Cátedra Bahá’í de Maryland: 30 años promoviendo el diálogo y la paz
COLLEGE PARK (Maryland) , Estados Unidos — En medio del devastador conflicto del Líbano durante la década de 1980, Edward Azar, profesor de la Universidad de Maryland y director del Centro para el Desarrollo Internacional y la Gestión de Conflictos de la Universidad, presentaba ideas y propuestas para hallar una solución al conflicto.
Mientras llevaba a cabo su investigación, el profesor Azar se encontró con la declaración de la Casa Universal de Justicia titulada La promesa de la paz mundial, un análisis contundente de los requisitos previos para la paz y de los desafíos para hacerla realidad.
En el 30 aniversario, Hoda Mahmoudi, titular de la Cátedra Bahá’í para la Paz Mundial de la Universidad de Maryland, ofreció a los invitados este relato sobre los orígenes de la Cátedra.
«Le conmovió tanto su contenido ―explicó la profesora Mahmoudi― que escribió a la [Casa de Justicia] para proponer la creación de la Cátedra Bahá’í».
En su carta, el profesor Azar escribió lo siguiente:
*Mis colegas y yo [...] hemos leído y reflexionado sobre [...] La promesa de la paz mundial. Con esta carta respondo a su llamamiento en nombre de la Universidad de Maryland y del Centro para el Desarrollo Internacional y la Gestión de Conflictos de la Universidad: «Si la experiencia bahá’í puede contribuir en alguna medida a reforzar la esperanza en la unidad de la raza humana, estaremos encantados de ofrecerla como modelo de estudio».
Dada la misión de nuestro centro, sus ideas sobre la paz mundial y la disposición de esta Universidad a invitar gustosamente a los bahá’ís al estudio y diálogo sobre el punto de vista bahá’í desde una perspectiva objetiva y académica […] propongo la creación de una Cátedra y un programa de estudios bahá’ís en este Centro.*
Jennifer King Rice, vicepresidenta primera y rectora de la Universidad de Maryland, resumió aquellas circunstancias fundacionales en la reunión de aniversario: «Hace treinta años, la Universidad de Maryland se puso en contacto con la comunidad bahá’í con una propuesta: “¿Qué les parece si nos asociamos para aplicar principios humanos fundamentales y dedicarnos a los problemas más graves del mundo que reclaman atención y soluciones?”».
«Aquella sencilla petición ―afirmó la rectora Rice―fue el comienzo de una memorable colaboración, que ha dado lugar a un abanico de conocimientos que promueven los intereses y el bienestar de la humanidad».
La Cátedra Bahá’í se creó en 1993, y el prestigioso académico Suheil Bushrui, de la Universidad Americana de Beirut, se convirtió en su primer titular, con la misión de promover la paz y la educación hasta que se jubiló en 2005. En 2006, John Grayzel se convirtió en el segundo titular, e impulsó la investigación de la Cátedra con programas destinados a consolidar la paz y el desarrollo.
Desde su creación, la Cátedra ha venido desarrollando diversas actividades complementarias, como realizar y publicar investigaciones, diseñar cursos y ofrecer seminarios sobre la paz mundial, todo ello dentro de un contexto interdisciplinar que se nutre de los conocimientos de la ciencia y la religión.
Enfoque interdisciplinario para promover el diálogo y el entendimiento
La Cátedra adopta un enfoque interdisciplinario para promover el diálogo y el entendimiento, ambos esenciales para progresar en la reflexión sobre la paz. «Somos interdisciplinarios porque la vida moderna solo puede entenderse desde múltiples perspectivas», afirmó la profesora Mahmoudi.
Señaló, sin embargo, que este enfoque no es un fin en sí mismo, sino un medio para construir «un acervo de conocimiento humano [...] y de posibilidades». Esta meta requiere una postura de búsqueda de la verdad, así como un compromiso con la imparcialidad, que la profesora Mahmoudi define como la voluntad de «dejar a un lado las inclinaciones y predilecciones personales, sin importar su origen, en aras de una causa mayor».
En los últimos tres decenios, la Cátedra ha colaborado con un amplio elenco de profesores universitarios, investigadores y profesionales para resolver cuestiones relacionadas con la paz y ha publicado más de 25 libros y artículos. En los últimos diez años, la Cátedra ha organizado más de 80 conferencias, simposios y charlas, y ha recibido a más de 250 ponentes.
