La universidad aplica las lecciones aprendidas en la primera oleada de la COVID
SANTA CRUZ, Bolivia — A pesar de los desafíos que encaran todas las instituciones educativas, la Universidad Nur en Bolivia se ha esforzado por hacer frente a las circunstancias actuales y adaptarse con presteza valiéndose de las lecciones aprendidas en la primera oleada de la COVID-19.
La institución educativa de inspiración bahá’í ha identificado dos aspectos esenciales de la experiencia de aprendizaje en este período. Uno es que los estudiantes deben participar activamente y no ser dejados a su albedrío. Otro es que debe prestarse atención detenidamente a la identificación de las tecnologías adaptadas a las circunstancias actuales.
El rector de la universidad, William Shoaie, explica: «Todo el claustro pone mucha atención, por ejemplo, procurando llamar a cada estudiante para detectar sus necesidades y grabando todas las clases telemáticas para aquellos que no pudieron conectarse a las sesiones en línea en directo».
Se ha constituido un comité especial para atender las necesidades de los estudiantes, que habla con ellos sobre su situación y les ayuda a encontrar alojamiento en caso de necesidad. También se han dispuesto recursos profesionales de atención médica y de orientación.
Uso consciente de la tecnología
Con el cambio a la formación telemática, la universidad ha seleccionado concienzudamente las tecnologías para su gestión. Shoaie declara: «Somos conscientes de que la introducción de cualquier tecnología tiene sus implicaciones tanto para los procesos como para las relaciones, ya que cada tecnología favorece determinados tipos de interacción y puede tener efectos a largo plazo».
En el primer semestre, que se inició en marzo, algunos profesores ofrecieron sus conferencias grabadas e interactuaron con los estudiantes mediante grupos de mensajería. Si bien esta medida permitió a los estudiantes acceder fácilmente a las lecciones, perdieron la experiencia colectiva de aprender juntos. Algunos se involucraban menos que los de las clases que se llevaban a cabo mediante discusiones grupales por videoconferencia.
Desde la perspectiva de la Universidad Nur, la educación supone mucho más que transmitir información y conocimientos. «Gran parte del proceso de aprendizaje se basa en la interacción entre diversos estudiantes y profesores, lo que proporciona algo que el mero contenido de un curso no puede ofrecer. Quienes estudian por sí solos pueden aprender la misma materia, pero en lo que respecta a las habilidades y capacidades, y a las cualidades morales y espirituales que se necesitan para contribuir de manera más efectiva a la sociedad, es mejor trabajar y aprender con muchas personas diferentes.
«Así que un importante aspecto de la adaptación ha sido mantener la mayor interacción posible entre el claustro y los estudiantes».
Una comprensión más amplia de la educación
El rector Shoaie explica que, si bien la pandemia ha creado muchos desafíos, la universidad ve nuevas posibilidades para reforzar las estrategias educativas. «No solo intentamos reproducir las dinámicas y modelos anteriores, sino que somos proactivos en mejorar la experiencia educativa en formas que no habríamos podido imaginar antes.
» Como los profesores y estudiantes han estado abiertos a descubrir nuevas formas de interacción mediante el uso de ciertas tecnologías, el aprendizaje no ha quedado confinado a un horario fijo o a un lugar. Por ejemplo, los estudiantes se comunican mediante grupos de mensajería cuando tienen preguntas; los profesores y otros estudiantes responden, ofreciendo material complementario. Nuestra mentalidad estaba orientada a las reuniones presenciales, pero ahora la dinámica es más orgánica. El papel del profesor es más el de un facilitador que el de alguien que ofrece conocimientos frente a una clase. Hemos tenido que enfocar ciertas cosas de otra manera, viendo el proceso de aprendizaje como mucho más motivador y participativo que antes».
Los estudiantes desarrollan una nueva visión
Una estudiante de nombre Romina, reflexionando sobre la transición del enfoque educativo, comenta: «A pesar de que esta situación con las clases virtuales ha sido difícil, la perseverancia y la atención recibida de la universidad nos han animado a seguir y nos han proporcionado todas las herramientas necesarias».
Un rasgo único del enfoque de la Universidad Nur es que promueve el servicio a la sociedad como un elemento esencial en la vida de cada uno.
«El espíritu de servicio que promueve la Universidad Nur —prosigue Romina— ha supuesto que no hayamos estado pasivos durante la crisis. Más bien nos hemos unido a los amigos y a otras personas para ayudar a aliviar el sufrimiento».
Todos los cambios que realiza la Universidad Nur este año posibilitan no solo que sea un lugar en el que la gente se eduque, sino que continúe sirviendo como un conjunto de personas que actúan de manera colectiva para mejorar la condición de su sociedad.
Sassan, un estudiante de último año, afirma: «Puedes sentir cómo la universidad posee un nuevo espíritu este año. Puedes verlo en las conversaciones que los amigos mantienen y en su compromiso con el servicio a sus conciudadanos con un mayor sentido de propósito.
La pandemia ha fortalecido la identidad de los estudiantes de la Universidad Nur que, como parte de su educación, aprenden a estar atentos a las necesidades de su comunidad, apoyándose unos a otros en estos momentos difíciles».
Fundada hace 38 años en Santa Cruz, la Universidad Nur se ha convertido en un importante centro educativo en Bolivia. La institución ofrece una serie de programas en las artes y las ciencias y pone el énfasis en el desarrollo de las capacidades morales como un aspecto importante de todas las áreas de estudio.