Los delegados regresan a casa energizados, inspirados
CENTRO MUNDIAL BAHÁ'Í — Con la celebración del 12° día de Ridvan en los terrenos sagrados alrededor del Santuario de Bahá'u'lláh en Bahji ayer por la tarde, el período extraordinario de la 12° Convención Internacional Bahá'í llegó a su fin.
Tras la elección de la Casa Universal de Justicia la primera mañana de la Convención, los delegados pasaron los siguientes tres días consultando sobre cómo las enseñanzas de Bahá'u'lláh se están concretando en sus comunidades y sociedades. También exploraron cómo ofrecer los conocimientos de este proceso a quienes se interesan en el mundo por la construcción de la unidad y la paz.
«Es tan hermoso ver que el mundo se reúne para consultar: hombres y mujeres de diferentes orígenes y edades, trabajando codo a codo para construir un mundo nuevo», afirmó Yevgeniya Poluektova, presidenta de la última sesión, en sus observaciones finales.
Muchos delegados atribuyeron a la celebración del bicentenario del nacimiento de Bahá'u'lláh las crecientes oportunidades que se presentan a sus comunidades, el cual estuvo acompañado por un flujo de apoyo de figuras públicas y dignatarios, así como de innumerables vecinos, amigos y compañeros de trabajo que asistieron a las festividades.
Como miembros de los consejos nacionales elegidos que guían los asuntos de las comunidades bahá'ís en sus respectivos países, los delegados también reflexionaron sobre cómo las instituciones en las que sirven pueden nutrir cada vez más los entornos en los que las personas y las comunidades se empoderan y aumentan su capacidad para tomar medidas para el mejoramiento del mundo.
Los delegados pasaron la última mañana en una consulta fructífera sobre la participación de las comunidades bahá'ís en la vida de sus sociedades. En particular, discutieron la experiencia de sus comunidades con los esfuerzos de desarrollo económico y social, así como su participación en foros y escenarios donde las organizaciones gubernamentales y de la sociedad civil están considerando cuestiones contemporáneas de interés para sus sociedades.
Ouawi Tchompaare, de Chad, habló sobre una década de experiencia de una organización de desarrollo de inspiración bahá'í que apoya a docenas de escuelas comunitarias en entornos rurales y urbanos en el país. «Nos centramos en dos líneas de acción en este momento: un programa de salud, que se centra en la prevención y la higiene y en un programa de agricultura sobre cultivos y campos.
»Entre los niños de estas escuelas, hemos visto un cambio dramático en las normas de higiene y limpieza, que a su vez ha inspirado a las familias a adoptar nuevas pautas en sus hogares», afirmó Tchompaare.
«En Kazajstán, existe una preocupación generalizada sobre el desencanto de los jóvenes con la situación del mundo. La comunidad bahá'í está participando en un discurso relacionado con las aspiraciones espirituales de la juventud. Lo que estamos descubriendo es que esto les ofrece esperanza y un camino para un cambio constructivo», dijo Lyazzat Yangaliyeva, una delegada de Kazajstán.