A la altura de las circunstancias en una crisis mundial
SÍDNEY — Mientras la crisis sanitaria mundial continúa ocasionando perturbaciones en la sociedad en todas las partes del mundo, los esfuerzos de los bahá'ís por servir a la humanidad se multiplican. Las comunidades se adaptan rápidamente y de manera creativa a nuevas formas de interacción conforme a las exigencias de salud pública y centradas en las necesidades materiales y espirituales específicas que han aparecido en estas circunstancias.
«Existe una profunda determinación de servir a nuestros vecindarios —comenta Venus Khalessi de la Oficina de Asuntos Externos de la comunidad bahá’í australiana—. Incluso con las restricciones de contacto social, intentamos reforzar nuestra contribución a la vida de la sociedad, tratando especialmente de llegar a los ancianos o a los más vulnerables, y siendo conscientes de las necesidades de cada uno».
Al tiempo que las condiciones actuales suscitan el miedo y la ansiedad, en todas partes las personas encuentran esperanza en la oración. Por todos lados, son multitud quienes, en la proximidad o a lo largo y ancho de continentes, se conectan en línea para compartir oraciones inspiradoras.
Las Casas de Adoración bahá’ís han sido desde tiempo centros y símbolos del espíritu colectivo de adoración. Al igual que otros lugares públicos, han debido cerrar sus puertas de manera preventiva. Sin embargo, en las comunidades donde existe un templo bahá’í se están adoptando nuevos enfoques para infundir a sectores más amplios de la sociedad el espíritu que estas estructuras simbolizan.
En Santiago de Chile se han elaborado y difundido en línea 19 cortometrajes del templo con oraciones cantadas. En la Casa de Adoración de Wilmette, Estados Unidos, los programas periódicos de oraciones se han trasladado de manera temporal al espacio digital y tienen un diseño de presentación que quiere dar la impresión de estar sentado en el interior el templo.
Las actividades educativas bahá’ís se mantienen en estas circunstancias perturbadoras. Las instituciones bahá’ís han animado a las comunidades a que se lleven a cabo de forma que se respeten las directrices del Gobierno para que no haya contacto físico.
«Nuestra comunidad se adaptó increíblemente rápido —afirma Leyla Tavernaro-Haidarian de la Oficina de Asuntos Externos de la Comunidad Bahá'í de Austria—. En pocos días, todas las actividades que crean capacidad de servicio a la sociedad se trasladaron al entorno digital. Estos medios nos han permitido continuar con las clases de niños, que son más necesarias que nunca. Las nociones de resiliencia, de cuidar de la comunidad y de unión que estudiamos son importantes para que sobrelleven estos momentos».
Un joven de Londres, que lleva a cabo clases para la educación espiritual de los niños en su barrio, describe cómo están buscando, él junto con otros, formas significativas para servir en estas circunstancias: «La consulta sobre este cambio de rumbo en la acción hizo surgir una idea: conforme la situación avanza, ¿no podríamos ver en cada padre un maestro en potencia?» Este joven ofrece apoyo a los padres mediante conversaciones telefónicas.
Los bahá’ís en países africanos y asiáticos que no se habían visto seriamente afectados por el brote tomaron medidas enérgicas para sensibilizar a la población acerca del virus. Un grupo en Motibasti, Nepal, preparó carteles informativos teniendo cuidado de mantener la distancia de seguridad y de utilizar equipo de protección en caso necesario. Ofrecieron información crucial sobre los principios de higiene personal y colectiva y realizaron acciones para proporcionar jabón para el lavado de manos.
Al reflexionar sobre los cambios en su sociedad, la Dra. Tavernaro-Haidarian comenta que «ya sea en conversaciones entre vecinos desde los balcones o en la manera en que las personalidades públicas y los periodistas se expresan, se puede atestiguar un giro radical en el fondo del discurso aquí en Austria hacia un sentido más amplio de identidad compartida al afrontar un desafío mundial. Los conceptos de unidad y de solidaridad reciben ahora una atención seria. Diversos grupos están dejando sus diferencias a un lado para abordar este problema y la gente está acercándose a otras confesiones religiosas para orar juntos».
Nilakshi Rajkhowa, de la Oficina de Asuntos Externos bahá’ís de la India observa una tendencia parecida en su país. «Vemos que este es el momento en el que podemos llegar a todos con conversaciones profundas sobre la transformación espiritual y social, porque la gente tiene mayor conciencia de una idea fundamental en el mensaje de Bahá’u’lláh: somos uno, somos interdependientes y estamos llamados a apoyarnos mutuamente».