Migraciones: Ampliando la visión en Eslovaquia
BRATISLAVA, Eslovaquia — En Eslovaquia, arraiga el diálogo sobre la naturaleza y las capacidades del ser humano. Empezó a pequeña escala, pero se está extendiendo. En él se desafían las nociones aceptadas sobre la migración y las minorías, además de fomentar una mayor participación y apoyo mutuo. Durante los últimos años, la Comunidad Bahá’í de Eslovaquia ha contribuido al debate sobre estos temas y ha creado espacios en los que el discurso sobre la migración puede evolucionar.
Venus Jahanpour de la Oficina Bahá’í de Asuntos Externos afirma: «Una idea generalizada en muchas sociedades es la de que los migrantes son una carga para la comunidad.
»Es comprensible que las personas que llegan a un territorio nuevo necesite recibir apoyo para establecerse y que se atienda a sus diversas necesidades, sobre todo si huyen del conflicto y de la opresión. Pero hay mucho más que eso en sus vidas», prosigue Jahanpour.
«Con una visión distinta de la naturaleza humana, a saber la de que los seres humanos podemos demostrar una gran capacidad de servicio desinteresado y de generosidad, las personas somos capaces de trascender las nociones de identidad que crean división y podemos vernos como semejantes».
La Oficina ha comprobado que, con diálogos sobre este tema como punto de partida, se han esclarecido distintos aspectos de la cuestión y se ha fortalecido la cooperación y la colaboración entre los actores sociales como Gobiernos, organizaciones de derechos humanos y comunidades religiosas.
En una reciente conferencia sobre el compromiso cívico organizada por la Liga de Derechos Humanos de Eslovaquia, Jahanpour describió las implicaciones de estas ideas para la buena gobernanza. «Cuando las personas llegan a un país, están llenas de esperanza y vienen con el deseo de una vida mejor. Tienen nuevas perspectivas y un gran deseo de contribuir al progreso de su nuevo hogar, pero tienen que ser acogidos como iguales lo antes posible. Resulta esencial, en esos primeros momentos, crear espacios para el debate y para el aprendizaje mutuo entre los recién llegados y sus nuevos compatriotas».
En sus comentarios al Servicio Mundial de Noticias Bahá’ís sobre el empoderamiento de los individuos y comunidades, Alena Holka Chudzik, moderadora de la conferencia y representante del Centro de Investigación sobre la Etnicidad y la Cultura, señala la experiencia de la comunidad bahá’í: «Con su fuerte implicación en las comunidades locales, los bahá’ís realizan un papel fundamental a la hora de involucrar a personas muy diversa en actividades, interacciones y relaciones locales. [...] El sentido de responsabilidad social que hemos observado en los bahá’ís puede ser un enorme acicate para la inclusión de los migrantes.
Creo que centrarse en lo que nos une como seres humanos es lo que crea un espacio único para la inclusión de los migrantes... La idea de que cada individuo cuenta y que tiene un gran potencial para cambiar las cosas es un punto que debiera estar más presente en el debate sobre la migración y la inclusión de los inmigrantes».
Monika Kuchtova, miembro de la comunidad bahá’í eslovaca añade: «Se tiende a dividir a la gente en categorías como “nativo” y “extranjero”, “mayoría” y “minoría”. Pero cuando la gente se reúne para ver cuál es el origen del prejuicio y para buscar formas de servir a su sociedad, estas divisiones desaparecen y nos convertimos en un solo pueblo. Al igual que en un jardín, podemos contemplar la belleza de nuestra diversidad».