Las detenciones son parte de la campaña oficial para bloquear el desarrollo de los bahá'ís iraníes
NUEVA YORK, Estados Unidos — La serie de redadas realizadas en 30 hogares de bahá'ís que ofrecían educación a los jóvenes de la comunidad, a los que el gobierno tiene prohibido el acceso a la universidad, es la acción más reciente de la política actual de Irán para mantener a su principal minoría religiosa no musulmana al margen de la sociedad.
Desde la revolución islámica de 1979, a los bahá'ís se les ha privado sistemáticamente de educación superior. Al no tener otro recurso, la comunidad inició sus propios programas educativos.
«Las autoridades iraníes están claramente decididas a hacer que le resulte imposible a la comunidad bahá'í educar a sus jóvenes, cuyas oportunidades están bloqueadas por el Estado», explicó Bani Dugal, Representante Principal de la Comunidad Internacional Bahá'í ante Naciones Unidas.
«Denegarles a las personas el derecho a la educación es una denegación de su derecho a existir como seres humanos libres y productivos y a hacer una contribución a su sociedad», afirmó.
16 bahá'ís fueron arrestados a partir del sábado 21 de mayo. Uno de ellos ya ha sido puesto en libertad. Otros ocho bahá'ís fueron interrogados por funcionarios del Ministerio de Inteligencia y puestos en libertad después.
«Esta acción demuestra hasta qué extremo está dispuesto a llegar Irán en su campaña para desmoralizar a los jóvenes bahá'ís, erosionar sus esperanzas educativas y erradicar la comunidad bahá'í como grupo viable en su país», añadió Bani Dugal.
También señaló que, al llevar adelante su política, el gobierno iraní está cometiendo un abuso flagrante del derecho internacional.
En virtud del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, «toda persona tiene derecho a la libertad de pensamiento, de conciencia y de religión».
El artículo 13 del Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales reconoce «el derecho de todos a la educación» y que «la educación superior debe hacerse igualmente accesible a todos, sobre la base de la capacidad de cada uno».
«Irán ratificó ambos pactos en 1975», comentó la Sra. Dugal.
«Persecuciones desvergonzadas»
Las primeras noticias de las detenciones han provocado la condena de gobiernos, organizaciones no gubernamentales y activistas de derechos humanos, entre otros.
La Campaña Internacional por los Derechos Humanos en Irán (CIDHI) ha exigido la liberación inmediata de los prisioneros.
«Estos ataques contra el Instituto Bahá'í de Educación Superior deben cesar y las autoridades deben liberar inmediatamente a los bahá'ís recién detenidos», afirmó Hadi Ghaemi, portavoz de la CIDHI.
«La discriminación contra los bahá'ís de Irán en la esfera de la educación es parte de una política continua de persecución religiosa y una clara violación de sus obligaciones internacionales», añadió.
El presidente de la Comisión de los EE.UU. sobre Libertad Religiosa Internacional, Leonard Leo, declaró: «El gobierno iraní no se detendrá ante nada en su persecución desvergonzada de los bahá'ís en Irán».
«Las autoridades iraníes no se conforman con tener una política que impide a los bahá'ís el acceso a la universidad. Ahora el gobierno está tratando de desmantelar sistemáticamente la iniciativa interna de la comunidad bahá'í que procura que sus jóvenes tengan la oportunidad de obtener una educación posterior al bachillerato».
Con estos arrestos, prosiguió el Sr. Leo, «el número de bahá’ís encarcelados en la actualidad se acerca al centenar, un número que no se alcanzaba desde hace dos decenios».
**«Bloqueo de progreso y desarrollo»
Durante los años inmediatamente posteriores a la revolución islámica de 1979, un gran número de jóvenes bahá’ís fueron expulsados de los centros educativos. En el nivel universitario, la exclusión fue casi total.
La brutal persecución sistemática de los bahá'ís por el nuevo régimen –incluida la ejecución de más de 200 miembros prominentes– provocó críticas internacionales generalizadas, incluidas una serie de resoluciones de la ONU que condenaba las violaciones de los derechos humanos cometidas por Irán.
El gobierno suavizó su procedimiento, permitiendo que los estudiantes de primaria y secundaria regresaran a las aulas, pero los estudiantes universitarios permanecieron excluidos.
Que mediante tales políticas el gobierno albergaba la esperanza de ver a los trescientos mil bahá'ís de Irán desvanecerse en el olvido –y eludir las sanciones internacionales– quedó confirmado con el descubrimiento de un memorando secreto que esbozaba las líneas generales de un plan para «bloquear el progreso y desarrollo» de la comunidad bahá'í.
Ese memorando, firmado en 1991 por el Líder Supremo Ali Jamenei, especificaba una serie de medidas represivas contra los bahá'ís, incluidas la expulsión de los estudiantes de las universidades cuando se descubra que son bahá'ís.
