COP27: Según la CIB, el consenso sobre los principios rectores es esencial para la acción climática
SHARM EL-SHEIKH, Egipto — En su participación en los debates de la cumbre del clima COP27, que ya ha llegado a su fin, los delegados de la Comunidad Internacional Bahá’í (CIB) han destacado una idea fundamental: si la humanidad ha de resolver los múltiples problemas asociados al clima, las naciones del mundo deben alcanzar un consenso sobre los principios rectores básicos que reformulen la relación entre la sociedad y el mundo natural.
«El mundo natural ofrece una visión profunda de la esencia de la coexistencia y la interdependencia», afirmó Hatem El-Hady, un representante de la Oficina de la CIB en El Cairo, en un encuentro titulado Coexistencia entre los pueblos y la tierra.
El-Hady explicó que las naciones del mundo deben desarrollar la capacidad de trabajar juntas para proteger el medio ambiente, y que la fuerza impulsora de este avance debe ser el reconocimiento de la unidad intrínseca de la humanidad.
Saphira Rameshfar, representante de la Comunidad Internacional Bahá’í de la oficina de Nueva York, profundizó sobre esta idea: «No podemos hablar de coexistencia y de vivir en armonía con el planeta a menos que seamos capaces de consultar unos con otros y de comprendernos perfectamente. Tenemos que aprender a ver la realidad desde múltiples perspectivas y a estar abiertos a que nuestro propio pensamiento se enriquezca con los puntos de vista y experiencias de los demás».
Rameshfar destacó que la consulta, cuando se plantea como un medio para investigar la verdad, puede dar pie a que personas de diferentes culturas eviten las tendencias antagonistas, trasciendan las diferencias y armonicen sus puntos de vista.
«La capacidad para una consulta de esta índole y para comprender en qué punto se encuentra la humanidad en estos momentos son nociones esenciales para avanzar hacia una sociedad madura que esté en paz consigo misma y con el medio ambiente».
La conferencia de la ONU, que se prolongó durante dos semanas, reunió a más de cien jefes de Estado y de Gobierno, así como a más de 35 000 participantes, entre numerosas organizaciones de la sociedad civil, periodistas, medios de comunicación, empresas, activistas del clima y miembros del público general, para analizar proyectos que mitiguen el cambio climático en todo el mundo.
La delegación de la Comunidad Internacional Bahá’í para la conferencia estuvo constituida por El-Hady y Rameshfar, de la oficina del Cairo, a quienes se unieron Bani Dugal y Daniel Perell, de la oficina de Nueva York, así como Peter Aburi y Laura Musonye de Kenia y Ian Hamilton de los Estados Unidos.
Un breve resumen de la participación de la CIB en la COP27
A continuación se presentan algunos momentos destacados de las aportaciones de la delegación bahá’í a los numerosos foros de la COP27, en los que los representantes analizaron temas que son esenciales para establecer nuevos modelos de organización social que satisfagan las necesidades actuales, como por ejemplo redefinir las nociones de progreso y de desarrollo en base a una comprensión más precisa de la naturaleza humana y del papel fundamental del Gobierno a la hora de crear un mundo más sostenible.
En una conferencia de prensa realizada por la Comunidad Internacional Bahá’í, dos de sus representantes, Bani Dugal y Daniel Perell, recalcaron la brecha entre la intención y la acción como uno de los mayores retos que afronta la humanidad a la hora de combatir el cambio climático. «La humanidad posee un enorme potencial e ingenio para resolver los numerosos problemas que tiene ante sí ―afirmó Perell―. Ahora hay que canalizarlos mediante una decidida acción colectiva, un recurso que descansa en la confianza en la capacidad humana y la esperanza de un mundo mejor».
La Sra. Dugal citó la declaración de la CIB Un planeta, un hogar: «El mundo hacia el que nos dirigimos es un mundo de integración y de equilibrio, belleza y madurez. Es un mundo con una idea diferente de progreso, lleno de comunidades y de personas que trabajan juntas con el apoyo de las instituciones hacia la realización de sus más elevadas aspiraciones. Es un mundo cada vez menos asfixiado por compromisos morales destructivos (medioambientales y socioeconómicos) que en tantísimas ocasiones han sido considerados necesarios para el progreso».
