Con presentaciones y actividades durante los cuatro días de la celebración, los participantes conocieron los programas educativos bahá’ís que fomentan modelos de vida comunitaria basados en el servicio y la adoración. Manish Kanojiya, uno de los asistentes, declaró: «Las oraciones sinceras y las conversaciones sobre los proyectos comunitarios fueron un recordatorio de que lograr un impacto positivo empieza por reunirse en amor y amabilidad». Layla, de Kazajistán, explicó: «Servir a los demás no solo es un acto individual sino una labor colectiva que une a las comunidades. La celebración demostró que a través de la oración y el servicio compartidos podemos desarrollar comunidades fuertes y cohesionadas, que encarnen los principios de la Fe bahá’í», como la igualdad de mujeres y hombres, la armonía entre la ciencia y la religión y la justicia.