Una clínica en el Congo promueve el discurso sobre la salud
CHANJAVU, República Democrática Del Congo — Ante el aumento de la incidencia de las enfermedades transmitidas por el agua, un centro de salud de la localidad de Chanjavu (República Democrática del Congo) adoptó un enfoque novedoso para abordar la cuestión promoviendo el diálogo local sobre la salud.
«Para que las actividades fueran sostenibles, sabíamos que mucha gente tenía que participar en el diálogo sobre la salud, sin olvidar las causas de las enfermedades», afirma Alexis Powe Kindi, un médico que trabaja en el centro de salud abierto por los bahá'ís de la región de Kivu del Sur.
«El comité de administración del centro de salud —continúa— consultó con el jefe de la aldea y con la Asamblea Espiritual Local Bahá'í para identificar a las personas que podrían recibir capacitación para promover el diálogo sobre la salud a nivel local». Trece personas recibieron formación el año pasado como educadores sanitarios, cada una de las cuales ha creado espacios de debate para que grandes grupos de familias consulten juntos sobre cuestiones relacionadas con la salud.
Elizabeth Balibuno, una de las educadoras de salud formadas por la clínica, describe los efectos de los diálogos sobre el bienestar de la aldea. «Todos vemos los cambios. Las orillas del río se mantienen limpias, lo que ha mejorado la calidad del agua y ha llevado a una reducción de los casos de enfermedades transmitidas por el agua desde junio».
A medida que más personas participan en los espacios de discusión —manteniendo las medidas de seguridad establecidas por el Gobierno— están surgiendo otras iniciativas colectivas en la aldea de Chanjavu. Por ejemplo, decenas de personas se reunieron recientemente para mejorar un tramo de tres kilómetros de carretera por el que circula una ambulancia de un hospital cercano.
Los educadores en materia de salud también han desempeñado un papel decisivo en la sensibilización sobre el coronavirus, facilitando reuniones en las que se comparte información crucial entre otras iniciativas.
Powe comenta la creciente capacidad de la comunidad para consultar sobre cuestiones relacionadas con la salud: «La estructura de los grupos familiares y de los educadores sanitarios está promoviendo el diálogo local sobre la salud entre un número cada vez mayor de habitantes de la localidad. La comunidad ha descubierto que el instrumento más potente para mejorar su salud en general incluye no solo el acceso a ciertas medicinas o tecnologías, sino también la capacidad de interpretar su propia realidad y de consultar como comunidad para adoptar soluciones».
León Karma, jefe de la aldea, reflexiona sobre estos logros y declara: «Estas iniciativas están creando una nueva conciencia sobre la salud. En realidad, queremos que el número de educadores sanitarios aumente».
Joséphine Tshiova Tshibonga, otra educadora de salud formada por la clínica, explica cómo las pautas de la vida comunitaria (como la reflexión, la oración, la consulta y la acción conjunta) fomentadas a lo largo de varias décadas mediante los programas educativos de los bahá'ís de la región han mejorado estas iniciativas relacionadas con la salud.
«En las reuniones, nos interesamos por ciertos temas como comprender las causas y los síntomas de las enfermedades o la nutrición infantil. Estos encuentros también se han convertido en un espacio en el que oramos juntos y reflexionamos sobre diversas cuestiones sociales, como la igualdad entre las mujeres y los hombres».
Ahondando más sobre los efectos generales de las actividades de construcción de comunidad en Chanjavu, Mashiyyat Bulonda Roussa, miembro de la Asamblea Espiritual Local bahá'í, afirma: «Veo que la unidad y la colaboración son patentes en nuestra comunidad de Chanjavu. Nos reunimos y nos relacionamos, trabajamos juntos sin prejuicios religiosos ni tribales, y también colaboramos con el jefe de nuestra localidad. Al estar unida, la comunidad ha sido capaz de hacerse cargo de su propio bienestar».