En el interior del templo, los visitantes de múltiples procedencias hallaron un momento de serenidad para la oración y la reflexión. Jayden, de 14 años, detallaba cómo la atmósfera en el recinto de la Casa de Adoración le permitió reflexionar profundamente sobre su vida y su futuro. «Empecé a reflexionar sobre cuestiones importantes que no me había planteado anteriormente, hallando inspiración para mi futuro, un futuro en el arte».