La convivencia pacífica solo es posible con la plena participación de las mujeres
SUSA, Túnez — ¿Cómo encaramos las desigualdades entre mujeres y hombres en nuestro camino hacia la convivencia pacífica? ¿Cómo podemos superar las barreras culturales para lograr un mayor avance de la mujer?
«Estas son temas de la mayor importancia en nuestro país, sin embargo, se da poco consenso sobre los mismos», afirmó Mohamed Ben Moussa, representante de la Comunidad Bahá’í de Túnez, en un debate sobre el avance de la mujer celebrado la semana pasada en Susa. La reunión, organizada por la comunidad bahaí tunecina, reunió a unas cuarenta personas, entre ellas dirigentes religiosos y de la sociedad civil, en un café cultural, un nuevo tipo de foro que está surgiendo en Túnez en el que personas de todos los estratos de la sociedad se reúnen para intercambiar ideas y analizar distintos puntos de vista sobre el progreso de su sociedad.
«Nuestro país se ha erigido en un ejemplo para el avance de la mujer en la región árabe —continuó el Sr. Ben Moussa—, pero muchas personas sienten que hemos llegado a una meseta. Las leyes de nuestro país han avanzado, empero es esencial que nuestra cultura avance también». Debemos examinar las estructuras familiares, cómo se educa a los niños desde una edad temprana y cómo podemos fomentar una cultura de cooperación entre todas las personas, especialmente entre mujeres y hombres, en todas las esferas de la vida».
La cuestión del adelanto de la mujer ha ido cobrando importancia en los últimos años gracias a una nueva constitución y la introducción de cambios jurídicos que han instituido mayores protecciones para las mujeres. Representantes de varios grupos —cristianos, musulmanes, judíos y el pueblo autóctono amazigh (bereber)— contribuyeron al diálogo y destacaron cómo la convivencia solo es posible cuando las mujeres pueden participar plenamente en la vida de la sociedad.
«La opresión de la mujer existe en todos los sectores —afirmó Sahar Dely, directora de una organización cultural amazigh—. Las limitaciones opresivas están vinculadas a otros asuntos como las diferencias religiosas, raciales y culturales».
La Sra. Dely describió los estereotipos de la sociedad que excusan la violencia contra la mujer y habló de los logros que se vuelven posibles para las mujeres cuando cambian las actitudes hacia ellas, citando historias de mujeres líderes del pasado, entre ellas de Táhirih, una heroína bahá’í punta de lanza de la emancipación de la mujer. «Hoy en día, si queremos que se puedan realizar cambios legales, tenemos que tratar primero las cuestiones culturales. Si no se cambia nada en el imaginario colectivo de los tunecinos, no se transformará el papel de la mujer en la sociedad».
En la reunión también se proyectó un cortometraje inspirado en las enseñanzas de Bahá’u’lláh sobre el principio de la igualdad de las mujeres y los hombres. El cortometraje, producido por la comunidad bahá’í tunecina como una contribución al discurso sobre el adelanto de la mujer, narra la historia de Táhirih y de décadas de lucha por el progreso social en el país.