El discurso inaugural fue ofrecido por una miembro del Centro Internacional de Enseñanza, Gloria Havid, quien habló de la naturaleza desprendida y sacrificada de ‘Abdu’l-Bahá. Terminó su alocución con uno de Sus consejos recogido en un mensaje de la Casa Universal de Justicia: «... no ver a nadie como extraño sino considerar a todos como miembros de una misma familia».