El arte: Los jóvenes de Vancouver apuestan por el poder de la música para despertar grandes aspiraciones
VANCOUVER, Canadá — Un número en aumento de jóvenes de Vancouver ha analizado el modo en que la música posee la capacidad de despertar sentimientos nobles y brindar consuelo e inspiración a sus compañeros. Las canciones que componen se basan en sus propias experiencias y en las de sus amigos para plasmar las vivencias de adolescentes que experimentan cambios importantes en sus vidas conforme toman conciencia de su identidad espiritual y de su potencial para contribuir a la sociedad.
Esta iniciativa surge de la dedicación de estos jóvenes que estudian conceptos de los programas educativos bahá'ís cuyo objetivo es cultivar la capacidad de los jóvenes para servir a la sociedad y desarrollar sus habilidades de expresión artística.
Los animadores juveniles de estos programas han constatado que, al centrarse en el poder del lenguaje para conformar la propia comprensión del mundo, estos programas ayudan a los participantes más jóvenes a expresar mejor sus pensamientos y convicciones, lo que refuerza su capacidad para oponer resistencia a influencias negativas como el consumismo.
Una de las canciones compuestas por los jóvenes, Listen Closer (Escucha atentamente), trata de la idea de superar las presiones del materialismo:
This voice is telling me to live for pleasure
Strive for leisure, give into pressure
But we need something of meaning to measure
When we hear truth, that’s the real treasure
Esta voz me dice que viva para el placer Que me afane en el ocio, que ceda a la presión Pero necesitamos algo de sentido para valorar Escuchar la verdad es el verdadero tesoro.
Dinuk, animador de grupos juveniles en su barrio, comenta: «No tiene nada que ver con la música de la cultura pop a la que están expuestos los jóvenes, en la que se trata más bien de proferir mensajes provocadores. En contraposición, queríamos crear música que permitiese a los jóvenes verse a sí mismos como protagonistas».
«Un claro ejemplo de ello es una de las canciones que trata de un joven que se da cuenta de que alguien está sufriendo acoso y se plantea qué acciones tomar en esa situación».
Bell rings it’s time for lunch
I see my friends together
Then I see, someone alone
Someone I’ve never talked to
Should I go and say hello
I want to show I care
I know my friends are watching me
Wondering what I’ll do?
Suena la campana, es hora de comer. Veo a mis amigos juntos. Después veo a alguien solo Alguien con quien nunca he hablado. ¿Debería ir a saludarlo? Quiero mostrar que me importa. Sé que mis amigos me miran Y se preguntan qué haré.
Shadi, una de las organizadoras de la actividad, habla del poder de la música para influir en el oyente: «Cuando durante meses se escucha música con un lenguaje negativo, se comienza a hablar igual».
Jason, un participante, añade que los retos a los que se enfrentan algunos de sus compañeros se ven agravados por los mensajes negativos de la música popular. «Encima añades esa capa de música negativa y, cuando corean las letras, no les es de gran ayuda; es realmente triste ver el efecto».
Shadi apunta que escuchar música positiva y edificante tiene un efecto muy distinto en nosotros y en nuestro comportamiento. Esto pone de manifiesto el poder singular de la música para ejercer un impacto en el espíritu humano.
Aaliyah, otra de las animadoras de los grupos juveniles, describe las canciones que surgen de las actividades como «un ámbito musical sin explotar, con letras que sostienen valores positivos. [...] Es como tener música que mola escuchar, pero sobre temas con los que nos podemos identificar».
La iniciativa adopta un enfoque de composición colaborativa. «Las canciones nunca pertenecen a una sola persona», dice Shadi.
Los participantes, todos ellos con diversos niveles de experiencia musical, se reúnen cada tres meses durante dos fines de semana consecutivos. Durante estas sesiones, reflexionan sobre conceptos espirituales como la consulta, la importancia del servicio y la naturaleza de la verdadera amistad. También dialogan sobre los retos y las necesidades de sus barrios. Estas reuniones sirven de inspiración para las canciones que crean los jóvenes.
La iniciativa de Vancouver se une a otras múltiples que se llevan a cabo en todo el mundo en las que los participantes en actividades bahá’ís de desarrollo comunitario aprenden sobre el poder de la música para inspirar esperanza y acciones encaminadas a mejorar la sociedad.
El Servicio de Noticias ha informado anteriormente sobre otros proyectos similares que se desarrollan en estrecha colaboración con institutos de formación bahá’ís. En Ecuador, una serie de seminarios ha propiciado la composición de canciones sobre el cambio social. Asimismo, un grupo de jóvenes de Nueva Zelanda ha analizado el modo en que la música puede mejorar su comprensión de los conceptos morales, y en Zambia, la música ha sido un elemento esencial de las actividades de desarrollo del pueblo lunda.