Una localidad de Eslovenia se prepara con semanas de antelación
BAŠELJ, Eslovenia — Poniendo en práctica medidas proactivas para ayudar a su comunidad a afrontar los desafíos de la actual crisis sanitaria mundial, un grupo de jóvenes y adultos de este pequeño pueblo de unas 450 personas han encontrado fórmulas creativas para compartir información y organizar el acceso a los suministros básicos.
Hace tres semanas, un grupo de jóvenes participantes en los programas educativos bahá’ís que fomentan las capacidades para el servicio a la sociedad, emprendieron acciones para ayudar a mitigar la expansión de la enfermedad del coronavirus COVID-19.
«Cuando nuestro grupo reflexionaba sobre cómo servir a nuestra comunidad —comenta uno de los jóvenes— pensamos en el coronavirus. Todos estábamos preocupados, aunque todavía no había casos en el pueblo. Así que decidimos ayudar informando a la gente sobre qué hacer en esta situación».
Una vez obtuvieron información fiable procedente de la web del Instituto Nacional de Salud Pública del país, confeccionaron un póster que ilustraba las medidas que cada persona podía tomar para impedir la transmisión de la enfermedad y lo colocaron en un lugar público de alta visibilidad.
Poco después, conforme entraron en vigor las medidas para reducir el contacto físico en la zona, fue necesario buscar fórmulas para que la gente tuviese acceso a la comida y a otros suministros, evitando el contacto físico.
«En un pueblo—comenta Aleksandra, una bahá’í que vive en la comunidad— nos unimos cuando hay una necesidad y encontramos la forma de afrontarla».
Contactó con establecimientos de alimentación y de distribución cuyos clientes habituales, en su mayoría restaurantes, no tenían ya las mismas necesidades. Al ver que estos establecimientos estaban encantados con el reparto a domicilio, informó a todo el pueblo de la disponibilidad de estos servicios mediante un grupo de internet que crearon para difundir noticias.
Estas actividades centradas en la distribución de alimentos de forma que se minimice el contacto fueron reforzadas cuando el alcalde de Bašelj sugirió a los agricultores locales que ofrecieran sus productos directamente a través de la corporación local.
Miembros de la comunidad bahá’í han observado que la gente está entablando conversaciones sobre la importancia de la unidad, la colaboración, la familia y los amigos; la necesidad de una renovación espiritual, de menos materialismo y de una mayor conciencia sobre cómo podemos contribuir cada uno a nuestra sociedad.
«Esta es una localidad pequeña donde desde siempre la gente ha estado sirviendo junta, independientemente de las diferencias de religión o de raza —declara Aleksandra—. Intentamos tener una cooperación universal. Pero incluso aquí, este momento es diferente, y la mayoría lo vemos como un momento de reflexión sobre cómo vivir nuestras vidas. La gente comprueba que el mundo está muy interconectado: lo que pase aquí o más allá, tarde o temprano terminará afectándonos».