La CIB considera necesario cooperar en materia de migración y se centra en sus causas fundamentales

19 de diciembre de 2018
El secretario general de las Naciones Unidas, António Guterres (centro), habla con Louise Arbour, representante especial del secretario general para las migraciones internacionales, durante la Conferencia Intergubernamental para la Adopción del Pacto Mundial para la Migración Segura, Ordenada y Regular. A la izquierda están Michelle Bachelet, alta comisionada de las Naciones Unidas para los derechos humanos, y María Fernanda Espinosa Garcés (segunda desde la izquierda), presidenta del 73º período de sesiones de la Asamblea General. (Fotografía de la  ONU/Sebastien Di Silvesto)

MARRAKECH, Marruecos — Más de 250 millones de personas han abandonado sus países de origen, la mayoría obligadas por la guerra, las privaciones económicas o la degradación del medio ambiente, en busca de un futuro mejor en otro lugar. Para hacer frente a este creciente movimiento de poblaciones, los dirigentes mundiales se reunieron la semana pasada en una histórica conferencia en la que 164 naciones adoptaron el primer acuerdo mundial de las Naciones Unidas sobre un enfoque común de la migración internacional.

Llamado el Pacto Mundial sobre Migración Segura, Ordenada y Regular, el pacto no vinculante tiene como objetivo fomentar un enfoque internacional cooperativo de la migración y reducir los riesgos y desafíos para las personas que están migrando.

«La comprensión de las causas más profundas de la migración internacional nos obliga a todos a examinar la forma en que se organizan los asuntos de una sociedad cada vez más mundializada», declara Simin Fahandej, el representante de la Comunidad Internacional Bahá’í (CIB), que participó en la conferencia celebrada los días 10 y 11 de diciembre en Marrakech (Marruecos). «Este acuerdo ha llevado a los países del mundo a un debate a escala mundial sobre un tema que se ha sido tratado principalmente a nivel nacional o regional».

En los últimos cinco años, la comunidad bahá’í ha participado en foros nacionales e internacionales sobre migración. Ha estado trabajando con diversos agentes sociales para comprender mejor las causas más profundas de la migración forzada, sus repercusiones en las sociedades y las ideas que pueden ayudar a la humanidad a avanzar en el tratamiento de este problema mediante la consulta y la colaboración.

«Parece inevitable que los movimientos resultantes de circunstancias inhumanas e intolerables sigan aumentando a menos que se haga un esfuerzo amplio y concertado para abordar las causas subyacentes —explica la Sra. Fahandej— . El Pacto Mundial sobre Migración pone de relieve la voluntad de muchos en la comunidad internacional de examinar fundamentalmente algunas de esas causas y comenzar a plantear interrogantes: ¿Qué ocurre con las estructuras, sistemas y actitudes actuales que están perpetuando las condiciones que hacen que millones de personas abandonen sus países de origen? ¿Cómo podemos esperar un cambio sustancial en el movimiento de las poblaciones si las estructuras que impulsan la desigualdad y la guerra no cambian?».

Los representantes de la CIB también tomaron nota del reconocimiento por parte de los dirigentes de que, si bien los desafíos mundiales deben abordarse colectivamente, la naturaleza exacta de las cuestiones a las que se enfrentan las diferentes regiones del mundo varía.

«Esto condujo a un debate sobre las responsabilidades de las diferentes regiones», añade Rachel Bayani, que asistió a la conferencia en nombre de la Oficina de la CIB en Bruselas. «Algunos tendrían que reflexionar sobre la forma en que sus políticas —por ejemplo, sobre el comercio, la inversión, el medio ambiente— afectan inadvertidamente a las condiciones socioeconómicas de los países de origen. Otros tendrían que estudiar la forma en que podrían abordar, en sus propios países, las condiciones que obligan a la gente a marcharse».

Los migrantes son representados en obras de arte en la entrada principal de la sede de la conferencia de las Naciones Unidas para la adopción del Pacto Mundial sobre Migración, celebrada los días 10 y 11 de diciembre en Marrakech (Marruecos). (Fotografía de la ONU/Sebastien Di Silvesto) Presentación
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Los migrantes son representados en obras de arte en la entrada principal de la sede de la conferencia de las Naciones Unidas para la adopción del Pacto Mundial sobre Migración, celebrada los días 10 y 11 de diciembre en Marrakech (Marruecos). (Fotografía de la ONU/Sebastien Di Silvesto)

En una declaración de la CIB emitida antes de la conferencia se reitera la necesidad de centrar la atención en la migración a nivel mundial y de adoptar «un planteamiento a largo plazo» que «exige un diálogo a gran escala, multidimensional, desapasionado y bien documentado sobre la cuestión de la migración».

«Este diálogo no puede pasar por alto el estudio de las estructuras, los sistemas y las actitudes sociales, políticas y económicas que sustentan y perpetúan el orden actual —afirma la declaración—. Es necesario incluir una reflexión sincera sobre la forma en que este orden se puede rediseñar para garantizar una respuesta adecuada a las necesidades de las masas de la población mundial que viven en situaciones de guerra, pobreza y opresión. Y lo que es más importante, debe basarse en la comprensión de la indiscutible interconexión de nuestras sociedades y la realidad de que la vida colectiva de la humanidad sufre cuando cualquier grupo piensa en su propio bienestar aislado del de sus vecinos».

La conferencia fue concebida en septiembre de 2016 cuando la Asamblea General de las Naciones Unidas acordó por unanimidad preparar un acuerdo mundial sobre la migración y fijó este mes para la reunión en se adoptaría el texto. El proceso no ha estado exento de desafíos; casi 30 Estados miembros de la ONU se han retirado del acuerdo desde entonces.

El pacto mundial, de 34 páginas, es una declaración no vinculante que tiene por objeto garantizar una vida segura y digna a los migrantes y gestionar mejor los movimientos de población. El acuerdo incluye 23 objetivos para una «migración segura, ordenada y regular», entre los que figuran: reducir al mínimo los factores impulsores y estructurales adversos que obligan a las personas a abandonar su país de origen, gestionar las fronteras internacionales, eliminar todas las formas de discriminación y promover un discurso público basado en pruebas a fin de configurar las percepciones de la migración y de fortalecer la cooperación internacional.

«Y lo que es más importante, (el diálogo) debe basarse en la comprensión de la indiscutible interconexión de nuestras sociedades y la realidad de que la vida colectiva de la humanidad se resiente cuando un grupo piensa en su propio bienestar aislado del de sus vecinos».


Comunidad Internacional Bahá’í

A lo largo del evento, muchos líderes gubernamentales señalaron la necesidad de una solución internacional a los desafíos que la migración plantea a las naciones. «Debemos abordar por igual los factores y las consecuencias de la migración irregular», explicó el presidente de Sierra Leona, Julius Maada Bio.

La canciller alemana Angela Merkel elogió el enfoque del pacto en «los fundamentos de la cooperación internacional». Añadió que «la globalización, si queremos darle un rostro humano, solo puede moldearse de manera tan humana cuando todos los países del planeta tengan oportunidades justas e iguales de desarrollarse».

Alrededor de 3200 personas asistieron a la conferencia, entre ellas representantes de más de 150 países.