Una gobernanza digna: La CIB publica una declaración en la víspera del 75 aniversario de las Naciones Unidas
CIB NUEVA YORK — La Comunidad Internacional Bahá’í (CIB) publicó una declaración en la víspera del 75 aniversario de las Naciones Unidas, en la que invitaba a los funcionarios de Naciones Unidas, a los embajadores de los estados miembros, a las organizaciones no gubernamentales y a otros agentes sociales a profundizar en cuestiones referentes al movimiento de la humanidad hacia la paz universal.
La declaración, Una gobernanza digna de la humanidad y el camino hacia un orden mundial justo, ha comenzado a generar, en el breve espacio de tiempo desde su publicación en septiembre, una profunda reflexión y un debate argumentado sobre el papel de las estructuras internacionales.
Sobre la declaración, el Excmo. Sr. Alvaro Albacete, embajador de España y secretario general en funciones de KAICIID, comenta: «La idea de las coaliciones mundiales está bastante integrada en la declaración. […] Quisiera rendir un homenaje a los agentes que han hecho tanto para crear las coaliciones mundiales, no solo a los estados miembros de la ONU. Y quisiera centrarme en la importancia de los agentes religiosos en la creación de estas coaliciones mundiales. Este papel es muy importante en áreas como el desarrollo, la educación, la salud y otros.
»En la actualidad, en las Naciones Unidas contamos con un organismo muy innovador que es el Consejo Asesor Multirreligioso. Es el primer paso para que las voces religiosas sean escuchadas en las Naciones Unidas. Y resulta que este órgano está presidido por la comunidad bahá’í y su representante, Bani Dugal. Me gustaría felicitar a la comunidad bahá’í por el buen trabajo que está llevando a cabo a través de ese órgano tan importante de las Naciones Unidas».
Azza Karam, secretaria general de las Religiones por la Paz, comenta respecto a la declaración: «Se alude de manera vigorosa al momento actual y a las necesidades de todo ser humano de este planeta y de toda institución». Agrega: «Me atrae especialmente la claridad y elocuencia de la declaración sobre la necesidad de que [...] nos unamos. La Fe bahá’í siempre me ha inspirado a entender algo que es fundamental en todas las tradiciones religiosas del mundo: el reconocimiento […] del hecho de que todos somos uno. [...] Nuestra supervivencia sobre este planeta, la supervivencia del planeta, depende fundamentalmente de si incorporamos o no este simple hecho en nuestros sistemas. Prosperamos cuando somos uno. Nos autodestruimos cuando creemos que nuestros límites importan».
Fergus Watt, del grupo de coordinación para la campaña de las Naciones Unidas del 2020, manifiesta que la declaración: «se centra en algunas de las tendencias internacionales que promueven el progreso humano hacia una comunidad mundial».
Watt destaca cómo el concepto de unidad presentado en la declaración «abarca la diversidad de tradiciones nacionales, legales, culturales y políticas, pero bajo una base ética que nos recuerda los valores compartidos intrínsecos a los seres humanos en cualquier parte: una aceptación de la interdependencia, una ética compartida de la justicia y un reconocimiento de que la humanidad es una.
»La declaración reconoce asimismo que la transformación en curso es un proceso gradual, paso a paso, pero en el que cada paso hace posible el siguiente».
Sovaida Ma’ani Ewing del Centro para la Paz y la Gobernanza Mundial declara: «Empezamos a darnos cuenta de que el ser un solo organismo nos hace estar abiertos a los desafíos mundiales. Pero vemos que carecemos de las estructuras de toma de decisiones mundiales requeridas para abordar estos problemas. Es por ello que se hacen necesarias nuevas estructuras como un organismo internacional de elección directa».
Richard Ponzio, director del «Programa de Seguridad Justa 2020» del Centro Stimson, destaca la noción de una ética ciudadana mundial mencionada en la declaración como factor esencial para crear mayores niveles de cooperación internacional, afirmando: «Todo el mundo tiene su propia definición de una ética ciudadana mundial. Es fantástico verla citada en Una gobernanza digna, y cómo ningún otro tema de tal envergadura e importancia nos desafía a unirnos y a construir no solo una estructura, instituciones, normas y herramientas mundiales para responder a los desafíos [mundiales] sino también a tener principios éticos y morales que respalden dichas instituciones. Este es el núcleo de una ética ciudadana mundial».
La Comunidad Internacional Bahá'í (CIB) mira hacia el futuro, contemplando el próximo cuarto de siglo, desde el 75 aniversario de las Naciones Unidas hasta su centenario, como un período crítico en la definición del destino de la humanidad. El acto de inauguración, que acogió a unos doscientos participantes de todo el mundo, fue una invitación a seguir explorando y una de las numerosas aportaciones que la CIB realiza a los debates sobre la necesidad de que se refuercen los sistemas de cooperación mundial.
Bani Dugal, representante principal de la Comunidad Internacional Bahá’í, declara: «Esperamos que este sea el comienzo de una serie de conversaciones que formarán parte de un movimiento de cambio que nos conducirá al centenario de las Naciones Unidas como un orden mundial mucho más evolucionado y caracterizado por la igualdad, la unidad, la paz duradera y la comprensión entre los Gobiernos y pueblos del mundo. Los próximos 25 años son de una importancia crucial para la vida de la humanidad».