 2018.
PEN International (in), el grupo de libertad de expresión literaria, y sus secciones austríaca (en alemán), inglesa, francesa (en francés) y noruega (en noruego), manifestaron su preocupación por el arresto de Mahvash Sabet. La señora Sabet, que escribió poesía durante su anterior condena de diez años de prisión, fue reconocida en 2017 como Escritora Internacional con Valentía por la sección de PEN inglés.
El Centro Raoul Wallenberg para los Derechos Humanos de Canadá también emitió un comunicado (in) que decía que los recientes acontecimientos suponían «un espejo del persistente modelo de odio y persecución del régimen iraní contra los baháʼís de Irán» que han «permanecido firmes» en una «cultura de impunidad, en la que nadie ha sido arrestado o condenado por dichos crímenes» desde la Revolución Islámica de Irán de 1979.
La sociedad civil iraní prestó su apoyo con un llamamiento a la solidaridad sin precedentes, tanto dentro como fuera del país, por parte de figuras sociales y políticas, defensores de los derechos humanos y activistas de los derechos de las mujeres, artistas, escritores, poetas, caricaturistas y humoristas, eruditos religiosos e incluso un puñado de clérigos, periodistas, antiguos y actuales presos de conciencia, seguidores de otras religiones, personalidades académicas, abogados, intelectuales religiosos y comentaristas de la vida política y social así como cientos de miles de iraníes más.
Más de un centenar de destacasos iraníes, tanto de dentro como de fuera de Irán, emitieron una declaración conjunta (en persa) en la que expresan su preocupación por la creciente persecución y declararon que «en lo que concierne a los derechos humanos y civiles de los baháʼís, nosotros también somos baháʼís».
Multitud de debates en Clubhouse organizados por representantes baháʼís y otros expertos que dialogaron, ante una audiencia de decenas de miles de personas, sobre por qué la situación de los baháʼís concierne a todos los iraníes (en persa).
Y en un dramático acto de solidaridad, activistas de derechos humanos, amigos y defensores de los baháʼís en Irán organizaron una tormenta en Twitter con los hashtags #BahaisUnderMassiveAttacks (in) #BeingBahaiIsNotaCrime (en inglés y persa) que fueron trending topic durante más de 24 horas en persa en twitter y fueron los dos primeros trending hashtags en persa durante horas.
Shirin Ebadi (en persa), galardonada con el Premio Nobel de la Paz y abogada de derechos humanos, y Mehrangiz Kar (en persa), reconocida abogada y activista iraní por los derechos humanos, publicaron en Instagram comunicados formales de apoyo. El historiador Abbas Milani (en persa) dijo en Twitter que desde el nacimiento de la Fe baháʼí, lo que él denominó como «el odio maligno contra los baháʼís y su masacre» ha tenido su raíz en el prejuicio religioso.
Arash Sadeghi, activista de los derechos humanos en Irán, exigió el cese de la propaganda de odio contra los baháʼís.
Seyyed Mohammad Ali Ayyazi (en persa), un clérigo chií iraní, preguntó «¿Qué sistema religioso justifica la demolición de las casas de los baháʼís? [...] En estos momentos, somos testigos de la opresión contra ciudadanos que ya están privados de sus derechos básicos».
La escritora y comentarista estadounidense-iraní Roya Hakakian (in) dijo que «algún día otros echarán la vista atrás y verán que en Irán la historia más trágica fue también la historia más ennoblecedora, la de los baháʼís. Ninguna otra minoría ha sido atacada tan sistemáticamente durante 43 años y, aún así, ninguna aboga por el perdón y la tolerancia más que ellos». El periodista y activista de los derechos humanos, Javad Abbasi Tavalali (en persa), dijo que «los baháʼís no tienen clérigos, mulás o muftíes. El régimen iraní tiene miedo de las creencias baháʼís. Seamos la voz de nuestros conciudadanos baháʼís».
El escritor Behrouz Boochani (en persa), un iraní residente en Nueva Zelanda, dijo «La palabra ‘discriminaciónʼ no puede describir adecuadamente la situación de la minoría baháʼí en Irán. Lo que están sufriendo no es discriminación, sino un empeño sistemático por marginar, abolir y finalmente hacer desaparecer. La discriminación se aplica a la creación de desigualdad de oportunidades, pero en lo que respecta a los baháʼís el objetivo es erradicarlos».
Maryam Mirza (en persa), una periodista iraní residente en Alemania, dijo: «Todos nosotros, y nuestros padres, y los padres de nuestros padres, hemos tenido algo que ver en la situación actual de los baháʼis iraníes. Levantemos nuestra voz para que podamos compensar la vergüenza de nuestro histórico antibaháʼísmo colectivo».
El filósofo iraní Soroush Dabbagh (en persa) dijo: «Como musulmán y como miembro de una familia intelectual religiosa, simpatizo con nuestros queridos conciudadanos baháʼís y condeno firmemente la destrucción de las propiedades de los residentes de Roshankouh (Mazindarán) que fue motivada por las creencias de sus propietarios en la Fe baháʼí. Ya seamos musulmanes, cristianos, judíos, baháʼís o ateos, la protección de nuestros derechos civiles es un prerrequisito para la convivencia y no podemos ser negligentes en este tema bajo ningún concepto».
Y Aban Tahmasbi, historiador, dijo que era un «honor» ser la voz de los baháʼís iraníes.
Los portavoces de la Comunidad Internacional Baháʼí fueron entrevistados al menos treinta y siete veces por diferentes emisoras independientes en persa. Los representantes de la CIB recibieron incluso amenazas y otras formas de discursos de odio como resultado de sus esfuerzos, en una clara señal de su éxito al compartir los hechos y la verdad respecto a la persecución entre la audiencia iraní.
Decenas de medios informativos y de grupos de la sociedad civil en Oriente Medio y Asia Central, entre ellos Egipto, Azerbaiyán, Bahréin, los Emiratos Árabes Unidos, Líbano, Yemen y Kurdistán, publicaron una cobertura de apoyo y solidaridad a niveles sin precedentes.
«La respuesta de la comunidad mundial ha sido reconfortante y absolutamente clara: la persecución implacable del Gobierno iraní contra los baháʼís solo menoscaba y daña su propia reputación y su credibilidad a los ojos del mundo ―afirmó la señora Dugal―. Irán debería saber que las voces públicas continuarán alzándose hasta que cese la persecución y los baháʼís puedan vivir como ciudadanos de pleno derecho en su propia tierra natal».