«Todos estos actos ―señaló la rectora Rice― han estado dedicados a la búsqueda del conocimiento, la búsqueda de la paz y la búsqueda de un mundo mejor para la humanidad».
«La Cátedra Bahá’í persigue todo ello de muy diversas maneras ―añadió, indicando los cinco temas centrales de su trabajo―: a través del examen riguroso de las raíces del racismo sistémico y las causas de los prejuicios que soportamos con más frecuencia de la que desearíamos en nuestras vidas; a la investigación de las estructuras que generan la desigualdad de las mujeres; a las trabas que nos impiden tener un sistema de gobierno y liderazgo verdaderamente mundial; a las causas del cambio climático y la injusticia medioambiental; y a los retos de la naturaleza humana».
La rectora Rice reconoció la importancia de los aprendizajes fruto de la labor de la Cátedra Bahá’í, de la que afirmó que «ha desarrollado una sólida base científica para el conocimiento y para las estrategias que investigan el papel de los agentes así como de las estructuras sociales en la eliminación de los obstáculos a la paz».
Abordar las verdaderas causas de los obstáculos a la paz
La Cátedra considera que hay cinco temas centrales en la cuestión de la paz: el racismo estructural y las verdaderas causas de los prejuicios; la naturaleza humana; la emancipación de las mujeres y la paz; la gobernanza y el liderazgo mundiales; y la superación de los retos de la globalización del medio ambiente.
La profesora Mahmoudi explicó que la paz duradera no puede alcanzarse sin un enfoque completamente diferente para encarar los retos asociados a estos temas, dadas las "rupturas tectónicas" que están provocando en la sociedad. Al tratar de arrojar luz sobre enfoques novedosos, la Cátedra se esfuerza por cuestionar un supuesto predominante sobre la naturaleza humana profundamente arraigado en el discurso contemporáneo y que bloquea el progreso hacia la paz, a saber, la creencia de que la humanidad es inherente e incorregiblemente egoísta.
La visión de una humanidad con capacidad para lograr la paz
La Cátedra Bahá’í, consciente de los retos y complejidades del mundo, reconoce que existen ejemplos desalentadores de corrupción y conducta poco ética en la sociedad. Sin embargo, la presidenta también ve que existen innumerables ejemplos de personas que actúan desinteresadamente por el bien común.
A lo largo de su intervención en la reunión de aniversario, la profesora Mahmoudi hizo hincapié en que la Cátedra considera que la humanidad tiene la capacidad, por naturaleza, de trabajar por un mundo pacífico. Este punto de vista es ratificado en las enseñanzas bahá’ís, que reconocen la nobleza del espíritu humano y vislumbran una sociedad a la altura de esa nobleza.
Al reconocer la identidad común de todas las personas como miembros de una familia humana y promover valores como la justicia y el servicio desinteresado a la sociedad, la Cátedra cuestiona algunas de las creencias subyacentes sobre la humanidad que obstaculizan el progreso hacia la paz. En palabras de la profesora Mahmoudi, «nos negamos a aceptar la idea de que no se puede construir un mundo mejor».
Fomentar una cultura de paz en la universidad y en otros ámbitos
Un área de desarrollo prometedora para la Cátedra Bahá’í ha sido el trabajo en las aulas, donde la profesora Mahmoudi ofrece cada año académico un curso singular que ayuda al alumnado a identificar las causas profundas de los retos sociales a la luz de los principios espirituales.
La rectora Rice declaró: «El influyente trabajo de la profesora Mahmoudi trata de responder a grandes preguntas como esta: “¿cómo podemos crear la paz mundial?”. Ella anima a la gente [...] a pensar y reflexionar más sobre la clase de mundo que queremos tener».
Dos antiguos alumnos de la profesora Mahmoudi hablaron de sus experiencias con la Cátedra y del impacto que ha tenido en sus trayectorias personales y profesionales .
Ashli Taylor, licenciada por la Facultad de Derecho de Vermont y en la actualidad miembro del Cuerpo de Abogados Generales de las Fuerzas Aéreas de los Estados Unidos, reflexionó sobre su trayectoria en la Cátedra Bahá’í. Habló de su experiencia al asistir a una conferencia sobre escritoras iraníes organizada por la Cátedra como estudiante de primer año en la universidad y de cómo se sintió motivada a participar en el programa según sus posibilidades.
