Una experiencia fluida: Planificar el futuro del proceso educativo en Zambia
LUSAKA, Zambia — El pasado mes de agosto, los bahá’ís de Zambia han focalizado su atención en una cuestión fundamental: ¿Cómo hacer que la gama de actividades educativas bahá’ís en el país ofrezca una experiencia fluida y coherente desde la tierna infancia hasta la edad adulta?
Las instituciones bahá’ís y las organizaciones de inspiración bahá’í del país se reunieron durante cinco días en Lusaka para dar un amplio repaso a las distintas iniciativas educativas que se han ido desarrollando en su territorio durante varias décadas.
Musonda Kapusa-Linsel, miembro del Cuerpo Continental de Consejeros de África, describe la importancia de la reunión: «Este seminario permitió que las agencias que participan en la promoción de la educación espiritual y material en Zambia se reuniesen por primera vez y lograsen una conciencia más profunda del abanico de actividades que se desarrollan en el país, analizando las posibilidades de una colaboración más estrecha en su labor».
La Sra. Kapusa-Linsel explica que los animados debates desvelaron nuevas y emocionantes posibilidades que han hecho ver a los participantes cómo sus iniciativas contribuyen a un único objetivo: despertar las energías latentes del alma humana para canalizarlas hacia el mejoramiento de sus barrios, pueblos y en última instancia de su sociedad.
Un sistema educativo en continuo proceso de refinamiento
Hamed Javaheri, otro Consejero de Zambia, explica que, para trazar un rumbo futuro, los participantes coincidieron en que era esencial presentar una interpretación consensuada de la trayectoria del sistema educativo en expansión.
Para ello, los participantes analizaron las experiencias ganadas en las actividades educativas para el empoderamiento espiritual y moral, la educación formal y aquellas iniciativas educativas relacionadas con el desarrollo social y económico. Un documento elaborado por la Asamblea Espiritual Nacional de los Bahá’ís de Zambia permitió que los asistentes pudieran contemplar todos esos proyectos bajo un mismo prisma, concretando los aprendizajes y experiencias de los últimos veinte años de esfuerzos. Lo primero que saltó a la vista fue que ha nacido un sistema educativo en un proceso de refinamiento continuo.
La historia se inicia en 1983, año en el que se funda un instituto de formación dedicado a la educación moral.
«Con el objetivo de desarrollar capacidad de servicio a la sociedad, este primer instituto sentó las bases para las actividades de desarrollo comunitario, así como para todos los proyectos educativos que le han seguido», afirma Javaheri.
Describe cómo este instituto, que se ha descentralizado en otros cuatro institutos más que atienden a las diferentes regiones de Zambia, ha reunido a personas de todas las edades en pequeños grupos para estudiar principios bahá’ís como la unidad de la humanidad, la igualdad de mujeres y hombres, la importancia de una vida de servicio a la sociedad y la consulta, a fin de lograr una experiencia práctica a la hora de aplicar estos principios en la vida del barrio y de la localidad.
Con el transcurso del tiempo y a medida que crecía la participación en los programas de empoderamiento moral de los institutos de formación, crecieron asimismo el deseo y la capacidad de las personas para ofrecer un servicio más complejo a sus comunidades. Esta capacidad en aumento ―explica Jahaveri― preparó el camino para otras necesidades educativas, concretamente las relativas a la educación académica, así como otras vinculadas al desarrollo social y económico.
Múltiples iniciativas educativas, un solo objetivo general
Los debates de Lusaka permitieron a los participantes apreciar que, aunque existen multitud de proyectos educativos bahá’ís en Zambia, todos comparten una meta común. Mohamed Abdou-Salami de la Fundación Inshindo, una organización de inspiración bahá’í, declara: «El principio motor de todas estas iniciativas es la fe en la capacidad de la población para ser la protagonista de su propio progreso material, espiritual e intelectual, y no meros receptores o participantes».
Los asistentes a la reunión comprobaron cómo los programas de empoderamiento moral del instituto de formación reconocen y ayudan a cultivar el deseo de conocimiento, educación y servicio.
Las destrezas y habilidades adquiridas con el instituto de formación han realzado además la experiencia de los jóvenes que han participado en otra iniciativa educativa: las escuelas de educación primaria y secundaria de inspiración bahá’í fundadas por personas formadas en la Fundación Inshindo. Estas escuelas comunitarias satisfacen la sed de excelencia académica de los estudiantes y los orientan hacia el servicio a sus conciudadanos. Desde mediados de la década de 2000, ha aparecido una red de 63 escuelas en todo el país, especialmente en las zonas rurales y de la periferia urbana en las que las oportunidades educativas de los jóvenes han estado limitadas tradicionalmente.
Javaheri observa que estas escuelas comunitarias se establecen generalmente en zonas con capacidad para mantener un gran número de actividades bahá’ís de desarrollo comunitario. Estas comunidades permiten que se establezcan escuelas sobre un sólido cimiento con el apoyo de padres, de profesores formados y de Asambleas Espirituales Locales, en colaboración con dirigentes comunitarios y, en casos específicos, con instituciones gubernamentales y con organizaciones de la sociedad civil.