El Instituto Bahá’í de Educación Superior
Se utilizó un mecanismo sencillo para excluir a los bahá'ís de la educación superior. Todas las personas que se presentaran a los exámenes de ingreso a la universidad en todo el país tenían que declarar su religión. Los solicitantes que no pertenecieran a una de las cuatro religiones reconocidas oficialmente de Irán (islam, cristianismo, judaísmo y zoroastrismo) eran rechazados.
A finales de los años 1980, los bahá'ís trataron de mitigar los efectos de la prohibición iniciando su propio programa de educación de la comunidad, conocido como el Instituto Bahá'í de Educación Superior (IBES). Catedráticos y profesores bahá'ís que habían sido despedidos de sus cargos ofrecieron gratuitamente su tiempo y experiencia para enseñar a los estudiantes bahá'ís en sus hogares y a través de cursos por correspondencia.
«El gobierno iraní ha hecho repetidos intentos de detener esta iniciativa silenciosa, pacífica y vital», explicó Bani Dugal.
En 1998, agentes del gobierno arrestaron al menos a 36 personas después de asaltar más de quinientas casas y confiscaron gran parte del equipamiento del IBES y sus archivos. Las redadas provocaron una considerable condena internacional.
Como respuesta aparente a esta presión, Irán anunció oficialmente a finales de 2003 que suprimía la declaración de afiliación religiosa en los formularios de inscripción en las universidades.
La prohibición continua
Desde entonces, las autoridades del gobierno iraní han proclamado que su sistema educativo está abierto a los bahá'ís y libre de prácticas discriminatorias.
Sin embargo, han concebido diversos medios para obstaculizar a los bahá'ís el acceso a la educación superior, entre los que figuran la creación de barreras a la admisión en el sistema informático nacional y esfuerzos generalizados para expulsar a los bahá'ís si logran matricularse en las clases.
Un joven bahá'í explicó recientemente a la CIDHI: «Me excluyeron de la educación incluso antes de inscribirme como universitario. En lugar de recibir los resultados de mis exámenes de acceso a la universidad, me enviaron la frase: “su archivo está incompleto” y nunca tuve la oportunidad de matricularme».
En 2006, una comunicación confidencial del director general de la Oficina Central de Seguridad del Ministerio de Ciencia, Investigación y Tecnología –que supervisa todas las universidades públicas de Irán– dio instrucciones a 81 universidades de expulsar a todos los estudiantes bahá'ís.
La carta ordenaba: «Tan pronto como se conozca que son bahá’ís, deben ser expulsados de las universidades, ya sea durante los trámites de la matrícula, o en el curso de sus estudios».
Se han producido expulsiones en los últimos meses en Teherán, Yazd, Mazandaran e Isfahán; en varios casos, fue cuando los estudiantes bahá'ís estaban a punto de hacer sus exámenes finales.
Hace poco se negó a un bahá'í que estaba estudiando ingeniería en Yazd el acceso a su cuenta de estudiante en línea después de que su nombre fuera eliminado del sistema. El Comité Nacional para la Evaluación de la Educación de Teherán le informó de que los bahá'ís no tienen derecho a la educación superior. Cuando solicitó un documento escrito que especificase el motivo de su expulsión, su petición fue rechazada.
Con tan pocas alternativas, muchos jóvenes bahá'ís continuaron sus estudios con el IBES.
«Bloquear el acceso a la educación puede parecer superficialmente de menor importancia que los ataques físicos a la comunidad o el encarcelamiento de sus líderes –reconoce Bani Dugal–, pero las consecuencias de esta política se sufrirán durante generaciones».
«Estas injusticias son un reflejo de la terrible opresión que ha envuelto a la totalidad de Irán. Un gran número de jóvenes están siendo excluidos de la educación superior sobre la base de sus creencias políticas o religiosas, o el ejercicio de su libertad de expresión», comentó.
«Pedimos que se les concedan sus derechos civiles a los bahá'ís de Irán – y a todos los que son víctimas de esos abusos –, de modo que puedan cumplir su profunda aspiración de contribuir al progreso de su nación».
«Mostrar respeto ahora por los derechos de los bahá'ís de Irán sería una señal por parte de las autoridades de su disposición de respetar los derechos de todos sus ciudadanos», afirmó la Sra. Dugal.
Nombres y ciudades de residencia de los detenidos.
Los dieciséis bahá’ís detenidos a partir del sábado 21 de mayo y sus ciudades de residencia son : Afrouz Farmanbordari (Gohardasht), Foad Moghaddam (Isfahan), Vahid Mahmoudi, Vahid Mokhtari, Farhad Sedghi y Ramin Zibaie (Karaj), Amir-Houshang Amirtabar, Navid Asadi y Sadaf Sabetian (Sari), Amanollah Mostaghim (Shiraz), Mahmoud Badavam, Soheil Ghanbari, Noushin Khadem, Kamran Mortezaie y Shahin Negari (Téheran) y Danial Oji (ciudad de residencia desconocida) Se entiende que Vahid Mokhtari ya ha sido liberado.
Informe especial
El Servicio de Noticias Internacionales Bahá'ís ha publicado un Informe especial (en inglés) con artículos e información de fondo sobre la campaña de Irán para negar la educación superior a los bahá'ís. El Informe especial