La migración forzada exige fe en acción
MADRID — En una conmovedora muestra de solidaridad y buena voluntad, unos 300 representantes de comunidades religiosas y organizaciones de la sociedad civil se reunieron en Madrid en una conferencia sobre una problemática de gran preocupación: la migración forzada. El evento se celebró en la Iglesia evangélica de Jesús en Madrid el 20 de junio de 2017, Día Internacional del Refugiado.
Una conmovedora presentación del fotógrafo de Reuters Juan Medina captó la urgencia de la cuestión de los refugiados en Europa mediante una colección de sus fotografías y un vídeo que documentaba el viaje de los refugiados a Europa.
«Es importante mostrar estas imágenes, por muy impactantes que sean, tantas veces como sea necesario — afirmó el Sr. Medina—. Algunos dicen que puedes llegar a desensibilizarte con tantas imágenes de sufrimiento y que surtirán un menor efecto. Creo que es importante contar su historia y recordar los sufrimientos de quienes tuvieron que abandonar su país».
«Estas fotos muestran la cruda realidad de lo que significa ser un inmigrante. Se puede ver el marcado contraste entre los refugiados que llegan exhaustos arrastrados hasta la orilla, luchando por mantenerse con vida y la población local que pasea por la playa».
En 2015, el gobierno español se comprometió con la Unión Europea a recibir más de 17 000 refugiados. Hasta la fecha, han llegado 1200, lo que ha provocado una creciente polémica en el país.
En los últimos años, la Comunidad Bahá'í de España ha reconocido la necesidad de un diálogo más amplio y profundo sobre las migraciones y las implicaciones de una mayor toma de conciencia sobre el asunto. Sus iniciativas se han basado en la convicción de que la religión tiene un papel fundamental que desempeñar en la promoción de un sentimiento común de humanidad, así como en la movilización de las comunidades para contribuir a la armonía social y la paz.
Junto con un grupo de organizaciones religiosas y de la sociedad civil, la comunidad bahá’í española convocó esta reciente conferencia, en la que diversos participantes compartieron sus experiencias y renovaron su compromiso de adoptar medidas para acoger y apoyar a los refugiados. El evento también ha sido un foro a través del cual los participantes trataron de hablar a la conciencia de su pueblo y de encender la luz de la compasión en la sociedad española.
«El propósito de este evento es subrayar el importante papel que las comunidades religiosas están desempeñando en la acogida e integración de los refugiados en sus propias comunidades y dar voz a las diversas experiencias y conocimientos adquiridos a través de sus contribuciones a la sociedad», señaló la Sra. Leila Sant Massarat, quien presidió la reunión y representó a la Comunidad Bahá’í de España.
«Independientemente del idioma que hablemos, del color de nuestra piel o de nuestro lugar de nacimiento, todos somos seres humanos y compartimos la misma identidad primaria».
En la conferencia se destacaron los esfuerzos de diversos grupos religiosos en España por desempeñar un papel constructivo ante el creciente número de refugiados que llegan al país. El representante de la comunidad de Sant’Egidio, una organización cristiana, describió una iniciativa adoptada por su comunidad para fomentar la amabilidad y la comprensión leyendo los nombres de todos los refugiados recién llegados. «A veces podemos olvidar que los refugiados tienen una identidad y un nombre», comentó.
El director de asuntos públicos de la Comunidad Bahá'í de España, el Dr. Sergio García, mencionó otras contribuciones de los diversos grupos religiosos en apoyo de los refugiados, citando, por ejemplo, una iniciativa de la comunidad musulmana que garantiza el suministro de comida preparada y dispuesta para las familias necesitadas y la experiencia de un grupo judío que ayudaba a los jóvenes en un campo de refugiados.
«Había un verdadero espíritu de solidaridad entre los participantes —afirmó el Dr. García—. Fue impresionante la armonía con la que estos diferentes grupos consultaban y trabajaban».
Como reflejo de la unidad de espíritu que surgió de la reunión, la conferencia terminó con una comida compartida al atardecer con ocasión del Ramadán.