Azerbaiyán: Crear un nuevo camino hacia la paz mediante la armonía entre ciencia y religión
BAKÚ, Azerbaiyán — En sociedades de todo el mundo que se enfrentan al extremismo religioso y al escepticismo científico, ¿puede la armonía entre ciencia y religión ofrecer una vía hacia la paz duradera?
Esta fue la cuestión principal que se analizó en una reciente conferencia nacional en Azerbaiyán, organizada por la comunidad bahá’í de aquel país en colaboración con el Comité Estatal para las Asociaciones Religiosas.
La conferencia, con el título «Paz mundial: la unidad de la ciencia y la religión», reunió a unos ochenta participantes, entre ellos parlamentarios y otros funcionarios del Gobierno, profesores universitarios, periodistas y representantes de diversas comunidades religiosas, para analizar cómo ni la ciencia ni la religión por sí solas son suficientes para que la humanidad alcance la paz, sino que más bien es la integración armoniosa de ambas lo que puede proveer las ideas y la motivación necesaria para una acción transformadora.
Ramazan Asgarli, miembro de la Asamblea Espiritual Nacional de los Bahá’ís de Azerbaiyán, explicó el principio de la armonía de la ciencia y la religión: «Para pensar en la paz y emprender acciones prácticas, obtenemos conocimientos de ambos sistemas: la ciencia y la religión».
Y agregó: «Una nos revela los secretos de la naturaleza [...] nos da el poder de revelar cosas del reino material mediante la investigación intelectual, mientras que la otra nos ayuda a transcurrir por la vida y a buscar sentido. […] Pero ambas sirven al bienestar humano».
La paz mundial no es solo posible, sino inevitable
Sayavush Heydarov, vicepresidente del Comité Estatal para la Labor con las Organizaciones Religiosas, señaló la importancia de la conferencia: «Nuestro mundo se enfrenta a innumerables aflicciones. Debemos buscar un remedio para sanar las heridas y trazar un rumbo hacia la paz mundial. En este viaje, necesitamos considerar cuidadosamente el papel que la ciencia y la religión desempeñan para guiarnos hacia ese destino».
Asgarli, ofreció una visión de este viaje hacia la paz citando la declaración de la Casa Universal de Justicia titulada La promesa de la paz mundial:
«Por primera vez en la historia puede contemplarse el planeta entero, con toda su gran variedad de pueblos, en una sola perspectiva. La paz del mundo no solo es posible, sino también inevitable. La próxima etapa en la evolución de este planeta es, en palabras de un gran pensador, «la planetización de la humanidad».
Farah Asgarova, moderadora de la conferencia y miembro de la Oficina de Asuntos Externos de Azerbaiyán, profundizó en esta poderosa afirmación, subrayando que la paz en el contexto bahá’í no supone meramente la ausencia de conflicto. Más bien, exige la transformación social de las estructuras sociales, en base a principios espirituales como los principios de la armonía entre ciencia y religión, de la igualdad de mujeres y hombres y de la unidad de la humanidad, entre otros.
Enfrentar las ideas falsas imperantes sobre la naturaleza humana
Los participantes analizaron la forma en la que el principio de la armonía entre la ciencia y la religión proporciona nuevas percepciones de los retos sociales como por ejemplo la radicalización religiosa.
Asgarli subrayó que este principio promueve un enfoque racional para entender la naturaleza humana y la sociedad, al tiempo que se basa en las enseñanzas espirituales que confirman nuestro potencial más elevado.
Uno de los principales obstáculos para la paz, explicó, es una concepción errónea sobre la naturaleza humana, que es predominante y que con frecuencia pasa desapercibida sin ser cuestionada. «La agresión y el conflicto dominan los sistemas sociales, económicos y religiosos del mundo, lo que lleva a muchos a creer que este comportamiento es innato y que no se puede cambiar.
«Esta visión crea contradicciones en las relaciones: aunque son muchos los que buscan la paz y la armonía, también se rinden a la idea de que la naturaleza humana es inherentemente egoísta y agresiva, haciendo que el progreso y la paz parezcan inalcanzables».
Asgarli presentó una visión alternativa: «Al replantear la naturaleza humana como susceptible de nobleza y de paz, podemos esforzarnos por alinear nuestras estructuras sociales y nuestros sistemas educativos con un concepto del potencial humano totalmente diferente, un concepto que permita que las condiciones sociales alimenten la paz en lugar del conflicto».
Un punto de inflexión en un diálogo nacional
Los participantes señalaron que la conferencia constituyó un foro nacional de excepción para reflexionar sobre la consolidación de la paz desde diversos enfoques, ofreciendo un punto de inflexión para profundizar en el debate nacional sobre la armonía y el progreso social que se está desarrollando en el país.
Yadigar Mammadli, jefe del Departamento de Medios de Comunicación del Centro Internacional de Multiculturalismo de Bakú, subrayó la importancia de los debates inclusivos. Declaró que: «La seguridad y la salvación de la humanidad han de buscarse en la paz mundial. ¿Cómo vamos a alcanzarla? Tenemos que hablar de ello desde diferentes prismas. Agradezco a la comunidad bahá’í por esta iniciativa tan valiente».
La conferencia propició además algunas reflexiones sobre el papel de las comunidades religiosas en la promoción de la paz. Turan Irfan, experta religiosa, declaró: «Estoy contenta de que los bahá’ís [de Azerbaiyán] propiciaran el debate sobre este tema tan delicado y lo pusieran como foco de este diálogo que se va ampliando».
El impacto de la conferencia va más allá del propio acto, con planes ya en marcha para continuar con estos debates en contextos más pequeños a lo largo del año, que culminarán con un segundo seminario el año que viene sobre el tema de la armonía entre la ciencia y la religión.