«La familia, un medio propicio para el cambio»: Impulsar una nueva cultura de igualdad en la India
NUEVA DELHI — La justicia exige que las mujeres tengan los mismos derechos que los hombres. Sin embargo, lograr la verdadera igualdad es laborioso y exigirá retirar los obstáculos que impiden la participación de las mujeres en pie de igualdad con los hombres en todos los ámbitos de la acción humana. La Oficina Bahá’í de Asuntos Públicos de la India defiende que la familia es un marco en el que todos podemos aplicar el principio universal de la igualdad de mujeres y hombres.
«El fortalecimiento de la vida familiar es fundamental para el progreso de la sociedad», afirma Nilakshi Rajkhowa de la Oficina de Asuntos Externos en una entrevista concedida al Servicio de Noticias sobre las ideas y experiencias que la Oficina considera pertinentes para el diálogo sobre la igualdad de mujeres y hombres.
Replantear la familia como espacio social para promover la igualdad
La Sra. Rajhowa explica que un hilo temático en este diálogo, que ha adquirido más importancia en los últimos años, es el papel de los hombres como promotores de la igualdad de género.
«Estos debates giran muy a menudo en torno a la familia como institución social fundamental donde se aprenden y ponen en práctica las creencias sobre el papel de las mujeres y de los hombres», afirma.
Carmel Tripathi, otro miembro de la Oficina de Asuntos Públicos que hizo declaraciones al Servicio de Noticias, afirma que la institución de la familia, como muchas otras en el mundo, se encuentra en un momento de crisis. «Las ideas heredadas de lo que debe ser una familia se ven profundamente afectadas y están siendo descartadas como obsoletas por las fuerzas del cambio social, cultural y económico», afirma Tripathi.
Rajkhowa añade que una transformación duradera no solo exigirá cambios en las percepciones y en los comportamientos promovidos en el seno de la familia, sino también esfuerzos sistemáticos y continuados para transformar las estructuras de la sociedad que inhiben la participación plena y real de las mujeres en la vida pública.
«Los cambios en la familia y en otros ámbitos de la vida deben basarse en la convicción de que la igualdad de las mujeres y de los hombres no es meramente una meta a defender, sino una verdad sobre la naturaleza humana que ha de ser reconocida y aceptada.
»El alma no tiene género. La misma esencia de lo que nos hace humanos no es ni “masculina” ni “femenina”», afirma.
Fortalecer los cimientos morales en los niños mediante la educación
Los aprendizajes de las experiencias de las actividades bahá’ís de desarrollo comunitario en la India sugieren que el ambiente de la familia tiene el mayor potencial para fortalecer las bases morales de los niños.
«La familia es el entorno más poderoso en el que los niños pueden desarrollar cualidades espirituales como la veracidad, la amabilidad, la compasión, el altruismo y la justicia ―afirma Rajkhowa―. Sin embargo, también es en la familia donde los niños pueden aprender actitudes y hábitos nocivos que influyen posteriormente sobre sus interacciones sociales en su vida como jóvenes y adultos».
Rakjhowa explica que la promesa de futuro se halla en los niños y por este motivo los programas educativos bahá’ís para niños resaltan la adquisición de estas cualidades espirituales.
Afirma que estos programas educativos también desarrollan en los niños la capacidad de aplicar principios como la unidad esencial de la humanidad, el servicio a la sociedad, la igualdad de mujeres y de hombres y la consulta en todas sus interacciones con los miembros de su familia inmediata o la extensa, además de con todas las personas con quienes se relacionan en sus vecindarios y escuelas.
En sus comentarios, Rajkhowa destaca el papel primordial de la educación moral en el seno de la familia al completo y no solo en los niños para fomentar una cultura de igualdad. Se refiere a los comentarios realizados por un participante en un encuentro celebrado recientemente por la Oficina de Asuntos Públicos. Anshul Tewari, fundador de Youth ki Awaaz, una organización de la sociedad civil que promueve la justicia social, describió la brecha digital en la educación de las niñas que se observó cuando las clases migraron al entorno digital durante los periodos de confinamiento con el inicio de la pandemia.
El Sr. Tewari explicó que, en muchos hogares donde solo había un aparato digital disponible, el uso del mismo estaba restringido para las niñas, mientras que los varones no sufrieron ninguna restricción en el acceso. «Llevamos a cabo una encuesta entre 10 000 jóvenes entre 12 y 15 años en todo el país», comentó. Los resultados fueron homogéneos en todos los entrevistados de muy diversas procedencias: 70 % de las chicas declararon tener un acceso desigual a los teléfonos y ordenadores con respecto a sus hermanos.
Establecer relaciones igualitarias mediante la consulta
Los miembros de la Oficina Bahá’í de Asuntos Públicos comentan que las actividades realizadas por los bahá’ís de la India a nivel local para promover el progreso social han permitido comprobar que un mayor grado de aplicación del principio de la consulta en una familia conlleva unas relaciones más igualitarias en su seno.
«Si la toma de decisiones en la familia no debe ser el resultado de una autoridad arbitraria y dictatorial ―afirma Rajkhowa―, entonces los miembros de la familia necesitarán aprender a consultar de forma amorosa, respetuosa y franca para llegar a decisiones colectivas».
Tripathi trae a colación un foro de debate organizado por la Oficina de Asuntos Públicos en el que se identificaron las normas culturales de dominación masculina como el mayor obstáculo para la consulta.
Tripathi añade que los miembros de la familia deben aprender a comunicarse con respeto y sinceridad en base a todo un abanico de cualidades espirituales necesarias para la consulta como el amor y la armonía, la humildad, la cortesía, la paciencia, la moderación y el deseo de buscar la verdad independientemente.
La paz depende de la igualdad
Los miembros de la Oficina Bahá’í de Asuntos Públicos de la India afirman que es muy evidente que una familia caracterizada por la igualdad no surgirá de reproducir modelos antiguos que refuerzan la dominación y la desigualdad.
Rajkhowa afirma que una idea central en el trabajo de promoción de la justicia social es que la paz del mundo depende de la puesta en práctica del principio espiritual de la igualdad de mujeres y de hombres.
Sobre este punto, refiere una cita de un mensaje escrito en 1919 por ‘Abdu’l-Bahá a la Organización Central para una Paz Duradera de La Haya, que compara a los hombres y mujeres a las dos alas de un ave: «Hasta que ambas alas no se hayan desarrollado igualmente, el pájaro no podrá volar ―escribió ‘Abdu’l-Bahá―. Si un ala permanece débil, el vuelo es imposible. Hasta que el mundo de la mujer llegue a ser igual al mundo del hombre en la adquisición de virtudes y perfecciones, no se alcanzarán el éxito y la prosperidad como debieran ser».