CIB GINEBRA — En una cruel escalada, y solo dos días después de los ataques anteriores contra los bahá’ís por todo el país, unos doscientos agentes locales y del Gobierno iraní han acordonado el pueblo de Roushankouh, en la provincia de Mazandarán, donde reside un gran número de bahá’ís, y están utilizando maquinaria pesada para demoler sus casas.
Los bahá’ís de Roushankouh ya han sido objeto en el pasado de numerosas confiscaciones de tierras y demoliciones de viviendas. Pero esta actuación se produce tras semanas de intensificación en la persecución de los bahá’ís, en las que más de 100 personas han sufrido redadas o arrestos.
«Pedimos a todo el mundo que alce la voz y exija el cese inmediato de estos terribles actos de flagrante persecución. Cada día hay nuevas noticias sobre la persecución de los bahá’ís en Irán, lo que demuestra inequívocamente que las autoridades iraníes tienen un plan que aplican paso a paso, primero con mentiras flagrantes y discursos de odio, luego con redadas y detenciones, y ahora con expropiaciones de tierras, ocupaciones y destrucción de hogares», ha declarado Diane Ala’i, representante de la Comunidad Internacional Bahá’í ( CIB) ante las Naciones Unidas en Ginebra, refiriéndose a estas últimas semanas. «¿Qué será lo siguiente? La comunidad internacional debe actuar antes de que sea demasiado tarde».