Escuela Internacional Banani: 30 años empoderando a las mujeres para el progreso social
LITETA, Zambia — A medida que las sociedades de todo el planeta luchan por alcanzar la igualdad entre mujeres y hombres, el papel de la educación en el empoderamiento de las mujeres es fundamental. Reconocida por su defensa de este principio, la Escuela Internacional Banani de Zambia, un proyecto de inspiración bahá'í, celebró recientemente su 30 aniversario. El modelo educativo multidimensional de la escuela integra los objetivos intelectuales con la adquisición de una comprensión moral y una visión espiritual, que crea un entorno fértil de aprendizaje.
El aniversario de la escuela se celebró en fechas recientes reuniendo para la ocasión al jefe de Liteta, a representantes del Ministerio de Educación y a otros representantes gubernamentales, dignatarios, representantes de diferentes instituciones educativas, estudiantes y antiguas alumnas, además de personal del centro educativo.
Margaret Lengwe, miembro de la Asamblea Espiritual Nacional de los Bahá'ís de Zambia, en declaraciones al Servicio de Noticias, destacó el objetivo fundamental de la escuela: «La Escuela Banani se afana por desarrollar el intelecto y el carácter de las jóvenes, promoviendo sus aspiraciones para ayudar a sus comunidades y al país en general».
La exalumna Thandose Nyathando, en la actualidad directora de operaciones y de cumplimiento normativo en un destacado banco de Zambia, comentó su experiencia transformadora: «Nos enseñaron a considerarnos minas ricas en gemas de valor inestimable, una creencia que nos ha empoderado en nuestros diversos campos profesionales en todo el mundo».
La directora, Amita Yaganagi, añade que las exalumnas de la Escuela Banani trabajan, en el país y a nivel internacional, en muchos campos de distintos sectores, como la educación, la banca, la empresa, las comunicaciones y el derecho. Afirma que al sobresalir en materias como las matemáticas, las ciencias y la tecnología, además de en las ciencias sociales, las estudiantes cuestionan las expectativas tradicionales con respecto a las niñas.
Lengwe destaca también que el entorno de la Escuela Banani fomenta una reflexión profunda en las estudiantes sobre el propósito de sus vidas desde una temprana edad. En este contexto, el aprendizaje académico progresa a la par que el crecimiento personal y espiritual. Conforme las estudiantes avanzan en su viaje educativo, no solo adquieren conocimientos, sino que además desarrollan una visión de las valiosas aportaciones que pueden hacer a la sociedad.
Visión original
Desde sus orígenes en 1993, la Escuela Internacional Banani se fundó conforme a los principios de las enseñanzas bahá'ís, dando especial atención al empoderamiento de las niñas mediante la educación. Tras abrir sus puertas a un grupo inicial de 65 estudiantes, la escuela ha crecido hasta convertirse en una dinámica comunidad educativa, que atiende a más de 300 estudiantes, tanto en programas de primaria como de secundaria. Un 10% de jóvenes proceden de fuera del país.
Sobre la visión de la escuela, Maame Brodwemaba Nketsiah, miembro de la junta directiva de la Organización Internacional Bahá'í para el Desarrollo, declaró: «El propósito ha sido siempre el de ofrecer a las mujeres zambianas una experiencia educativa a la que no hubieran tenido acceso de otra manera, preparándolas para realizar una aportación importante al progreso del país».
La escuela funciona bajo los auspicios de la Fundación William Mmutle Masetlha, una organización fundada en 1983 para ayudar al desarrollo social y económico en Zambia.
Integrar la excelencia académica y el empoderamiento moral
La directora Yaganagi explica que el currículum de la escuela cubre un amplio espectro académico, poniendo especial énfasis en el desarrollo del carácter. Desde la promoción de los valores morales fundamentales en la educación temprana hasta el análisis de la identidad espiritual y la promoción del compromiso con la vida comunitaria en los cursos superiores, las estudiantes participan en un viaje educativo integral.
Lengwe, enfatizando el amplio impacto de este planteamiento, afirmó: «Fomenta valores como la veracidad, la generosidad y la amabilidad, y crea un entorno enriquecedor tanto para las estudiantes como para el profesorado».
Merina Phiri Ndumba, al reflexionar sobre su paso por la Escuela Banani y sobre su carrera profesional como contable financiera y banquera en un banco central, menciona el impacto duradero de su educación: «El énfasis en el desarrollo del carácter y en el servicio en Banani dejó una huella profunda en mi vida, además de en mi papel de madre».
Y agrega: «Intento inculcar los mismos valores a mis hijos: la resiliencia, la amabilidad y una mentalidad centrada en ofrecer aportaciones positivas, valores que creo deben abundar más en todas las escuelas».
Aplicar los principios fuera del aula
En la escuela Banani, la aplicación de los principios morales en la vida cotidiana constituye una piedra fundamental de la experiencia educativa, que se extiende más allá de las lecciones académicas en proyectos de servicio tangibles.
La directora Yaganagi destacó el papel de las estudiantes de bachillerato en los proyectos comunitarios: «Nuestras estudiantes de grado 11 y 12 ofrecen clases semanales de apoyo en inglés y matemáticas al alumnado de menor edad de las escuelas circundantes.
«Esta iniciativa ayuda al alumnado más joven a prepararse para importantes exámenes públicos, por un lado, y a que nuestros propios estudiantes desarrollen un profundo sentido de responsabilidad, así como el deseo de servir, por otro». Y mencionó la existencia de planes para que esas actividades se amplíen para abarcar proyectos de protección medioambiental, como plantar árboles.
Las estudiantes de menor edad de la escuela Banani también participan en iniciativas orientadas al servicio con actividades en el propio centro, ayudando en la escuela primaria, manteniendo el entorno escolar y ayudando en la cocina y los jardines.
Ndinawe Ruppert, otra antigua estudiante y abogada de profesión en la actualidad, habló sobre el impacto que tuvo sobre ella su paso por la Escuela Banani: «El sentido de unidad y la visión mundial fomentada en Banani tuvo una gran influencia en mi carrera profesional. Me condujo al compromiso con el voluntariado, incluso en momentos de mi vida en los que disponía de escasos recursos».
Perspectiva de futuro
En la reciente conmemoración, Nketsiah compartió sus reflexiones acerca de la evolución de la escuela Banani y su orientación futura, realzando el papel de la educación en la mejora social: «El destino de una nación está intrínsecamente unido a la capacidad de facilitar una educación excelente a un número creciente de mujeres, tanto en su dimensión intelectual como espiritual».
Y añadió: «No hay palabras para describir la influencia de las mujeres para dar forma a la sociedad y al carácter de las generaciones futuras. La aportación que realiza la Escuela Internacional Banani al desarrollo de Zambia queda plasmada en sus egresadas, mujeres impulsadas por el deseo de servir a sus comunidades, que exhiben un carácter recto y ejercen un papel esencial en el progreso de la sociedad en todos los campos, bien sea la familia, la comunidad local, la industria o el gobierno».
Corroborando estas ideas, Sylvia Masiye, exalumna de la Escuela Banani que actualmente trabaja en el campo de la fiscalidad internacional, compartió su punto de vista: «Apenas puedo mencionar unas pocas instituciones educativas que doten a las niñas de una mentalidad que persiga tanto la excelencia individual como ser consciente de la necesidad de servir a la sociedad.
»En un mundo cada vez más exigente, confío en que la escuela Banani continúe regalando a la comunidad mundial jóvenes audaces en sus aspiraciones que transformen nuestro hogar común».