CIB Adís Abeba: Afrontar el impacto desmedido de la crisis climática sobre las mujeres
CIB ADÌS ABEBA — Un reciente debate organizado por la Oficina de la Comunidad Internacional Bahá’í (CIB) en Adís Abeba analizaba el impacto desmedido de la crisis climática en las mujeres, enfatizando el principio de igualdad de mujeres y hombres como factor crucial para afrontar el cambio climático.
«Es un hecho ampliamente aceptado que el cambio climático es un amplificador de las desigualdades socio-económicas prevalecientes, entre ellas las desigualdades de género», afirmó Atieno Mboya, profesora de Derecho Medioambiental Internacional y de Género en la Universidad Emory y miembro de la comunidad bahá’í.
«Si bien los procesos legislativos y jurídicos son cruciales para promover la igualdad de género, el problema principal radica en la ontología y en cómo nos vemos como seres humanos», declaró Mboya y añadió que la degradación medioambiental es una de las consecuencias de un planteamiento puramente materialista de la vida, sin tener en cuenta las implicaciones sociales, morales ni espirituales.
«¿Cómo nos vemos como seres humanos?¿Cuál es nuestra realidad? ¿Somos seres egoístas, meramente materiales?», plantea la profesora Mboya.
«Tenemos una realidad espiritual, un alma que no tiene género. Actuar en el mundo desde este punto de vista puede permitirnos adoptar nuevos valores, nuevas normas sociales y nuevas disposiciones institucionales que promuevan la igualdad de género y la armonía con la naturaleza», afirmó, en referencia a las enseñanzas bahá’ís sobre el avance de la civilización.
Bajo esta perspectiva, los participantes examinaron cómo los problemas relacionados con el clima, sean las amenazas a la seguridad alimentaria ocasionadas por los cambios en las pautas de las precipitaciones o las migraciones provocadas por la degradación medioambiental, tienden a afectar a las mujeres mucho más que a los hombres.
Mobya explicó cómo, por ejemplo, la migración de los hombres de la zonas rurales para buscar el sustento de sus familias añade una mayor presión de trabajo sobre las mujeres.
«Esto supone que exista una presión mayor sobre el tiempo de las mujeres ―afirmó―. Existe un tiempo reducido para el cuidado de los hijos y la preparación de la comida. La escolarización de las niñas también puede verse interrumpida cuando estas ayudan a sus madres».
Incluso cuando la migración no entra en juego, el cambio climático sigue teniendo un mayor impacto sobre las mujeres que sobre los hombres debido a las desigualdades de género, como las escasas oportunidades de empleo para las mujeres por su estatus económico y por las normas sociales.
A pesar de estas dificultades, las mujeres de África se encuentran en primera línea de la acción climática, observaron los participantes.
«Estamos haciendo mucho. No esperamos [...] a que alguien venga y nos salve», dijo Musonda Mumba, Directora del Centro de Roma para el Desarrollo Sostenible del Programa de Desarrollo de las Naciones Unidas.
Mumba habló de una nueva red de mujeres ecologistas en el Sahel, Mali y África del Sur, que coordina la acción climática a nivel local en todas esas regiones. Esta iniciativa, afirmó, es un ejemplo de las innumerables acciones realizadas por las mujeres de África para mitigar los desafíos medioambientales.
En otros comentarios, Mboya subrayó que los problemas del cambio climático deben analizarse con nuevos enfoques y modelos de vida comunitaria «capaces de liberar el potencial para promover el progreso social». Agregó que ello exige humildad de nuestra parte como seres humanos en nuestra interacción con la naturaleza, si queremos mitigar la degradación medioambiental.
Este foro se llevó a cabo como parte de una serie de debates organizados por la Oficina en Adís Abeba en los prolegómenos de la Conferencia de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático de 2022, conocida como COP 27, y forma parte de las aportaciones de la CIB a los diálogos sobre el cambio climático y la igualdad de las mujeres y los hombres.