En la conferencia de la ONU sobre el clima, los delegados de la Comunidad Internacional Bahá’í destacaron que los principios de unidad de la humanidad y de diálogo son fundamentales para afrontar los retos medioambientales.

COP 29: Investigar nuevos enfoques para la acción climática

11 de diciembre de 2024

BAKÚ, Azerbaiyán — Los delegados de la Comunidad Internacional Bahá’í (CIB) en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP29) analizaron la forma en que el principio de la unicidad de la humanidad, unido a nuevos planteamientos de diálogo y toma colectiva de decisiones, son fundamentales para dar una solución más eficaz a las crisis climáticas.

En las reflexiones compartidas tras la conferencia con el Servicio Mundial de Noticias Bahá'ís, Daniel Perell, de la Oficina de Nueva York de la Comunidad Internacional Bahá’í, manifestó: «Un marco de gobernanza climática convenido mediante modelos de división y de oposición mina la colaboración y la unidad que la humanidad necesita para acometer la naturaleza planetaria de las crisis.

«El actual sistema de cooperación internacional, caracterizado por intereses contrapuestos y posturas predeterminadas, no ha generado los cambios transformadores necesarios en este momento de la historia».

»Solo con el reconocimiento de nuestra interconexión fundamental podremos superar estas limitaciones», añadió Perell.

Ponentes del acto organizado en la COP29 por la Comunidad Internacional Bahá’í en el Pabellón de la Fe, de izquierda a derecha: Brian Maltera, representante de Vanuatu; María Fernanda Espinosa, ex presidenta de la Asamblea General de la ONU; Cecilia Schirmeister, representante de la Oficina de Nueva York de la CIB; Isabel Pereira, del Instituto de Estudios Religiosos. Presentación
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Ponentes del acto organizado en la COP29 por la Comunidad Internacional Bahá’í en el Pabellón de la Fe, de izquierda a derecha: Brian Maltera, representante de Vanuatu; María Fernanda Espinosa, ex presidenta de la Asamblea General de la ONU; Cecilia Schirmeister, representante de la Oficina de Nueva York de la CIB; Isabel Pereira, del Instituto de Estudios Religiosos.

En las aportaciones a los debates de la COP 29, los representantes de la Comunidad Internacional Bahá'í analizaron la forma en que las labores bahá'ís en el campo de la acción social podían orientar acciones sobre el clima mundial, como los proyectos que fomentan el cuidado medioambiental.

Los representantes de la Comunidad Internacional Bahá'í compartieron experiencias de las comunidades de Colombia y Vanuatu en las que los proyectos medioambientales surgieron de procesos que incorporaban el conocimiento, la sabiduría y las capacidades de las poblaciones locales.

Estas experiencias, en palabras de los representantes de la Comunidad Internacional Bahá’í, estuvieron guiadas por principios espirituales como la armonía entre la ciencia y la religión y el concepto de desarrollo de capacidades a todos los niveles de la sociedad, que contempla a los pueblos, las comunidades y las instituciones como protagonistas en el diseño de su propio camino de desarrollo.

«La comunidad mundial bahá’í está aprendiendo sobre la forma en la que las comunidades locales desarrollan sus capacidades para identificar los desafíos, analizar las circunstancias, dialogar sobre las soluciones y emprender acciones colectivas», afirmó Perell.

«Cuando las personas se empoderan para afrontar los desafíos en sus propios contextos mediante estos procesos, los resultados son más duraderos y consistentes que cuando se imponen los cambios desde fuera».

Durante la conferencia, otros participantes que buscaban nuevos enfoques para la acción climática se identificaron con estos temas. Como ponente en un acto de la Comunidad Internacional Bahá’í en el Pabellón de la Fe de la conferencia, María Fernanda Espinosa, antigua presidenta de la Asamblea General de las Naciones Unidas, subrayó que los enfoques basados en la fe pueden ayudar a solucionar lo que ella denominó un «déficit de esperanza» en los debates sobre el clima.

«El miedo a lo que está sucediendo, el sentimiento de pérdida y de peligro» supuso un motivo de preocupación en los debates de la COP29», observó Espinosa y añadió que plantearse estos desafíos a través de la lente de la «responsabilidad humana y el trabajo por el bien común» podría ayudar a transformar el modo en que la humanidad se plantea la gobernanza mundial.

Daniel Perell, de la Oficina de Nueva York de la Comunidad Internacional Bahá’í, interviene en un acto paralelo organizado conjuntamente por la CIB y el Gobierno de Vanuatu, en el que el debate adoptó la forma de un «Tok stori», una práctica consistente en sentarse en círculo sobre esterillas para compartir puntos de vista. Foto de Kiara Worth: UN Climate Change Presentación
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Daniel Perell, de la Oficina de Nueva York de la Comunidad Internacional Bahá’í, interviene en un acto paralelo organizado conjuntamente por la CIB y el Gobierno de Vanuatu, en el que el debate adoptó la forma de un «Tok stori», una práctica consistente en sentarse en círculo sobre esterillas para compartir puntos de vista. Foto de Kiara Worth: UN Climate Change

En declaraciones al Servicio de Noticias tras la conferencia, Ramazan Asgarli, miembro de la delegación de la Comunidad Internacional Bahá’í de Azerbaiyán, comentó sobre cómo la conferencia fue el reflejo de la creciente conciencia de la interconexión de la humanidad. «Estos foros son espacios importantes en los que el mundo se reúne para solucionar nuestro futuro común», señaló.

Y añadió: «Los crecientes desafíos medioambientales fuerzan a la humanidad a despertar gradualmente a la realidad de su unicidad esencial, un reconocimiento vital para desarrollar enfoques a la misma escala planetaria que estos problemas».

Basándose en las experiencias de las actividades bahá’ís de desarrollo comunitario en todo el mundo, Cecilia Schirmeister, otra representante de la Comunidad Internacional Bahá’í en la COP29, señaló cuán efectivos pueden ser los proyectos que surgen cuando las personas empiezan a ver su identidad como inseparable del bienestar de toda la comunidad.

«Cuando los jóvenes consideran las necesidades de la comunidad como su propia responsabilidad, se crea un sentimiento de propiedad colectiva con respecto a la transformación de la propia realidad. Esto crea la confianza en que las personas pueden generar un cambio importante, lo que luego les mueve a la acción».

Esta comprensión de la responsabilidad colectiva y la propiedad compartida refleja una visión más amplia de cómo las comunidades pueden solucionar los desafíos juntos. En lugar de confiar en la intervención externa o en procesos de confrontación, este planteamiento hace hincapié en la consulta sincera y la acción unificada.

Perell declaró: «La verdadera participación universal va más allá de la simple presencia de diferentes voces».

Exige crear espacios en los que las personas aprendan realmente unas de otras, se mantengan receptivas a las nuevas ideas y trabajen juntas para entender realidades complejas. Los problemas oque afrontamos son mundiales, nuestras soluciones deben integrar diversos puntos de vista y experiencias».

La participación de la Comunidad Internacional Bahá’í en la COP29 supuso una faceta de su continua aportación a los diálogos sobre la sostenibilidad medioambiental y la gobernanza mundial, compartiendo los aprendizajes adquiridos mediante la experiencia de la comunidad bahá’í en la promoción de modelos de acción colectiva que puedan resolver los retos a los que se enfrenta la humanidad.