Un siglo fomentando la unidad: Los diálogos sobre la cohesión social recorren toda Australia mientras el centenario llega a su fin
SÍDNEY — En el espacio de apenas unos meses, Crear una historia inclusiva –una publicación de la comunidad bahá’í australiana que apareció en noviembre– ha suscitado debates profundos entre autoridades gubernamentales, agentes sociales, periodistas, comunidades religiosas y otros interlocutores en encuentros realizados en todos los estados y territorios del país.
Uno de esos debates se realizó hace poco en la Casa de Adoración bahá’í de Sídney, en un momento importante para la comunidad bahá’í australiana cuando se celebra el fin del centenario de su establecimiento en el país. «El centenario de la comunidad bahá’í supone cien años de aprendizaje sobre cómo promover la unidad en diversidad», afirma Venus Khalessi de la Oficina Bahá’í de Asuntos Externos del país.
Comentando en nombre del primer ministro de Australia, el diputado Jason Falinski intervino en la reunión: «Salvaguardar nuestra cohesión no atañe solo al Gobierno. Es algo que nos incumbe a todos. [...] Los bahá'ís australianos han realizado una importante contribución a la construcción de nuestra nación multicultural y de nuestra identidad nacional inclusiva.
«La fe tiene la capacidad de ser una poderosa fuerza unificadora y reúne a las personas en un espíritu de pertenencia y de armonía. […] Es una fuente de consuelo, de tranquilidad y de resiliencia para muchísimos australianos», añadió Falinksi.
El camino recorrido por la comunidad bahá’í en el último siglo es la historia de la fe en tanto que impulso poderoso hacia una mayor unidad, explicó Fiona Scott, miembro de la Asamblea Espiritual Nacional de los Bahá’ís de Australia. Refiriéndose al primer grupo de bahá’ís que llegaron a las costas australianas, la doctora Scott describió cómo «vinieron motivados por la visión de un mundo en paz, un mundo que valora y armoniza la diversidad de la raza humana.
»Jamás habrían imaginado que cien años después la comunidad bahá’í australiana acogería a más de 80 grupos étnicos y raciales en más de 417 localidades por todo el país».
En una reunión celebrada en el estado de Australia del Sur, Jing Lee, la ministra adjunta del primer ministro de Australia del Sur, hizo mención de la nueva publicación Crear una historia inclusiva: «Los valores de la Fe bahá’í conectan a individuos, a la comunidad e incluso a las instituciones. Soy una persona aquí presente, pero al mismo tiempo procedo de una comunidad y de una institución, este Parlamento, nuestro sistema democrático».
Esta publicación muestra —prosiguió Lee― cómo todos estos elementos se unen para promover la unidad de la humanidad, que los hombres y las mujeres son iguales, que todos tenemos una responsabilidad común [...] hacia un marco colaborativo. Esta publicación en particular nos desafía, colectivamente con toda la investigación que la precede, a pensar un poco más allá [...] y no simplemente a hablar de ello, sino a trabajar hacia objetivos comunes».
Philippa Rowland, presidenta de la Asociación Multiconfesional de Australia del Sur, declaró que «la publicación [...] consigue combinar los puntos de vista individuales dentro del marco más amplio del funcionamiento de nuestra [sociedad] Y más importante todavía, dibuja un arco práctico desde el aprendizaje de nuestro origen hacia la comprensión de nuestra situación actual y la valentía colectiva para imaginar que podemos hacer realidad un futuro mejor para todos.
»Este diálogo sobre cómo podemos crear una historia inclusiva ―añadió― se encuentra en la base de un importante camino que aboga con convicción por la armonía entre las religiones y la convivencia pacífica y mutuamente enriquecedora en una sociedad multicultural».