Desde el exilio, una luz para el mundo: 150 aniversario de la llegada de Bahá’u’lláh a Tierra Santa: Parte 1
El Servicio Internacional de Noticias Bahá'ís está publicando una serie de podcasts sobre el 150 aniversario de la llegada de Bahá’u’lláh a Tierra Santa. Este breve artículo es la introducción al primero de estos episodios de podcast.
CENTRO MUNDIAL BAHÁ'Í – Esta semana se conmemora el 150 aniversario de la llegada de Bahá’u’lláh a Tierra Santa, el último destierro de una serie de exilios decretados por dos monarcas. El área de ‘Akká/Haifa se ha convertido desde entonces en el centro espiritual y administrativo del mundo bahá’í, hogar de los lugares más sagrados de la comunidad.
«Este exilio fue un acto de opresión, injusticia y persecución pero Bahá’u’lláh convirtió este acto de opresión en un viaje de la humanidad hacia la espiritualidad y la libertad –explica Nader Saiedi, profesor de estudios iraníes de la Universidad de California, Los Ángeles–. Esta época se convierte en el principal punto de inflexión en la misión de Bahá’u’lláh y, en cierto sentido, en un punto de inflexión en la historia cultural de la humanidad».
Bahá’u’lláh fue desterrado de Su tierra natal de Persia en 1853, iniciando una serie de exilios. Los gobiernos persa y otomano pensaron que, enviando a Bahá’u’lláh a una prisión lejana, extinguirían la luz de Su religión.
El 12 de agosto de 1868, las tropas otomanas rodearon la casa de Bahá’u’lláh en Edirne, conocida en aquel momento como Adrianópolis, y las autoridades Le comunicaron que había sido desterrado nuevamente. ¿A dónde?; no lo dirían. Casi dos semanas más tarde, después de que Bahá’u’lláh y Sus compañeros comenzaran su viaje, supieron su destino: ‘Akká, una antigua ciudad prisión en la Palestina otomana, conocida también como Acre.
«Acre se convirtió para los otomanos en un lugar donde, en primer lugar, tenían una prisión para delincuentes y, después, un lugar para el exilio de todo tipo de personas que pensaban que debían vigilar. Los bahá’ís eran de esa categoría», explica el profesor David Kushner, un historiador especializado en el imperio otomano.
‘Akká era una ciudad histórica que había pasado por las manos de varias civilizaciones y era un centro destacado de la Palestina otomana. En 1868, sin embargo, los otomanos la utilizaron como una colonia penitenciaria, una ciudad desolada donde Bahá’u’lláh fue enviado para ser olvidado.
Ahora, miles de bahá'ís visitan el área de ‘Akká/Haifa cada año para peregrinar, un acto de devoción a la vida y las enseñanzas de Bahá’u’lláh.