A continuación Taylor expresó su agradecimiento por el enfoque único de la Cátedra Bahá’í a la hora de plantear la cuestión de la paz mundial, «reuniendo a eruditas y eruditos académicos de todo el mundo para debatir sus puntos de vista concretos sobre cómo podemos alcanzar la paz […] ya sea dentro de nosotros mismos, de nuestras comunidades, de nuestro sistema educativo, de nuestro medio ambiente o de muchas otras [maneras] .
Taylor también habló de su experiencia como ayudante en una clase impartida por la profesora Mahmoudi, en la que el alumnado dialogaba sobre los prejuicios y sus raíces: «En este seminario en particular, vi cómo los estudiantes y las estudiantes crecían de verdad y reflexionaban [...] Años después, algunos se han puesto en contacto conmigo para comentar lo transformadora que fue aquella clase, y cómo siguen iniciando este diálogo y manteniendo conversaciones profundas".
Emily Gorey, licenciada por la Universidad de Maryland y actualmente estratega en una agencia creativa de Los Ángeles, habló del impacto transformador que la Cátedra Bahá’í ha tenido en su vida y de cómo ha moldeado sus aspiraciones futuras. Explicó que, cuando se matriculó en el curso, empezó a tener más conciencia de las desigualdades e injusticias sociales; fue allí donde se familiarizó con las temáticas de la Cátedra Bahá’í y su énfasis en la compasión y el entendimiento como medios para crear un mundo más equitativo.
«Durante los años de universidad, asistí a 35 asignaturas, pero solo una de ellas cambió sustancialmente mi forma de ver el mundo ―afirma Gorey―. Fue el seminario especializado de la profesora Mahmoudi durante mi primera semana en la Universidad de Maryland. Allí aprendí lo diferente que es el mundo fuera del condado de Howard (Maryland). Aprendí sobre los prejuicios inconscientes, la ciencia de la empatía y el poder de la representación».
La asistencia a los cursos de la Cátedra Bahá’í permitió a Gorey aprender sobre la interconexión de las personas y sobre el papel que desempeñan la empatía y la comprensión en la creación de un mundo más equitativo. Como ayudante de la profesora, comprobó de primera mano el impacto que estas lecciones tuvieron en sus compañeras y compañeros y se sintió motivada a aprovechar su educación y su carrera para el servicio de los demás. «Mejoramos nuestra capacidad de escucha», comentó, reflejando los sentimientos de gran parte del alumnado que ha pasado por los cursos de la Cátedra.
Stella Hudson, alumna de la Cátedra, explicó que la visión del mundo se transforma porque la Cátedra «plantea cuestiones complejas con inteligencia y con un destacado enfoque humano, ahondando en la raíz del problema».
La ocasión del aniversario fue una oportunidad para que la Cátedra Bahá’í y sus amplios círculos de colaboradores reflexionaran sobre las actividades en curso de la Cátedra para hacer avanzar el diálogo sobre la paz y para mirar hacia el futuro.
«Los éxitos de la paz surgirán de todos nosotros ―dijo la profesora Mahmoudi en su discurso de clausura―, un “nosotros” compuesto por una hermandad de personas de buena voluntad. El trabajo por la paz surgirá de la colaboración de quienes se comprometan a esforzarse juntos, con la vista en el pasado, pero viviendo plenamente en el presente y con la mente puesta en el futuro. Les invitamos a que nos ayuden a concebir ese nuevo mundo de paz».
En su intervención en la reunión, Kenneth Bowers, miembro de la Asamblea Espiritual Nacional de los Bahá’ís de Estados Unidos, abundó en el tema: «La premisa esencial de la Cátedra es considerar a toda la humanidad en toda su infinita diversidad y riqueza como un todo orgánico. Y con esta visión, su trabajo consiste en impulsar el diálogo y el conocimiento sobre el camino hacia la paz mundial, mediante la aplicación científica y sistemática de principios que el mundo necesita desesperadamente.
Aquí puede verse una grabación de la reunión del 30 aniversario.