Azerbaiyán: Concebir un futuro más allá de la tolerancia
BAKÚ, Azerbaiyán — ¿Está el camino hacia la paz duradera destinado a deambular por períodos de un profundo sufrimiento ocasionado por el persistente apego de la humanidad a viejos modelos de comportamiento? ¿O tal vez pueda iluminarse con la visión de una identidad compartida y un propósito común?
Esta pregunta la planteó Ramazan Asgarli, miembro de la Oficina Bahá'í de Asuntos Externos de Azerbaiyán, en una conferencia nacional titulada «Desafíos y puntos de vista para lograr la convivencia».
La conferencia fue organizada por el Comité Estatal para las Asociaciones Religiosas y la Comunidad Bahá'í de Azerbaiyán, con la participación de parlamentarios y otros representantes gubernamentales, profesores universitarios, representantes de comunidades religiosas, líderes de la sociedad civil y periodistas. Esta conferencia es continuación de otra reunión nacional anterior en la que se analizó el tema de la convivencia.
El presidente del Comité Estatal, Mubariz Qurbanli, habló sobre los actuales esfuerzos por la paz, afirmando que son una señal de la «necesidad de la humanidad por encontrar nuevas formas de vida y desarrollar nuevos modelos de relación».
Asgarli agregó que conseguir la tolerancia, aunque es una meta loable, se puede considerar como un indicador en el camino hacia niveles mayores de unidad social, mientras la humanidad reconozca su unicidad esencial.
Qurbanli destacó otros principios bahá'ís esenciales para el movimiento de la humanidad hacia la paz, entre ellos la igualdad de mujeres y hombres, la armonía entre la religión y la ciencia y la integración de la adoración y el servicio.
Reconocer una identidad compartida
El tema de la identidad destacó sobremanera en los debates de la reunión.
«Existe una diferencia entre ser aceptado y ser valorado en la sociedad», afirmó Asgarli. «Ser aceptado significa que 'puedes vivir en esta sociedad, te toleramos', pero ser valorado es un ideal más elevado».
Además observó que distinguir entre la aceptación y la valorización es un tema clave a abordar cuando enfrentamos las divisiones sociales. En la base de estas divisiones, destacó, se encuentra una crisis de identidad, pues los pueblos y los grupos se esfuerzan por definirse a sí mismos y su lugar en el mundo. A pesar de ello, puntualizó, existe un reconocimiento cada vez mayor de la necesidad de fomentar un sentido de identidad compartida basado en la unicidad.
Incidiendo en esta idea, Asgarli destacó que las diferencias entre las personas, especialmente sus diferentes confesiones, no deberían ser una fuente de conflicto. Más bien, deberían verse como facetas enriquecedoras de una identidad compartida.
Fazail Ibrahimli, vicepresidente del Parlamento, afirmó que los «seguidores de todas las religiones deben trabajar juntos por la fortaleza de nuestro país».
El Sr. Asgarli añadió: «Un signo de una sociedad sana y cohesionada es la conciencia de que somos todos un solo pueblo y compartimos un solo hogar, el planeta mismo.
»En este contexto ―prosiguió― podemos empezar el proyecto de escribir el próximo capítulo de la historia de la inclusión y la convivencia en Azerbaiyán».
Trascender las diferencias mediante el diálogo
Los participantes observaron que uno de los elementos constructivos de la conferencia fue la consulta sincera entre personas abiertas a analizar el futuro de su país.
«Deseamos tener una sociedad caracterizada cada vez más por la cooperación», afirmó Asgarli, agregando que la consulta es un instrumento esencial para convertir este ideal en realidad.
«La consulta caracterizada por la justicia permitirá que los debates sean abiertos y sinceros, que inspiren a las personas con opiniones diversas que dejen a un lado sus prejuicios y eviten cualquier sentido de superioridad», declaró.
El presidente de la asociación cultural Simurgh, Fuad Mammadov, abundó en esta idea afirmando que la consulta puede armonizar diversos puntos de vista y «contribuir a mejorar la sociedad».
Desarrollar lazos de amistad en los barrios
Los debates de la conferencia pusieron de relieve el papel importante de los barrios para fortalecer la armonía social. Es en los barrios donde los lazos espirituales creados entre las personas pueden ayudarlas a resistir las fuerzas sociales perniciosas y donde la gente puede atender las necesidades de sus conciudadanos.
«La convivencia pacífica empieza desde el corazón del individuo; desde el interior de su hogar; desde su vecindario», dijo el Sr. Asgarli.
Una propuesta surgida de esta reunión fue la de promover foros de debate periódicos a todos los niveles de la sociedad azerbaiyana para analizar temas como el servicio a los conciudadanos.