La Oficina Bahá'í de Asuntos Externos holandesa reflexiona sobre los conocimientos adquiridos de la experiencia al analizar el principio de unidad en el curso de sus actividades para contribuir al diálogo sobre la unidad racial.

«Amor hacia toda la humanidad»: Contribuir al discurso sobre la unidad racial en los Países Bajos

13 de octubre de 2022

LA HAYA, Países Bajos — A principios del 2020, una serie de cuestiones relativas a la identidad, a las migraciones y a los prejuicios salieron a escena en la conciencia pública de los Países Bajos, así como de numerosas sociedades de todo el mundo, impulsadas por manifestaciones en los Estados Unidos que reclamaban justicia racial.

Desde entonces, la Oficina Bahá'í de Asuntos Externos de los Países Bajos ha venido desarrollando, entre sus iniciativas para contribuir al diálogo sobre la unidad racial, foros de debate en los que se analiza la manera en que conceptos espirituales, como el principio bahá'í de unidad en diversidad, pueden promover una mayor cohesión social.

Un foro de debate organizado por la Oficina Bahá'í de Asuntos Externos de los Países Bajos, que reunió a diferentes dirigentes de comunidades religiosas y representantes de la sociedad civil para analizar cómo construir una sociedad más pacífica. Presentación
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Un foro de debate organizado por la Oficina Bahá'í de Asuntos Externos de los Países Bajos, que reunió a diferentes dirigentes de comunidades religiosas y representantes de la sociedad civil para analizar cómo construir una sociedad más pacífica.

Sherene Devid, de la Oficina Bahá'í, explica que estos debates han cobrado mayor importancia en los últimos años: «Muchas personas se preguntan qué significa ser holandés, especialmente en estos momentos en que los Países Bajos constituyen el hogar de un número creciente de inmigrantes de todo el mundo».

Entre las conclusiones a las que ha llegado la Oficina de Asuntos Externos se encuentra la necesidad de que los debates desafíen las ideas prevalecientes sobre la identidad si se quiere analizar los problemas con una mayor profundidad.

«Estos debates ponen de manifiesto que muy a menudo se habla de 'integración', pero en la práctica lo que se espera es la 'asimilación'», afirma Devid.

«Este supuesto es inevitable si pensamos en los individuos como poseedores de una identidad particular y que esa identidad es sinónima de su nacionalidad o cultura. Ahora bien, si adoptamos una visión diferente de nosotros mismos, en la que los humanos nos veamos como seres espirituales, entonces es posible comprender cómo podemos ser a la vez ciudadanos holandeses y ciudadanos del mundo», apunta la Sra. Devid.

Cuando las personas llegan a apreciar el principio espiritual de la unidad en la diversidad, explica Devid, son capaces de valorar enormemente la rica diversidad presente en su sociedad.

Y continúa diciendo: «No se trata solo de nuestro pequeño país, los Países Bajos; tenemos que ver todas nuestras relaciones con el mundo entero».

«Si adoptamos una visión diferente de nosotros mismos, en la que los humanos nos veamos como seres espirituales, entonces es posible comprender cómo podemos ser a la vez ciudadanos holandeses y ciudadanos del mundo». Sherene Devid de la Oficina Bahá'í de Asuntos Externos de los Países Bajos. Presentación
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«Si adoptamos una visión diferente de nosotros mismos, en la que los humanos nos veamos como seres espirituales, entonces es posible comprender cómo podemos ser a la vez ciudadanos holandeses y ciudadanos del mundo». Sherene Devid de la Oficina Bahá'í de Asuntos Externos de los Países Bajos.

Estos debates de la Oficina ponen de manifiesto que, cuando se amplía el concepto de identidad y se equipara al reconocimiento del principio de unidad, las personas pueden ver que su propia identidad como miembro de la familia humana tiene prioridad sobre otras identidades y asociaciones.

«Aprendemos a vernos como parte de algo mucho mayor. Somos capaces de superar el pensamiento de «nosotros o ellos». Son profundas las consecuencias para las estructuras sociales, para la gobernanza y para los procesos legislativos, además de cómo planteamos los problemas sociales actuales, como la migración, el medio ambiente y la justicia económica.

«El amor a la humanidad derribará gradualmente los prejuicios y fortalecerá las relaciones entre los ciudadanos, las comunidades y las instituciones», afirma Devid.