Puede verse una grabación de este acto aquí.
Perell moderó un acto titulado Hacer efectiva la ambición a través de respuestas éticas, intergeneracionales y multisectoriales frente a la crisis climática. Dugal habló de la necesidad de relaciones constructivas entre el individuo, la comunidad y las instituciones.
Otros ponentes fueron Azza Karam, secretario general de Religiones por la Paz; Bakoa Kaltongga, diputado de Vanuatu y enviado especial para el Cambio Climático; Maria Fernanda Espinosa, antigua presidenta de la Asamblea General de las Naciones Unidas; el juez Mohamed Abdelsalam, alto representante del Gran Imán de Al-Azhar y copresidente de Religiones por la Paz (Egipto).
La Comunidad Internacional Bahá’í dispuso un stand en el que se invitó a los participantes a describir los valores necesarios para la protección del medioambiente.
Los delegados de la CIB también participaron en un acto titulado Financiación localizada para la adaptación al cambio climático: Reducir las pérdidas y daños así como los ciclos de desigualdad, moderado por Perell.
Puede verse una grabación de este acto aquí.
Perell durante el encuentro titulado Cambiar los relatos de los jóvenes pasando del riesgo a la resiliencia, en el que se analizaron las experiencias y actividades de los jóvenes para aumentar la resiliencia frente al cambio climático.
La Comunidad Internacional Bahá’í proyectó un cortometraje titulado Tanna: Estudio sobre el liderazgo y la acción, que analiza cómo las relaciones constructivas entre los individuos, la comunidad y las instituciones allanaron el camino para un proyecto de acción social liderado por los jóvenes para revitalizar y proteger el ecosistema del arrecife de coral frente a las costas de Tanna (Vanuatu).
El cortometraje se puede ver aquí.
En un encuentro titulado Expandir la coexistencia entre los pueblos y el sistema terrestre: Aprendizajes y experiencias de la comunidad nacional bahá’í egipcia, Aya Mustafa, miembro de la comunidad bahá’í de Egipto, expuso cómo los programas educativos morales bahá’ís permiten a los jóvenes de diversas procedencias atender juntos a las necesidades de sus comunidades. «Estos jóvenes aprenden a trascender sus diferencias mediante el esfuerzo por desarrollar cualidades y atributos como la honradez, la tolerancia y la paciencia, porque entienden que son los cimientos del progreso social y del cuidado del planeta».
En una rueda de prensa Aburi aludió a la necesidad de replantear la organización económica a la luz del principio de la unidad de la humanidad.
«Nuestros empeños necesitarán de un despertar de los valores, la ética y el liderazgo que nos unan al trabajar juntos por el mejoramiento de la sociedad ―afirmó―, destacando el tema de que existe una dimensión moral inherente a la generación, distribución y empleo de la riqueza y de los recursos.
Y agregó: «Las decisiones económicas deben, por lo tanto, ir en consonancia con ideales elevados. El comienzo de cualquier deliberación ya no puede seguir girando en torno a la acumulación de riqueza o de poder, sino que debe estar orientado hacia una comprensión de que la riqueza debe ponerse al servicio de la humanidad».
Algunos miembros de la delegación de la CIB.
Otros miembros de la delegación de la CIB.
Esta declaración de la CIB titulada Un planeta, un hogar ofrece una lectura estimulante sobre las causas profundas de la creciente degradación medioambiental y destaca principios y propuestas de acción que se basan en décadas de experiencias «en las que la comunidad internacional no solo imaginó un mundo mejor, sino que trató de actuar por vías nunca antes exploradas».
Una micropágina creada por la CIB para profundizar en los temas incorporados en la declaración Un planeta, un hogar en la que se ofrecen conclusiones de actividades bahá’ís de diferentes lugares del mundo que abordan problemas medioambientales a nivel local.
Otra declaración publicada por la CIB, titulada El corazón de la resiliencia, propone que el principio de la igualdad de mujeres y de hombres tendrá que estar conscientemente imbricado en los procesos de gobernanza para fomentar la resiliencia frente a la crisis climática.