Turquía: Se crea una oficina de emergencia para coordinar las labores de socorro
ESTAMBUL, Turquía — En cuanto empezaron los devastadores terremotos que sacudieron Turquía y los países vecinos, las instituciones bahá’ís de Turquía de ámbito regional y nacional han estado en estrecho contacto con las comunidades locales de las zonas afectadas para evaluar la seguridad de las personas y coordinar su contribución a las tareas de socorro en curso.
El núcleo de estas labores lo compone una oficina de emergencias creada por la Asamblea Espiritual Nacional de los Bahá’ís de Turquía pocas horas después del primer seísmo. La oficina no tardó en ponerse en contacto con las instituciones bahá’ís de İskenderun y otras localidades de la provincia de Hatay para elaborar estrategias que permitieran atender las necesidades de sus compatriotas.
Las redes informales que se habían formado entre los participantes y facilitadores de las actividades bahá’ís de desarrollo comunitario a lo largo de los años, así como con las Asambleas Espirituales Locales Bahá’ís, han permitido al servicio de emergencias recopilar y transmitir información crucial de forma fiable y rápida en varias localidades, especialmente en las zonas rurales.
La oficina ha informado que los bahá’ís de Adana, İskenderun y Serinyol han abierto sus centros locales bahá’ís para que sirvan de centro de operaciones para los funcionarios, los equipos de primera intervención y los voluntarios que planifican y ejecutan las tareas de reconstrucción. Estos centros también han proporcionado refugio a las personas desplazadas.
Mientras tanto, la oficina ha logrado conectar a las comunidades con recursos que estaban fuera de su alcance inmediato. En una aldea, donde la falta de electricidad hacía extremadamente difícil cocinar y cuidar del ganado, la oficina consiguió y envió un generador desde un lugar cercano. En respuesta a necesidades similares en otros lugares, la oficina trabaja ahora para adquirir más generadores.
La Asamblea Espiritual Nacional ha comprobado que, a pesar de que el impacto de la devastación en las regiones afectadas del país es cada vez más patente, el servicio de emergencias está recibiendo informes alentadores.
Uno de estos informes señala a una persona que, después de perder su casa, se propuso recoger agua y alimentos en un pueblo cercano para distribuirlos entre sus vecinos. Por el camino, recibió la dura noticia de la pérdida de un familiar. En medio de esta dificultad se mantuvo en su decisión, un acto que resultó esencial ya que, de otro modo, aquel día no habría alimentos ni agua disponibles en la localidad.
La oficina de emergencias ha podido observar cómo la orientación hacia el servicio y los lazos de amistad que se fortalecen a través de las actividades bahá’ís de desarrollo comunitario han sido factores claves en la respuesta a la crisis. «Las personas que participan en estas actividades tienen un sentido más agudo de unidad y están motivadas para ayudar a cualquiera que lo necesite, porque ven a vecinos y extraños como parte de su propia familia», afirma un miembro de la oficina. «Por ejemplo, muchos han abierto sus casas a personas que necesitan una residencia temporal».
Además de las labores de su oficina de emergencias, la Asamblea Espiritual Nacional ha transmitido palabras de aliento desde el primer día de los terremotos. En una de sus cartas, la Asamblea afirma: «En este momento de crisis, hagamos todos un esfuerzo devoto y sacrificado en todas las circunstancias y bajo todas las condiciones para servir a las necesidades de nuestros conciudadanos. […] Demos esperanza a todos y sanemos sus heridas con amor».