Un podcast analiza la forma en que décadas de actividades educativas bahá’ís permiten a las comunidades aplicar los principios espirituales a las necesidades locales.
CENTRO MUNDIAL BAHÁ’Í — En uno de los últimos episodios de podcast del Servicio de Noticias, escuchamos las reflexiones de Musonda Kapusa-Linsel, miembro del Cuerpo de Consejeros de África, sobre la transformación promovida mediante las actividades bahá’ís de educación material y espiritual en Zambia en las últimas cuatro décadas.
«Hemos fomentado un proceso educativo que ayuda a fomentar las capacidades de las comunidades para asumir su propio desarrollo», afirma Kapusa-Linsel.
Un momento singular en el desarrollo de las actividades educativas bahá’ís de Zambia fue el establecimiento de un instituto bahá’í de formación en 1983. Estas labores han inculcado principios morales y espirituales, permitiendo que personas de todas las edades canalicen su energía hacia el mejoramiento de los barrios y pueblos por todo el país.
Kapusa-Linsel explica que con el tiempo los programas educativos crearon espacios en los que los participantes exploraron conceptos como la unidad esencial de la humanidad, la eliminación de los prejuicios de todo tipo, la igualdad de mujeres y hombres y el poder de la consulta bahá’í como herramienta para lograr una visión colectiva y una acción en armonía.
Conforme creció la experiencia con estos programas, se fueron consolidando varios proyectos complementarios, como el programa de Preparación para la Acción Social, un empeño de inspiración bahá’í que aumenta la capacidad de los jóvenes para aplicar conocimientos científicos junto con principios espirituales para el desarrollo de sus comunidades.
En la localidad de Katuyola, los egresados del programa PAS, conocidos como «promotores del bienestar comunitario», han contribuido a la mejora de las prácticas sanitarias locales junto con las clínicas cercanas. Durante la pandemia de la COVID-19, estas clínicas recurrieron a los promotores del bienestar comunitario para que colaborasen en iniciativas de salud pública.
El impacto de estos diferentes proyectos educativos se ha ampliado a muchos aspectos de la vida comunitaria. A medida que los participantes aplicaban los principios espirituales para resolver desafíos materiales, sus acciones colectivas comenzaron a cambiar la infraestructura local.
Por ejemplo, en la localidad de Katuyola, la comunidad estableció un «equipo educativo local» que fundó espacios de diálogo y toma colectiva de decisiones entre diversas agencias e instituciones, como escuelas, dirigentes tradicionales y la Asamblea Espiritual Local de los Bahá’ís de la aldea.
Mediante este proceso consultivo, los residentes de Katuyola observaron que muchos niños se veían impedidos de continuar su educación más allá de la escuela primaria debido a la lejanía de los centros de secundaria, lo que ponía de manifiesto la necesidad de un instituto en la localidad.
Kapusa-Linsel afirma: «Cierto número de mujeres estaban decididas a ayudar y afirmaron que harían todo lo que estuviese en sus manos para lograr que se estableciese un centro de secundaria en el pueblo, puesto que habían visto cómo los programas en los que participaban sus hijos realmente los han transformado».
La acción unificada de la comunidad llevó al establecimiento de un instituto que proporciona a los jóvenes de la zona acceso a una educación secundaria sin tener que dejar su pueblo.
«El pueblo de Katuyola se ve a sí mismo como uno solo. Sus residentes se han dado cuenta de que [...] una vez realizado este recorrido educativo, sus poderes pueden multiplicarse y queda espacio para que logren mucho más».
El episodio de podcast forma parte de la serie «Aprendizajes del terreno», que ofrece testimonios de primera mano de determinadas labores bahá’ís en el campo de la acción.