La llegada del templo marca un nuevo amanecer en el corazón del Pacífico
LENAKEL, Vanuatu — El barco con el cargamento que se había hecho esperar zarpó hace unos días de Port Vila, la capital de Vanuatu, con rumbo a la remota isla de Tanna. Cuando atracó, más de 250 personas se habían reunido con gran expectación para recibir su cargamento: los principales componentes de la Casa de Adoración bahá’í local que se construirá en la localidad de Lenakel.
Tras la llegada del barco, Joseph Tuaka, miembro de la Asamblea Espiritual Local Bahá’í de un pueblo cercano comentó: « Estamos muy felices por esta ocasión. Tenemos una tradición que habla de un día en el que los habitantes de Tanna rezarán juntos en una misma casa. Ese día ya ha llegado».
Nalau Manakel, miembro de la Asamblea Espiritual Nacional de los Bahá’ís de Vanuatu, declaró: «Muchas canciones e historias tradicionales del pueblo de Tanna hablan de una nueva forma de vida, cuando toda la enemistad desaparezca y llegue la paz y la armonía. La aparición de un templo bahá’í en nuestra comunidad refleja el gran cambio espiritual y material que se está produciendo en esta isla».
Al ahondar sobre el significado trascendental de la Casa de Adoración, Disline Iapum, directora del templo, afirmó: «Vemos el templo como un lugar de refugio espiritual, donde nos reuniremos para rezar e inspirarnos para servir a nuestra comunidad, lo mismo en tiempos de felicidad como de crisis».
Desde que se puso la primera piedra de la Casa de Adoración en noviembre de 2019, muchas personas se han reunido en el emplazamiento del templo para rezar y ofrecer ayuda en diversos aspectos del proyecto.
Algunos han estado tejiendo bambú para confeccionar el revestimiento de una de las estructuras auxiliares adyacentes. Otros preparan un anfiteatro para las grandes reuniones de la comunidad en una ladera con bancales que da al océano Pacífico. Otros ayudan al mantenimiento del terreno, evitando que la exuberante vegetación de la zona lo invada todo.
Manakel comenta: «Los jóvenes, las madres, los padres, los jefes, todos vienen con sus herramientas y ayudan. Y se ve en sus caras que lo hacen con alegría. Saben que están contribuyendo a algo que será de gran importancia para las generaciones futuras».
Desde que llegaron a Tanna los materiales para el edificio central, se ha levantado la estructura principal de acero en el emplazamiento del templo, en la localidad de Lenakel. Un óculo de cristal en el vértice de la estructura, que permitirá pasar la luz al interior de la Casa de Adoración, fue el primer elemento que se colocó mediante una columna central provisional. A continuación se ensamblaron a su alrededor, una a una, las nueve alas del techo, que recuerdan la forma de los profundos valles característicos del terreno de la isla volcánica.
Reflexionando sobre el futuro, Manakel señala: «El océano Pacífico es muy especial. Actualmente solo existen unos pocos templos bahá’ís en el mundo, y varios de ellos se han levantado o se están construyendo en las costas del Pacífico. Esperamos que algún día muchas más localidades y pueblos de todos los océanos y continentes sientan la alegría que nosotros sentimos cuando vimos llegar el templo, como si viéramos brillar una luz de esperanza desde el corazón del océano».