CIB Bruselas: La unidad de la humanidad es fundamental para la reforma del sistema alimentario
CIB BRUSELAS — Un principio general que debería fundamentar cualquier debate sobre la agricultura es la unidad de la humanidad, según la Oficina de Bruselas de la Comunidad Internacional Bahá’í (CIB) en una nueva declaración sobre el futuro de la agricultura en la Unión Europea.
La declaración ―dirigida a una reunión reciente del Consejo de Agricultura y Pesca de la UE― destaca varias consideraciones generales esenciales para reformar eficazmente los sistemas alimentarios, entre ellas: la justicia, como principio guía en las relaciones internacionales para garantizar un comercio justo y beneficioso para todos; la necesidad de revisar el supuesto de que la competencia y el crecimiento imparable son básicos para el bienestar material; priorizar las necesidades de los agricultores a cualquier escala de la producción en las deliberaciones y formulación de políticas agrarias; y fomentar sistemas educativos que hagan hincapié en la nobleza de la agricultura y animen a los jóvenes a aplicar sus capacidades intelectuales y científicas al desarrollo de nuevas tecnologías sostenibles y adaptadas al contexto.
La Oficina de Bruselas declara además que las decisiones de Europa en materia de agricultura tienen un impacto de gran calado, lo que exige una profunda valoración del contexto mundial más amplio. Enfatiza que el bienestar agrícola de todas las sociedades constituye no solo un imperativo estratégico sino, por encima de todo, una exigencia moral, máxime cuando se entiende el «papel central» de Europa «en el orden económico y financiero mundial».
Rachel Bayani, representante de la Oficina de Bruselas de la Comunidad Internacional Bahá’í, departió con el Servicio de Noticias sobre la interconexión fundamental de los sistemas alimentarios mundiales y el imperativo moral de afrontar colectivamente los retos de desarrollar sistemas alimentarios más sostenibles, equitativos y sostenibles.
Afirmó al respecto: «El futuro de la agricultura depende no solo de soluciones técnicas, sino también de que reconozcamos la unicidad de la humanidad».
Añadió también que «debemos aceptar la justicia y la cooperación a todos los niveles, reformular nuestros supuestos económicos y poner las necesidades de los agricultores y del medio ambiente en el centro de nuestras políticas. De este modo, podemos promover un mundo en el que la prosperidad y la sostenibilidad del sector agrícola en todo el mundo refuercen nuestra humanidad común».
La declaración, que puede leerse aquí forma parte de la labor continuada de la Comunidad Internacional Bahá’í por contribuir al diálogo sobre la seguridad alimentaria, analizando la forma en la que los principios espirituales ―como la unidad, la justicia y la armonía de la ciencia y la religión― se pueden aplicar al desarrollo de sistemas alimentarios sostenibles.