El abordaje de la crisis fomenta una mayor unidad social en Kazajistán
NUR-SULTÁN, Kazajistán — La actual crisis sanitaria mundial está suscitando en muchas personas una reflexión profunda sobre el futuro de sus sociedades. En Kazajistán la semana pasada, la comunidad bahá’í convocó un debate telemático entre profesores universitarios, funcionarios del Gobierno, agentes sociales y representantes religiosos para estudiar cómo la coordinación de sus actividades fortalece la unidad social en las actuales circunstancias.
«En estos tiempos difíciles, como nación hemos tenido que mirar más allá del presente, dejando a un lado cualquier sentimiento histórico de desunión y visualizar cómo podría ser nuestro país cuando emerjamos de esta crisis», comentó Timur Chekparbayev, un representante de la Oficina de Asuntos Públicos bahá'í del país.
La Oficina de Asuntos Públicos convocó el debate como parte de sus actividades para contribuir al discurso sobre la cohesión social.
«Como respuesta a esta crisis —comentó Serik Tokbolat, representante de la Oficina de Asuntos Públicos bahá'í— no perdemos la esperanza, sino que fijamos nuestra mirada en las oportunidades de lograr un nivel de unidad social como el que nunca antes hemos conocido».
Los participantes coincidieron en que uno de los signos de una sociedad armoniosa es la capacidad de sus ciudadanos, sus comunidades e instituciones para actuar de forma coordinada y tomar decisiones en aras del bienestar general.
«Las instituciones, tanto privadas como del Gobierno, tendrán que avanzar en la comprensión de cómo se toman decisiones colectivas e investigar los principios vinculados al proceso», declaró la historiadora Zaiva Koishinova.
«En estas circunstancias, la importancia de la confianza mutua es evidente —observó Arman Kozhakhmetov, parlamentario de Kazajistán—. Para fomentar la confianza es obligado un proceso de toma de decisiones claro y abierto. Cuando la gente ve que se reconocen los errores y que estos se corrigen, surge la confianza y los problemas se solucionan rápidamente».
Desde la perspectiva de la comunidad hindú, Askhat Adilbayev comentó que «han aumentado las referencias al tema espiritual en las conversaciones del público general, que encuentra en las escrituras religiosas muchas de las respuestas. La confianza nace de la fe. Tenemos ante nosotros una oportunidad de acercarnos a esos valores espirituales sublimes que fomentan nuestro desarrollo».
Los participantes coincidieron en la firme opinión de que el pasado no tiene por qué definir el futuro.
«Los Gobiernos, organizaciones y comunidades construyen juntos el camino hacia adelante. Muchos de quienes anteriormente se relacionaban como rivales ahora se ofrecen ayuda recíproca», afirmó Karlygash Kalilakhanova, del Centro Nazabayev para el Desarrollo del Diálogo Interreligioso.
Como reflexión sobre el debate, Lyazzat Yangaliyeva, miembro de la Asamblea Espiritual Nacional de los Bahá’ís de Kazajistán, afirmó que «La competitividad ha sido considerada como el motor del progreso de la sociedad y ha tenido un papel fundamental en la organización de la vida pública. Ahora se está demostrando que ha quedado desfasada. Superar las dificultades que afrontamos hoy día exige mayores niveles de unidad y la participación de todos».