Los jóvenes lideran el desarrollo en el Foro de las Naciones Unidas

18 de julio de 2018
Los ponentes acudieron de todas partes del mundo para consultar sobre la responsabilidad de los jóvenes en el logro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible.

CIB NUEVA YORK — En una serie de mesas redondas dinámicas organizadas por la Comunidad Internacional Bahá’í (CIB), una delegación de jóvenes adultos consultó sobre la responsabilidad de su generación para establecer sociedades pacíficas y justas y redefinir la naturaleza del liderazgo y el poder. El contexto fue una importante conferencia anual de las Naciones Unidas celebrada del 9 al 18 de julio.

¿Cómo puede la responsabilidad de trabajar para el mejoramiento del mundo constituir no solo la ocupación de un par de expertos y de profesionales, sino más bien el derecho de todos y cada uno, una expresión de lo que significa ser humano?

Esta pregunta estaba en la mente rondaba la mente de Liam Stephens, delegado de la Comunidad Internacional Bahá’í y ponente de los Países Bajos.

«Pensar de esta manera permite que todo lo que hacemos —trabajo, estudios, vida familiar— nos lleve a una sociedad pacífica y justa. Nos permite ver que cada uno tiene una contribución particular que aportar a esta labor», declaró el Sr. Stephens a sus compañeros de coloquio.

Los delegados de la Comunidad Internacional Bahá’í al Foro político de alto nivel de las Naciones Unidas de 2018 (en inglés) se unieron a los representantes de las organizaciones colaboradoras en una serie de mesas redondas organizadas por la CIB centradas en la contribución que los jóvenes pueden realizar para alcanzar los Objetivos mundiales de Desarrollo Sostenible, a los que se conoce también como la Agenda 2030. El Foro es una reunión anual de los Estados miembros de las Naciones Unidas y otros países para revisar el progreso en cuanto al logro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible. En paralelo al Foro, organizaciones no gubernamentales como la CIB realizan eventos relacionados con este. Los tres debates exploraron la fuerza inherente a la diversidad, el desarrollo de sociedades pacíficas y resistentes, y la construcción de capacidad para la transformación de la vida comunitaria.

A medida que los jóvenes participan más plenamente en la vida de la sociedad, comienzan a explorar temas fundamentales sobre cómo avanza la sociedad y qué puede fomentar u obstaculizar el progreso. Los participantes en los debates de la CIB señalaron que el progreso de la sociedad requiere la creación de capacidad para un cambio significativo entre un número cada vez mayor de personas.

Los debates también se centraron en nuevas concepciones del liderazgo, basadas en una comprensión más constructiva del poder y la autoridad.

«A medida que los conceptos heredados de dominación y control se dejan atrás y se asume el poder de la cooperación y de la unidad de pensamiento y acción, afloran las capacidades inherentes a la juventud y estas pueden encauzarse hacia el bien común», explicó Emmanuel Zapata Caldas, delegado y ponente de la CIB procedente de Colombia.

Los jóvenes desarrollan la capacidad de identificar las fuerzas positivas y negativas que actúan en sus comunidades; confían en el poder de la consulta para tomar decisiones sensatas en grupo; y sus deseos más profundos son servir a la sociedad desinteresadamente, explicó Zapata Caldas.

Eric Farr (derecha), ponente y delegado de la Comunidad Internacional Bahá’í procedente de Canadá, comenta el papel de la juventud en la sociedad durante una mesa redonda celebrada este mes. Presentación
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Eric Farr (derecha), ponente y delegado de la Comunidad Internacional Bahá’í procedente de Canadá, comenta el papel de la juventud en la sociedad durante una mesa redonda celebrada este mes.

Dirigiéndose a los jóvenes que aspiran a liderar procesos de cambio social, la ponente Upasana Chauhan, representante de las Naciones Unidas en la campaña Man Up, les instó a que animaran a otras personas a participar en el trabajo. La Sra. Chauhan señaló: «Un líder no es aquel que encabeza la carrera en solitario, sino el que también arrastra a todo el grupo con él». «Cuando estés diez pasos por delante de otra persona, tómate quince minutos al final del día y llévala a lo que sea que te está ayudando a aprender y avanzar».

Los participantes también analizaron las implicaciones del concepto de que la humanidad es como un cuerpo humano interconectado, un tema central en todas las enseñanzas bahá’ís, valorando los numerosos lazos de interconexión entre los pueblos del mundo.

Un joven ponente de Afganistán, Bahman Shahi, delegado de la organización de consolidación de la paz Búsqueda del interés común señaló la importancia de estos lazos en la sociedad contemporánea y en el futuro, refiriéndose a un poema clásico: «Trata de cómo el ser humano es un solo cuerpo y que cuando una parte sufre, todo el cuerpo sufre. Esto es lo que el mundo necesita reconocer».

Otro tema importante que debatieron los participantes fue la identidad, examinando cómo ciertas concepciones del yo pueden crear un sentido de unidad y unicidad, mientras que otras concepciones pueden aumentar el sentido de alteridad y promover la división. Los tres eventos de la serie de encuentros trataron de estudiar cómo construir las bases para un sentido de identidad compartida.

«En aquellos aspectos esenciales de la vida, —en la capacidad de cada ser humano de soñar, de pensar, de crear; en el anhelo de cada corazón de encontrar la felicidad, de crecer, de conectarse con los demás—, no somos distintos», explicó Saphira Rameshfar, representante de la CIB y una de las organizadoras de la serie de debates.