Bahréin: El desarrollo de las familias, base del progreso social
MANAMA, Bahréin — La familia, la unidad básica de la sociedad, posee un potencial único para fomentar una transformación que se extiende mucho más allá de su círculo inmediato para contribuir a la paz y la unidad de la sociedad en general. Esta visión dio pie a una serie de conferencias en el territorio de Bahréin que congregaron a más de cuatrocientas personas de todas las edades y procedencias.
Mithaq Ateyatalla, miembro de la Oficina Bahá'í de Asuntos Externos de Bahréin, se entrevistó con el Servicio de Noticias y señaló que estas conferencias suponen la culminación de un trabajo sistemático de varios años. Declaró que «no se consigue promover comunidades unidas mediante acciones aisladas. Exige esfuerzos sostenidos de diversos grupos que trabajen juntos, guiados por principios espirituales que mejoran las relaciones».
La familia como escenario propicio para el desarrollo moral
Mediante su participación en las actividades bahá'ís de desarrollo comunitario, muchas personas han llegado a considerar la familia como un entorno vital en el que pueden ponerse en práctica los principios espirituales como el de la igualdad de mujeres y hombres. Otros, por ejemplo, son la unidad de la humanidad o la eliminación de prejuicios de todo tipo.
Naeema Mahmood, otro miembro de la Oficina de Asuntos Externos destacó que «cuando estos principios guían la vida familiar, se extienden a las relaciones de vecindad y en última instancia contribuyen a la paz duradera en la sociedad».
Entre los temas principales analizados en las conferencias estuvo el papel crucial de la educación moral y espiritual en el fortalecimiento de los lazos familiares, así como de los lazos a nivel comunitario. «En los barrios donde han arraigado los programas bahá'ís de educación moral y espiritual, vemos surgir modelos de vida familiar caracterizados por el servicio a los demás», explicó Mahmood.
La juventud como fuerza vital en el desarrollo de la unidad familiar
Estos proyectos educativos han puesto de manifiesto especialmente el papel que los jóvenes pueden desempeñar en el progreso de sus familias y barrios. Ateyatalla declaró que «Los jóvenes proporcionan una energía y una visión especiales a estas iniciativas».
Y añadió: «Lo vemos reflejado no solo en la forma en que se responsabilizan de su propio progreso, sino que además ayudan en la educación moral de los más jóvenes.
El hecho de que la mayoría de los organizadores de la conferencia fuesen jóvenes prueba su capacidad creciente para llevar a cabo una acción colectiva por el bien común».
El entusiasmo de los jóvenes se hizo patente en las propias conferencias, en las que se analizaron conceptos profundos sobre la unidad y la transformación colectiva a través de expresiones artísticas, como en un conjunto de percusión de niños y jóvenes, por ejemplo.
«La armonía que se creó cuando los tamborileros tocaron juntos reflejó cómo florecen las comunidades cuando todos aportan su contribución. Y del mismo modo que cada músico debe permanecer en sintonía con el ritmo del grupo, la cimentación de comunidades armoniosas exige que todos trabajen juntos en un espíritu de unidad», relató Mahmood.
También señaló que la actuación «simbolizó los diversos elementos de la vida comunitaria armonizados en un todo coherente, donde nadie está aislado y cada aportación individual enriquece el ritmo colectivo».
Armonizar los puntos de vista en la acción colectiva
Otro tema que surgió de forma conspicua en la conferencia fue el poder transformador de la consulta bahá'í, un principio y una práctica fundamentales para la vida comunitaria bahá'í que permite que se armonicen las diferentes posturas en acción colectiva. Los participantes analizaron cómo este enfoque, cuando se aplica a las familias, genera modelos de interacción que fortalecen los lazos y promueven la unidad.
Ateyatalla explicó que «En el conteto de la vida familiar, la consulta bahá'í se convierte en algo más que una herramienta de toma de decisiones. Promueve un entorno en el que cada miembro de la familia, independientemente de la edad o el género, se siente valorado y escuchado, creando espacios en los que pueden surgir ideas a partir del intercambio de pensamientos».
La idea caló hondo entre los participantes de la conferencia. «Cuando la consulta bahá'í forma parte de la vida familiar cotidiana, se crea una atmósfera de apoyo y de comprensión mutuas», afrmó un participante durnte una entrevista con el Servicio de Noticias.
Este asistente añadió: «La consulta contribuyó a la aparición de familias en las que los miembros se tratan con amor. Los niños que crecen en un entorno como este aprenden a valorar los distintos puntos de vista y desarrollan la capacidad de trabajar con los demás, hombres con mujeres y mujeres con hombres, por unos objetivos comunes».
Otro participante señaló cómo esta práctica ayuda a las familias a trascender los modelos sociales aceptados: «A menudo, en la sociedad, escuchamos diferentes opiniones sin verdaderamente tomarlas en serio. La consulta nos enseña no solo a escuchar sino sinceramente a valorar los distintos puntos de vista, una capacidad vital para crear comunidades unidas».
El impacto de estas reuniones ha continuado, con cobertura mediática a nivel nacional (ejemplos aquí, y aquí) extendiendo estos debates sobre la familia y la vida comunitaria a audiencias más amplias por todo Bahréin.