«Existen profundos lazos de amistad entre la gente que durante meses o años han estado trabajando para contribuir al progreso social —comenta Candace Vance, que monitoriza las actividades bahá’ís de desarrollo económico y social del país—. Por ello y por el amor que albergan por sus comunidades, muchos jóvenes ven que no pueden simplemente quedarse mirando y dejar pasar esta crisis».