Construir una visión común para una educación moral en Vanuatu
PORT VILA, Vanuatu — Con ocasión de la celebración de sus cuarenta años de independencia y con la mirada puesta en el futuro, gana ímpetu el diálogo nacional sobre el rumbo de la educación de los niños y los jóvenes.
Como contribución a estos debates, los bahá’ís del país reunieron a representantes del gabinete del primer ministro y del Ministerio de Educación, los jefes locales y diferentes agentes sociales para analizar el papel de la educación moral en la sociedad.
Gregoire Nimbtik, director general del gabinete del primer ministro, expresó los sentimientos de otros participantes afirmando: «Queremos tener una sociedad en la que la felicidad sea sostenible, en la que no exista desunión y en la que todos vivamos en un ambiente pacífico y en la que todos cuiden de todos. La cuestión es ¿cómo podemos potenciar la capacidad de nuestros jóvenes y prepararlos para que puedan construir una sociedad de estas características? La educación tiene un papel fundamental en este sentido».
Esta cuestión ha fundamentado las actividades educativas bahá’ís en Vanuatu durante décadas, incluso los programas de alfabetización, la educación formal y las iniciativas a nivel local que desarrollan la capacidad de niños y jóvenes para servir a la sociedad. Henry Tamashiro, miembro de la Comunidad Bahá’í de Port Vila y uno de los organizadores del encuentro, comenta: «En los diálogos con los jefes locales y los miembros de la comunidad sobre los desafíos que afronta nuestro país, todos llegamos a una misma pregunta: ¿Cómo elevar el carácter moral del individuo?
Los encuentros de este tipo permiten a diversos sectores de la sociedad hablar de algo ausente en el sistema educativo: lo que los líderes tradicionales denominan la educación del corazón; los educadores, una educación moral y las comunidades religiosas, una educación espiritual».
El jefe Ken Hivo de Freshwota, una de las localidades más grandes de la zona de Port Vila, dijo en el encuentro: «La educación moral es de suma importancia. Nuestro sistema educativo con frecuencia se considera como un instrumento para preparar a nuestros jóvenes para el empleo y se centra en la educación de la mente. Pero se necesitan corazones puros para un funcionamiento efectivo de la comunidad. Se necesita que las personas se guíen por principios espirituales. Las sociedades que se gobiernan puramente con principios materialistas se deteriorarán cada vez más. Pero muchos de nuestros problemas sociales desaparecerán en el momento en el que los principios espirituales también gobiernen nuestras comunidades».
Andrea Hinge de la Universidad del Pacífico Sur corroboraba esta reflexión afirmando: «Esto significa disponer de profesores que no se centren exclusivamente en ayudar a aprobar un examen, sino también en enseñar a los alumnos acerca de la vida en sociedad».
Los representantes de la comunidad bahá’í presentes en el encuentro explicaron que, cuando los niños aprenden el concepto de servicio desprendido bien pronto, son capaces de hacer aportaciones importantes al progreso social desde una edad temprana. Entre los muchos ejemplos que se ofrecieron se encuentran las actividades de los jóvenes comprometidos con las iniciativas educativas bahá’ís que gestionan las zonas de conservación de los bosques en torno a sus localidades para preservar las especies nativas.
Con la mirada puesta en futuros encuentros, Tamashiro declaró que: «Este diálogo abre una nueva puerta. Los participantes llegaron a este encuentro con cierto pesimismo en cuanto al estado de la sociedad, pero, cuando vieron que no se encontraban solos en su deseo de afrontar los desafíos que encaran los jóvenes y que existe un camino eficaz que seguir hacia adelante, todos recuperaron la esperanza».