El año parlamentario holandés se abre con una reunión interreligiosa, que da voz a los jóvenes

27 de septiembre de 2019

LA HAYA, Holanda — Este año, el acto inaugural de la celebración del Día del Príncipe en Holanda, que marca el nuevo curso parlamentario organizado cada año por las comunidades religiosas, ofreció una tribuna para que los jóvenes contribuyan al discurso nacional sobre el medio ambiente.

El acto, al que asistieron el primer ministro del país, los diputados, el alcalde de La Haya, los embajadores y las comunidades religiosas, ofreció una oportunidad para que más de mil participantes reflexionasen sobre el futuro de su país.

«Quien mire a un niño a los ojos ve que su futuro es importante ―afirmó Ad van der Helm, coordinador del programa―. Nuestras decisiones, o la ausencia de ellas en este momento, afectarán a su entorno. Si nos comprometemos ahora, podrán vivir».

Las comunidades religiosas del país ―continuó―, «desean conectar las voces de los jóvenes y las del futuro con las voces de aquellos que cargan con la responsabilidad en este momento. Todas las generaciones, todas las capas de la sociedad, todos los grupos, las lenguas y culturas que viven en nuestro país, comparten la responsabilidad de esta tierra, nuestro mundo».

Namara van Bekkum, una joven de 16 años representante de la comunidad bahá'í holandesa, pronunció el discurso principal en el acto de celebración del Día del Príncipe. Presentación
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Namara van Bekkum, una joven de 16 años representante de la comunidad bahá'í holandesa, pronunció el discurso principal en el acto de celebración del Día del Príncipe.

Namara van Bekkum, una joven de 16 años que representaba a la comunidad bahá'í holandesa, abrió el discurso principal del evento con un pasaje de la Primera Tabla a La Haya (en inglés) de 'Abdu'l-Bahá, escrita hace casi un siglo a una organización en favor de la paz con sede en aquella ciudad tras los desastres de la Primera Guerra Mundial: «Hasta que las mentes de los hombres no se unan, no podrá llevarse a cabo ninguna cuestión importante».

Sus comentarios formaron parte de un programa que fomentaba la reflexión profunda con la lectura de textos sagrados, momentos de silencio, actuaciones musicales y comentarios realizados por otros presentadores.

La Sra. van Bekkum subrayó la importancia de reconocer la dimensión espiritual de la identidad humana. «¿Cómo puede una población mundial que crece y se desarrolla de forma imparable vivir en armonía con la tierra y con sus limitados recursos naturales? Sencillamente, consumimos demasiado de todo lo que producimos de manera equivocada ―afirmó la Sra. van Bekkum en su discurso―. «Es necesaria una nueva conciencia en cuanto a cómo los seres humanos interactuamos con el mundo natural. Necesitamos prestar atención a aquellas características espirituales que son compatibles con la unicidad de la humanidad y con la armonía con la naturaleza, por ejemplo la justicia, la honestidad, el amor por la tierra y por los seres humanos, la generosidad y el desprendimiento de las cosas materiales».

Al preparar su presentación, la Sra. van Bekkum echó mano de sus experiencias en actividades de construcción de comunidad. «Mantenemos muchas conversaciones sobre temas como la justicia o la unidad con la gente de mi entorno. Son muchos los que piensan que es lo que ahora se necesita ―señala―. Y en otras partes del mundo, la gente, jóvenes, niños y adultos, mantienen conversaciones sobre la importancia de la unidad sobre el cambio climático».

Marga Martens, coordinadora del comité organizador del acto y representante de la comunidad bahá'í de Holanda, dirigió una alocución al público. Presentación
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Marga Martens, coordinadora del comité organizador del acto y representante de la comunidad bahá'í de Holanda, dirigió una alocución al público.

Marga Martens, coordinadora del comité organizador del evento y representante de la comunidad bahá'í de Holanda, explica que «este año ha sido la primera vez en la que una joven pronuncia el discurso principal. Ha sido una decisión deliberada del comité para dar voz a los jóvenes del país».

La reunión es el resultado de la colaboración estrecha y cohesionada entre las comunidades religiosas de Holanda. «No nos consideramos grupos separados entre sí que presentan su propia contribución. Más bien nos vemos como una comunidad», explicó la Sra. Martens.