Las comunidades sienten el impulso espiritual de la peregrinación
CENTRO MUNDIAL BAHÁ’Í — Muchas personas han esperado toda una vida este momento. Ante su vista se balancean los cipreses y hacen guardia enormes eucaliptos, los geranios rojos caen en cascada a lo largo de la terraza hacia el este, los jardines con sus setos arreglados con precisión simbolizan la lucha por la perfección, y los florecientes arbustos de jazmín dan la bienvenida a los peregrinos recién llegados mientras se abren camino a lo largo del sendero de guijarros lisos en su primera visita al Santuario de Bahá’u’lláh.
En su interior, oran en silencio y comienza la peregrinación.
Desde hace un siglo y medio, muchas personas han hecho la peregrinación bahá’í a Tierra Santa. En los primeros tiempos, los peregrinos visitaban a Bahá’u’lláh en persona, a menudo recorriendo grandes distancias a pie; después del fallecimiento de Bahá’u’lláh en 1892, la peregrinación consistió en visitar Su Santuario y el Santuario del Báb, una vez que se construyó al fin.
«La peregrinación es una historia de amor. Amas a Bahá’u’lláh y vienes a ver dónde reveló muchos de Sus escritos importantes, ves dónde vivió, ves Sus objetos personales y la historia cobra vida», afirma Taraneh Rafati, quien, como guía de peregrinos, acompaña a los peregrinos durante sus visitas a los lugares sagrados bahá’ís en el área de ‘Akká /Haifa.
Hoy en día, miles de personas cada año, que representan la diversidad de la humanidad, hacen la peregrinación bahá’í. Muchos de los que emprenden este acto sagrado ahorran dinero sacrificadamente durante años o décadas para viajar a Tierra Santa.
El proceso de viajar a lugares venerados que formen parte de la herencia espiritual es común a las tradiciones religiosas del mundo. La peregrinación bahá’í representa un período de reflexión y renovación, de profunda meditación y oración y de transformación. Su propósito fundamental es que el peregrino visite los santuarios sagrados del Báb y de Bahá’u’lláh. Durante el programa de nueve días, los peregrinos también tienen la oportunidad de ver sitios históricos asociados con las vidas de las Figuras Centrales de la Fe y de muchas de las primeras heroínas y héroes de la Causa. Una recepción especial de la Casa Universal de Justicia y varias charlas y presentaciones nocturnas en el transcurso de los nueve días también enriquecen la experiencia de los peregrinos.
En los últimos años se ha iniciado un nuevo programa en el que grupos de personas de un solo país o de una pequeña región de un país emprenden peregrinaciones juntas. Esto ha permitido que cada vez más personas planifiquen y realicen su esperanza de peregrinar. Algunos de los grupos vienen de lugares remotos y aislados del mundo.
Muchos de los que hacen el viaje notan cuán conmovedor es ver la diversidad de la familia humana comprometida en un acto de adoración y reflexión y ver a personas que se esfuerzan por refinarse a sí mismas para servir a la humanidad con una dedicación cada vez mayor. Los compañeros peregrinos provienen de todos los rincones del mundo y encuentran en su peregrinación una expresión práctica de unidad y unicidad.
«Vemos cómo personas de todo el mundo, independientemente de su nacionalidad, raza y religión, pueden abandonar todos los pensamientos y acciones negativas y unirse en paz», declaró Lala, una peregrina de Azerbaiyán. En julio, un grupo de Camerún hizo una peregrinación juntos, como parte del nuevo programa. El intérprete del grupo, Chonwain, describió cómo, aunque su responsabilidad principal era traducir para los francófonos del grupo, sintió el profundo efecto espiritual de la peregrinación.
«Cuando acompañas a los peregrinos en cada etapa bendecida, cuando te mueves junto con ellos y haces todo lo posible para ayudarlos con el idioma, cuando te mueves en los pasos de estos peregrinos en sus visitas a los santuarios sagrados, tu corazón está aquí en peregrinación», explicó Chonwain.
Además del programa formal de peregrinación en grupo, muchas comunidades de todo el mundo se están organizando de manera informal para peregrinar juntas. Recientemente, uno de esos grupos viajó desde Utrecht, Países Bajos, donde los miembros del grupo trabajan codo con codo en un esfuerzo bahá’í dinámico de construcción de comunidad.
«Nos preguntamos cómo este gran privilegio puede afectar a nuestro servicio a la comunidad de vuelta a casa», explicó una de las peregrinas holandeses del grupo, cuyo enfoque en los Países Bajos ha sido trabajar con jóvenes en un programa de empoderamiento espiritual y moral. Dos de sus compañeros de peregrinación se encontraban entre los jóvenes con los que estudia desde hace tres años. «Visitar los santuarios sagrados con estos jóvenes me ha conmovido profundamente», reflexionó.
Un grupo que vive y participa en actividades de construcción de comunidad en un distrito de Chiayi, Taiwán, emprendió recientemente una peregrinación juntos. «Es como si fuéramos una familia extensa, viajando juntos y cuidándonos unos a otros –dijo Chiu, uno de los peregrinos del grupo–. Somos mucho más fuertes que antes».
En el grupo había algunas familias con niños pequeños. Wendy, otra peregrina del grupo, describió cómo su hijo de 4 años estaba nervioso por entrar a uno de los santuarios. «Entonces mi hija, que tiene 6 años, dijo: “¿Quieres que tu alma se fortalezca como un árbol? Ven al Santuario y reza conmigo”», relató Wendy.
Se ha creado un nuevo sitio web en pilgrimage.bahai.org para ayudar a las personas y familias a solicitar la peregrinación en línea. El sitio también ofrece un documental sobre la experiencia sagrada de la peregrinación.