Otra iniciativa académica es la Escuela Internacional Banani. Fundada en 1992, ofrece una educación secundaria de calidad a las niñas zambianas, centrada en la excelencia moral e intelectual. La escuela está en el proceso de aprender a combinar el currículum internacional con un programa de desarrollo del carácter basado en materiales educativos bahá’ís.
Conforme los jóvenes cursan sus estudios de secundaria y desarrollan una conciencia más aguda de los problemas sociales, se los inicia en el programa de Preparación para la Acción Social (PAS), que se lleva a cabo en la Fundación Inshindo.
Abdou-Salami explica que el PAS aumenta la capacidad de los jóvenes para aplicar el conocimiento adquirido tanto en la ciencia como en la religión para el desarrollo de sus comunidades en áreas como la educación, la agricultura y la producción sostenible de alimentos, la salud y el medio ambiente.
«Los participantes en el programa de PAS llegan a ver el desarrollo de su comunidad como algo que pueden llevar a la práctica. No esperan la ayuda de gente del exterior. Identifican las necesidades y actúan para satisfacerlas».
Añade que los participantes aprenden a poner en marcha proyectos agrícolas, a establecer escuelas infantiles, a diseñar campañas y actividades de salud medioambiental y a crear pequeñas empresas.
Conforme estos jóvenes acceden a la educación superior, algunos requieren apoyo académico complementario para destacar en sus estudios universitarios. La recién constituida Fundación Lomthunzi pretende atender esa necesidad mediante un programa de tutorías que ofrece a los estudiantes clases de apoyo de ciencias, matemáticas e inglés.
Chungu Kapusa, de la fundación, afirma: «La Fundación Lomthunzi también proporciona a los estudiantes orientación académica, los acompaña en los centros de formación profesional, facultades y universidades y ayuda a los estudiantes a desarrollar una profesión que les permita retribuir a su comunidad».
Una vez acceden a la educación superior, los jóvenes que han pasado por la experiencia de esas actividades educativas experimentan un deseo más profundo de comprender la realidad social a la luz de los principios bahá’ís. Es entonces cuando el Instituto de Estudios sobre Prosperidad Global les ofrece los seminarios para universitarios, que les dan a conocer una visión bahá’í sobre problemas de calado para el progreso social. Entre los objetivos de estos seminarios se encuentra el de ayudar a los participantes a entender su educación universitaria como parte integral de sus acciones para contribuir a la transformación de la sociedad.
Avances en la cultura
Entre los aprendizajes obtenidos en la reunión nacional en Lusaka se hallan los primeros indicios del impacto de las actividades educativas bahá’ís en la cultura de algunas zonas rurales, especialmente en aquellos lugares en los que las barreras sociales o culturales pueden bloquear la experiencia educativa de los jóvenes.
Cllyv Lengwe, del programa de escuelas comunitarias, afirma: «En función de cómo los padres y la comunidad en general interactúen con los diferentes programas educativos de los bahá’ís de Zambia, así aumentará su comprensión de la importancia de la educación tanto intelectual como espiritual».
Pauline Kaumba, coordinadora regional del instituto de formación de la Provincia Noroccidental, explica: «En algunas localidades, las jóvenes carecen de apoyo en su educación y se sienten presionadas por la costumbre arraigada de casarse pronto.
Pero a medida que estas chicas participan en los programas educativos de la comunidad bahá’í y emprenden acciones sociales, sus padres y familias pueden ver un cambio; su mentalidad sobre el casarse joven se modifica».
Kaumba añade: «Estas jóvenes siguen con su educación y se ven a sí mismas como agentes de cambio, como personas que pueden realmente contribuir al desarrollo de su pueblo».
Vivir una vida coherente
Kapusa, de la Fundación Lomthunzi, explica que todos estos imperativos educativos combinados, al promover la excelencia académica y aumentar la capacidad para la acción social, permiten a los jóvenes canalizar sus capacidades creativas e intelectuales y enriquecer así la vida social, económica y espiritual de su sociedad.
Además afirma: «Estos jóvenes aprenden a vivir una vida coherente: que es posible estudiar al tiempo que sirven a sus conciudadanos. Una vez terminada su educación universitaria, regresan para aportar al desarrollo de sus comunidades por medio de su profesión».
Extender el diálogo a las bases
Kapusa-Linsel añade que el debate nacional de Lusaka fue el primero de muchos que se realizarán a nivel local, especialmente en barrios y pueblos.
Esos diálogos, el primero de los cuales ya ha tenido lugar en el pueblo de Katuyola en la Provincia Noroccidental, reunirán a familias enteras, profesores, dirigentes tradicionales y otros agentes sociales para analizar cómo pueden fortalecer las bases de las actividades ya en marcha, respondiendo a las aspiraciones intelectuales, morales y espirituales de sus comunidades desde la educación primaria hasta la universidad.