En una conferencia celebrada en Maradi, más de trescientos jóvenes analizaron cómo las actividades educativas bahá’ís fomentan modelos de vida comunitaria que propicien la paz.

Níger: Los jóvenes promueven una cultura de paz en un contexto de retos sociales

2 de diciembre de 2024

MARADI, Níger — En una región en la que los jóvenes reconocen cada vez más su capacidad de aportación a la armonía social, más de trescientos jóvenes de todas las regiones de Níger se reunieron en Maradi para estudiar el papel que pueden ejercer en el desarrollo de comunidades pacíficas.

Aboubacar, de 24 años y participante en la conferencia afirmó en sus declaraciones al Servicio de Noticias que «con la visión de Bahá’u’lláh de un mundo en paz, entendemos que los jóvenes deben levantarse y producir la transformación, colaborando con la creación de una civilización moderna y de base espiritual».

La conferencia, que reunió a participantes de veintiuna localidades de todo el país, ejemplificó en su propia estructura el compromiso de trascender las barreras que dividen a las personas: los debates y el estudio se desarrollaron en cuatro idiomas, francés, zarma, hausa y gourmanchéma. Con este intercambio multilingüe, los participantes analizaron conceptos como la relación entre el crecimiento espiritual personal y el servicio a la sociedad.

«Hemos aprendido que estos dos objetivos se refuerzan uno al otro», explicaba Tahere, de 18 años, otra participante que puntualizó: «El desarrollo espiritual nos da la fuerza y la motivación para servir, mientras que el servicio a la humanidad se convierte en una forma de poner en práctica los valores espirituales».

Puntualizó además cómo la reunión misma se convirtió en un espacio transformador, en el que los participantes de distintos contextos estrecharon los lazos de amistad al tiempo que analizaban las falsas dicotomías a las que los jóvenes se enfrentan a menudo. «A veces pensamos que debemos elegir entre el desarrollo personal y el servicio a la sociedad, pero la conferencia nos ayudó a ver cómo estos dos aspectos se refuerzan mutuamente al trabajar para construir un mundo mejor».

La conferencia, que reunió a jóvenes de veintiuna localidades de todas partes de Níger, contó con un programa de oraciones en distintas lenguas del país. Presentación
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La conferencia, que reunió a jóvenes de veintiuna localidades de todas partes de Níger, contó con un programa de oraciones en distintas lenguas del país.

Contrarrestar el extremismo religioso

En la sesión inaugural de la conferencia, Illiassou Nomawou, secretario general del gobierno regional de Maradi, que asistió en representación del gobernador, destacó la importancia de esta aportación a la armonía social. Dirigiéndose a los asistentes, destacó cómo las actividades esducativas de la comunidad bahá’í están contribuyendo a fomentar modelos constructivos de pensamiento y de acción en una región en el que el extremismo religioso plantea desafíos a la cohesión social.

«Habéis dado ejemplo con vuestra dedicación a la unidad y vuestras oraciones por el país ―afirmó Nomawou―. Las autoridades piden una fraternidad más inclusiva [...] y esto es exactamente lo que ustedes están haciendo». El secretario general señaló cómo los programas educativos espirituales y morales en los que participan estos jóvenes les ayudan a desarrollar las cualidades y las capacidades necesarias para una ciudadanía constructiva. «Esto claramente contribuirá al desarrollo del país», añadió.

Imagen de los ponentes de la conferencia, Hamissou Chaway (arriba izquierda), miembro de la Asamblea Espiritual Nacional de los Bahá’ís de Níger; Manira Abdoulaye (arriba derecha), animadora de los programas bahá’ís de educación moral y espiritual para los jóvenes; Mati Issoufou (abajo izquierda) miembro del Cuerpo de Consejeros para África; Badi, Ismael, Koandjoi (abajo derecha), jóvenes participantes en la conferencia. Presentación
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Imagen de los ponentes de la conferencia, Hamissou Chaway (arriba izquierda), miembro de la Asamblea Espiritual Nacional de los Bahá’ís de Níger; Manira Abdoulaye (arriba derecha), animadora de los programas bahá’ís de educación moral y espiritual para los jóvenes; Mati Issoufou (abajo izquierda) miembro del Cuerpo de Consejeros para África; Badi, Ismael, Koandjoi (abajo derecha), jóvenes participantes en la conferencia.

Superar la pasividad mediante el servicio a la sociedad

En los debates de la conferencia se analizaron las opciones que los jóvenes afrontan en la actualidad y las fuerzas perniciosas que alimentan la pasividad.

Abdourahaman, de 23 años, afirmó: «Los jóvenes nos enfrentamos a una elección crítica. O bien podemos levantarnos para contribuir a la educación espiritual y moral de las nuevas generaciones, ayudando a crear comunidades pacíficas, o no hacer nada frente a las fuerzas que amenazan la armonía social».

Además hizo hincapié en que la indiferencia hacia conflictos en apariencia de menor calado pueden producir consecuencias de mayor alcance que terminan por afectar a una comunidad entera. «La conferencia nos ayudó a entender que no podemos ser meros observadores de las fuerzas sociales perniciosas que afectan a nuestros barrios y pueblos, debemos ser participantes activos en la consolidación de la paz».

En la conferencia se destacó que una de las formas más poderosas para que los jóvenes pongan en práctica este compromiso es acompañar a las generaciones más jóvenes mediante los mismos programas educativos que abrieron sus mentes a las posibilidades de lo que se puede hacer y nutrieron en ellos las capacidades para el servicio.

«Si queremos aportar al cambio positivo, entonces necesitaremos apoyarnos unos a otros frente a todo tipo de pruebas y dificultades. Debemos ser como las hebras de una escoba, sujetas por un solo nudo», declaró Illia, una joven de 25 años.

Más de trescientos jóvenes de todas las regiones de Níger se reunieron para analizar cómo contribuir al desarrollo de una sociedad más pacífica y cohesionada. Presentación
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Más de trescientos jóvenes de todas las regiones de Níger se reunieron para analizar cómo contribuir al desarrollo de una sociedad más pacífica y cohesionada.

La visión colectiva impulsa la acción

Al compartir sus experiencias, los participantes vieron cómo sus modestos esfuerzos, cuando se contemplan en su conjunto, muestran un poderoso modelo de transformación: que la educación espiritual y moral de los niños y los jóvenes les permite aplicar principios como la igualdad de mujeres y hombres, la unidad en diversidad y el diálogo para alcanzar acuerdos y superar conflictos en sus vidas diarias.

El ver este modelo de transformación en su experiencia colectiva animó a los participantes a aumentar su compromiso con la creación de comunidades caracterizadas por la unidad y la paz.

Los jóvenes se sieron cuenta de que, para mantener y ampliar estas actividades, se necesitaría que más jóvenes se levanten para servir como animadores en los programas educativos en sus barrios. En las semanas posteriores a la conferencia, unos cien participantes se dedicaron a períodos intensivos de estudio y práctica para asumir este papel, preparándose para ser animadores de programas de educación moral y espiritual para niños y jóvenes en sus comunidades.

«La conferencia propició que entendiéramos que los jóvenes representan el futuro de nuestro país. Al servir a la sociedad, podemos crecer a nivel personal a la vez que aumentar nuestra capacidad para aportar al progreso social» declaró Badi, de 17 años.