«Un refugio de paz»: El bosque autóctono del templo de Colombia fomenta la acción medioambiental
AGUA AZUL, Colombia — Con el telón de fondo de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Biodiversidad (COP16) en Cali (Colombia), participantes de todas partes del mundo fueron testigos de cómo los principios espirituales pueden liderar la conservación del medio ambiente a través de una visita a un proyecto especial: un bosque autóctono adyacente a la Casa de Adoración bahá’í local en la región del Norte del Cauca.
«Esta iniciativa refleja el principio bahá’í de que la humanidad tiene la responsabilidad sagrada de salvaguardar el mundo natural», afirmó Ximena Osorio, miembro de la Oficina Bahá’í de Asuntos Externos de Colombia, en declaraciones al Servicio de Noticias.
Y añadió: «Cuando cuidamos de la naturaleza con amor y sabiduría, no solo protegemos la biodiversidad, sino que nutrimos nuestro crecimiento y desarrollo espiritual colectivo».
La expresión del principio de la relación armoniosa de la humanidad con la naturaleza se manifestó durante la jornada de visita al lugar, que incorporó un encuentro de oraciones interreligioso con lecturas de las tradiciones budista, cristiana, judía, musulmana y zoroastriana, así como de los Escritos bahá’ís.
El proyecto surgió como respuesta a los acuciantes retos medioambientales de la región del Norte del Cauca, donde la proliferación durante décadas de las plantaciones de caña de azúcar en el territorio ha hecho mella en los cultivos tradicionales, obligando a los residentes a alquilar la tierra a los ingenios azucareros, y ha reducido la biodiversidad del ecosistema tradicional.
Cuando se anunció por primera vez el proyecto de la Casa de Adoración en 2012, impulsó las conversaciones entre la población local sobre la recuperación del hábitat natural. En una serie de diálogos, los residentes vieron cómo los terrenos del templo podían reflejar la biodiversidad de la región y surgió la idea de cultivar un bosque autóctono en la zona adyacente.
«En lugar de ver el solar del templo de forma aislada―comentó la Sra. Osorio―, los participantes en aquellas consultas vieron de qué forma los terrenos podrían contribuir a la restauración ecológica y además ofrecer oportunidades para el servicio y la educación».
Esta visión se materializó en lo que se convertiría en el proyecto de bosque autóctono. Como explicaba su coordinadora, Taraneh Rezvani, «El proyecto aspira a proporcionar un espacio para la educación medioambiental y promover la reflexión sobre la importancia de preservar el medio ambiente y nuestra conexión con la naturaleza».
Con una extensión de 11,5 hectáreas, el proyecto se centra en recuperar el bosque seco tropical, uno de los ecosistemas más amenazados mundialmente, que en Colombia se ha reducido a solo un 8% de su tamaño original.
Lo que hace especial esta iniciativa es la forma en que manifiesta la relación esencial entre la adoración y el servicio que encarnan las Casas de Adoración bahá’ís. Abiertas a todo el mundo, las Casas de Adoración ofrecen un espacio en el que la oración y la contemplación inspiran al servicio a la sociedad.
El bosque autóctono que rodea el templo ejemplifica esta armonía de la adoración y el servicio mediante las oportunidades para el servicio práctico al medio ambiente y a la comunidad.
Osorio explicó que el proyecto se guía por el principio bahá’í de que la ciencia y la religión son sistemas complementarios de conocimiento y práctica: «El proyecto se basa tanto en la sabiduría ecológica tradicional como en la ciencia moderna de la conservación en su enfoque hacia la restauración».
Desde su nacimiento, el proyecto se inspiró en las prácticas tradicionales y en la participación de la comunidad. Mediante las «mingas», una práctica tradicional en la que las personas se reúnen para el servicio colectivo, los residentes plantaron más de mil quinientos árboles, de los cuales mil fueron donados por las familias locales y las instituciones regionales. Más de ciento ochenta especies de árboles frutales y de árboles madereros están representadas.
«El bosque autóctono ofrece un espacio singular en el que todos pueden experimentar el profundo sentido espiritual de nuestra relación con la naturaleza», comentó otro asistente. Muchos participantes de la conferencia, de distintas tradiciones religiosas, que se reunieron en el lugar compartían este punto de vista.
En los años transcurridos desde su inicio, el impacto del proyecto sobre la biodiversidad local se ha hecho cada vez más palpable.
«Se han identificado cincuenta especies de aves en la zona del bosque autóctono. Muchas de estas especies habían desaparecido de la región tiempo atrás», explicó Rezvani.
El proyecto también ha recuperado con éxito quince especies de plantas autóctonas y otras diecinueve en proceso de recuperación. Se hizo hincapié en esos progresos durante la visita de los asistentes a la conferencia COP16.
«Tras tantos días de intensa participación en las actividades de la COP16, llegar aquí ha sido una fuente de alegría y de revitalización espiritual y mental; esto es un refugio de paz», afirmó un participante.
Otro señaló que «las comunidades religiosas pueden realizar una aportación importante a la preservación de la biodiversidad, empezando con las tierras que poseen, transformándolas en un refugio para las diversas especies autóctonas».
De cara al futuro, el proyecto pretende ampliar su función educativa para intensificar el interés del público por la biodiversidad regional, hacer más eficiente el suministro de semillas y plantones a la población local y contribuir a mitigar los efectos del cambio climático.