Papúa Nueva Guinea: Los arquitectos debaten sobre el proyecto del templo de Papúa Nueva Guinea
PORT MORESBY, Papúa Nueva Guinea — En vísperas de la inauguración de la Casa de Adoración bahá’í de Papúa Nueva Guinea (PNG), miembros del equipo de arquitectos, entre quienes se encuentran Henry Lape y Saeed Granfar de Port Moresby, reflexionan sobre su colaboración en la creación de un diseño que encarne el principio bahá’í de unidad en diversidad.
Granfar habló del desafío de crear una estructura que pudiera resonar universalmente de una de las regiones lingüística y culturalmente más diversas del mundo. «Nuestro objetivo fue hallar un tema unificador, un elemento común que conectase los distintos pueblos de esta región», afirmó.
La respuesta se encontró en el arte tradicional del trenzado, un elemento omnipresente tanto en los hogares rurales como en los centros urbanos de Papúa Nueva Guinea.
Lape explicó: «El trenzado es algo esencial en nuestra identidad cultural y simboliza nuestra interconexión y el entrelazado de nuestras vidas y comunidades.
»Esto se convirtió en el tema central para la Casa de Adoración, un lugar sagrado abierto a todos, donde la gente puede venir a orar y a reflexionar sobre sus aportaciones a la sociedad».
Una labor común
Mr. Lape explained that throughout the construction of the temple, residents from the surrounding communities played an important role, assisting with various aspects of the construction processes. “Their hands-on involvement significantly deepened their sense of ownership of the temple,” he said.
The collaborative spirit that emerged was particularly crucial during the pandemic.
“The pandemic posed unique challenges,” said Mr. Granfar, “disrupting many services and trades essential to the project.”
He added: “Despite these hurdles, both the project team and the community were determined to keep the construction moving forward. We found creative ways to draw on the diverse talents and skills available among residents locally.”
Led by project manager Kia Fanaian, the local team arose with great resourcefulness to fill gaps caused by disruptions and completed the temple’s façade. Lape explicó que durante la construcción del templo, los residentes de las comunidades aledañas desempeñaron un papel importante, ayudando en diversos aspectos de los procesos de construcción. «Su implicación directa hizo considerablemente más profundo su sentido de propiedad del templo», declaró.
El espíritu de colaboración que surgió fue especialmente crucial durante la pandemia.
Granfar afirmó: «La pandemia planteó unos desafíos singulares, al desbaratar muchos servicios y oficios esenciales para el proyecto».
Y agregó: «A pesar de estos obstáculos, tanto el equipo de dirección como la comunidad estaban decididos a seguir adelante con las labores de construcción. Encontramos fórmulas creativas para aprovechar los distintos talentos y capacidades que los residentes locales demostraron tener».
Guiados por el director del proyecto, Kia Fanaian, el equipo local se presentó con gran inventiva para rellenar las lagunas creadas por las interrupciones y completó la fachada del templo.
Conforme avanzaba el proyecto, los miembros de la comunidad se unieron también al equipo local para tareas tales como trenzar las intrincadas tiras de aluminio para adornar las paredes interiores y tallar los paneles de madera para el exterior del templo. Para estos trabajos, se aprovecharon las habilidades artísticas tradicionales de los miembros de la comunidad cuya profunda conexión con el templo se vio fortalecida.
El templo como fuerza de armonía social
Lape habló sobre el lugar donde se yergue el templo: «Durante mis años de universidad, algunos jóvenes emprendimos un proyecto de revitalización en ese lugar para plantar árboles y construir un muro de protección a su alrededor, diseñado para proteger a los plantones del fuego.
»Trabajar en este templo supone una continuación de aquella etapa, una experiencia compartida no solo por mí sino por todas las personas que contribuyeron a transformar esta zona en un pacífico santuario».
Granfar destacó el amplio impacto del templo en la comunidad, describiéndolo como «un faro de esperanza en Port Moresby».
Lape señaló que el diseño de la Casa de Adoración armoniza con las aspiraciones del pueblo de Papúa Nueva Guinea: «El principio de armonía social tiene un profundo significado en nuestra nación. El templo en construcción, que encarna el principio de la unidad en diversidad, expresa nuestra promesa nacional de fomentar un sentido de humanidad compartida entre algo más de mil tribus y ochocientas lenguas distintas».