Fortaleza en los períodos de conflicto armado: Una comunidad resiliente aviva la esperanza en la República Centroafricana
BANGUI, República Centroafricana — Un conflicto armado de varios años de duración en la República Centroafricana ha trastornado la vida del país y provocado el desplazamiento de cientos de miles de personas.
En medio de esta crisis, la Asamblea Espiritual Nacional bahá'í ha guiado a los bahá’ís en sus actividades destinadas a contribuir al progreso social. En estos últimos tiempos, se han apoyado en una red de personas que participan en las actividades de construcción de comunidad para canalizar la ayuda allí donde más se necesitaba.
En declaraciones al Servicio de Noticias, Hélène Pathè, miembro de la Asamblea Espiritual Nacional, describe el contexto en el que se producen estas iniciativas en distintas zonas del país: «El país se enfrenta a graves desafíos. Hay regiones en las que las personas se han visto gravemente afectadas y han tenido que huir, abandonando sus hogares y perdiendo los medios de subsistencia. Esta es la situación en muchas regiones».
A pesar de estas circunstancias, los bahá’ís en estas zonas han ayudado a promover la resiliencia y una vida comunitaria dinámica que ha resistido en los períodos de conflicto armado. Durante décadas, las reuniones periódicas de oración han reforzado los lazos de amistad, y los programas educativos bahá’ís han desarrollado en niños y jóvenes un profundo aprecio de la unidad de todos los pueblos, razas y religiones.
Durante los periodos de duros enfrentamientos, cuando poblaciones enteras tuvieron que abandonar sus pueblos, los profesores de las escuelas comunitarias establecidas con el apoyo de organizaciones de inspiración bahá’í idearon fórmulas para retomar los programas educativos en asentamientos temporales, explica Pathé.
Como parte de sus esfuerzos por mejorar su capacidad para responder a las crisis, la Asamblea Espiritual Nacional creó un comité de emergencia en marzo. Los miembros del comité, entre quienes se encuentra la Sra. Pathé, se pusieron a trabajar enseguida. En pocas semanas, organizaron un equipo que se desplazó hacia las zonas que habían identificado para ayudar sobre el terreno.
Durante tres días recorrieron cientos de kilómetros desde Bangui, la capital, hasta la ciudad de Bambari, deteniéndose en cuatro ciudades por el camino para suministrar productos de primera necesidad, como medicamentos para enfermedades transmitidas por el agua, a las personas que habían regresado de las zonas de densa vegetación donde se habían refugiado. Los viajes por estas comunidades fueron autorizados en medio de las restricciones sanitarias gubernamentales debido a las excepciones otorgadas a las labores humanitarias.
El comité de emergencia ha trabajado estrechamente con las asambleas espirituales locales bahá’ís para coordinar la distribución de paquetes de ayuda entre los residentes locales. Pathé relata: «Nos preparamos lo mejor que pudimos con suficiente antelación y con la información que logramos obtener, pero en cuanto llegábamos a una ciudad, nos sentábamos con los miembros de la Asamblea Local, orábamos juntos y consultábamos sobre las necesidades que ellos conocían de cerca».
Los jóvenes han estado al frente de estas actividades, declara Pathé: «Los jóvenes estaban listos para saltar a la acción en cuanto el comité pidió apoyo a la comunidad. Ven este trabajo como una extensión del servicio a sus barrios, una contribución al progreso material y espiritual de la sociedad.
«Se dieron cuenta de que el hecho de viajar durante días para repartir en mano unos pocos artículos básicos a la gente no se limitaba a cubrir una necesidad urgente. Conocer y hablar con la gente que había estado aislada tanto tiempo también les animaba y ayudaba a construir lazos de unidad, ya que todos vieron que no estaban solos en sus desafíos: como una sola familia, hay otras personas en todo el país que se preocupan por ellos y que caminan junto a ellos».
Dos meses después de su creación, el comité ya está pensando en cómo abordar las necesidades a largo plazo, incluyendo proyectos para la producción local de alimentos.
Con la experiencia que ha adquirido, el comité amplía ahora sus actividades poniéndose en contacto con muchas otras asambleas locales bahá’ís de todo el país.
Pathé prosigue diciendo: «En estas actividades de ayuda recordamos a menudo a ‘Abdu’l-Bahá, Quien siempre estuvo atento a los necesitados y dispuesto a responder. Nunca dudó en ofrecer ayuda. La Asamblea Espiritual Nacional espera y desea hacer lo mismo por las gentes de nuestro país. Lo que nos entristece como cuerpo nacional es no poder abarcar a todo el país. Nuestros esfuerzos hasta ahora suponen apenas un pequeño comienzo, pero estamos aprendiendo poco a poco cómo llegar a todos».