El miembro de más edad de los Yarán completa un encarcelamiento de una década

17 de marzo de 2018
Jamaloddin Khanjani, 2º desde la izquierda, con otros tres antiguos miembros de los Yarán que han completado sus injustas sentencias: Said Rezaie (centro), Fariba Kamalabadi (3ª desde la derecha) y Mahvash Sabet (2ª desde la derecha).

CIB NUEVA YORK — Después de una década de encarcelamiento injusto y trato severo en las cárceles iraníes, el Sr. Jamaloddin Khanjani, de 85 años, completó su sentencia de diez años ayer. Es uno de los siete miembros del antiguo grupo dirigente de los bahá'ís en Irán conocido como Yarán, quienes fueron encarcelados por cargos falsos y sin fundamento.

El Sr. Khanjani, el de más edad de los siete, es el quinto en ser puesto en libertad este año. Los Yarán era un grupo ad-hoc que atendía las necesidades espirituales y materiales básicas de la comunidad bahá'í iraní. Se formó con el pleno conocimiento y aprobación de las autoridades iraníes después de que las instituciones formales bahá'ís fueron declaradas ilegales en Irán en la década de 1980.

«Para empezar, el Sr. Khanjani y los demás miembros de los Yarán nunca deberían haber sido encarcelados», dijo Bani Dugal, la principal representante de la Comunidad Internacional Bahá'í ante las Naciones Unidas. «No solo no cometieron crímenes, sino que además contribuyeron al mejoramiento de sus comunidades y de su país».

Jamaloddin Khanjani (centro) reunido con amigos y familiares. Presentación
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Jamaloddin Khanjani (centro) reunido con amigos y familiares.

Nacido en 1933 en la ciudad de Sangsar, el Sr. Khanjani creció en una granja lechera y, finalmente, comenzó un exitoso negocio de producción de carbón. Con el tiempo, estableció la primera fábrica de ladrillos automatizada en Irán, llegando a emplear con el tiempo a varios cientos de personas. A principios de la década de 1980, después de la Revolución Islámica de 1979, se vio obligado a cerrar esa fábrica y abandonarla, dejando a la mayoría de sus empleados sin trabajo debido a la persecución a la que se enfrentó como bahá'í. La fábrica fue confiscada posteriormente por el gobierno.

En la década de 1990, el Sr. Khanjani pudo establecer una granja mecanizada en propiedades de su familia. Sin embargo, las autoridades le impusieron muchas restricciones, lo que ha puesto dificultades al funcionamiento de su negocio. Estas restricciones se extendieron a sus hijos y parientes e incluyeron el rechazo de préstamos, el cierre de sus lugares de negocios, la limitación de transacciones comerciales y la prohibición de viajar fuera del país.

«El trato dado al Sr. Khanjani y a otros miembros de los Yarán a lo largo de sus vidas representa el trato sufrido por toda la comunidad bahá'í durante generaciones», afirmó la Sra. Dugal.

Los bahá'ís iraníes continúan enfrentando la amenaza de arrestos y encarcelamientos arbitrarios, discriminación económica y denegación del acceso a la educación superior. La persecución relacionada con la economía contra ellos ha aumentado particularmente en los últimos años, dando como resultado lo que la Comunidad Internacional Bahá'í ha llamado, en una carta abierta al presidente Rouhani, un «apartheid económico contra un segmento de la población iraní».