El espíritu de servicio suscita una respuesta inmediata a las inundaciones en Malasia
SHAH ALAM, Malasia — Cuando las fuertes lluvias provocaron graves inundaciones en diferentes regiones de Malasia el mes pasado, el espíritu de servicio y la acción colectiva fomentadas a través de las actividades bahá’ís de desarrollo comunitario en las zonas afectadas y sus alrededores se canalizó inmediatamente hacia las labores de socorro.
La Asamblea Espiritual de los Bahá’ís de Malasia emitió un mensaje en el que pedía a las Asambleas Espirituales Locales bahá’ís del país que siguieran el ejemplo de 'Abdu’l-Bahá, que «recuerden Su amor omnipresente por las personas de todas las naciones, razas y creencias», y que «respondan a las necesidades acuciantes de... [sus] compatriotas en estos momentos de necesidad».
Las Asambleas Espirituales Locales pasaron a la acción, utilizando los centros bahá’ís como centros de recogida y distribución de alimentos, ropa, materiales de limpieza y otros artículos de primera necesidad, mientras que familias de toda Malasia abrieron sus casas a los refugiados. En muchos casos, familias enteras y grupos de personas se desplazaron hasta las zonas afectadas para prestar ayuda.
Entre los primeros en responder se encontraban los jóvenes que participaban en las tareas de desarrollo comunitario. Yamla Sathiyaseelan, coordinadora de programas educativos bahá'ís en la ciudad de Shah Alam, describe la experiencia de un grupo de jóvenes cerca del barrio de Sri Muda: «En cuanto bajó el nivel del agua, grupos de jóvenes de los barrios vecinos decidieron actuar.
»Varios grupos de jóvenes de distintos barrios se pusieron rápidamente en contacto entre sí para coordinar sus labores. Tras consultar con las instituciones bahá'ís, algunos de esos jóvenes llegaron a Sri Muda para auxiliar a diferentes familias».
Un joven participante en la iniciativa describe cómo el acto de servicio de unos pocos puede inspirar a más personas a actuar: «Éramos un grupo muy reducido y estábamos agotados tras el primer día.
«Esa noche enviamos mensajes a nuestros conocidos con el fin de encontrar más voluntarios. Al día siguiente acudieron más personas para ayudar, lo que nos permitió dividirnos en varios equipos diferentes para cocinar y empaquetar las comidas, distribuirlas y ayudar a las familias a limpiar sus casas».
El principio espiritual de la consulta fue clave en las labores de socorro de las comunidades bahá’ís a lo largo y ancho de Malasia.
Mirshal Lourdusamy, miembro de una institución bahá’í local en Shah Alam, comenta: «La cultura de la consulta que ha surgido del proceso de desarrollo comunitario es lo que nos ayudó a planificar y actuar inmediatamente y a colaborar con organizaciones de la sociedad civil. También se iniciaron conversaciones con diferentes comunidades religiosas para combinar las fuerzas en las labores de socorro».
La Sra. Lourdusamy explica: «Muchas personas se ven ahora como parte de una familia extensa, y no solo como extraños, amigos o conocidos que casualmente viven uno al lado del otro».
Un miembro de la Asamblea Local de Shah Alam, Lourdusamy Packiasamy, comparte su reflexión sobre esas últimas iniciativas: «Esta catástrofe nos ha demostrado que cuando los individuos, la comunidad y las instituciones trabajan juntos en armonía, su poder para contribuir al bienestar de su sociedad se multiplica considerablemente».