Se erige el templo de Colombia
AGUA AZUL, Colombia — En Norte del Cauca, la Casa de Adoración bahá’í local se está levantando de la tierra. A medida que pasa cada día, su forma se vuelve más clara, lo que indica la casi finalización de este desarrollo tan esperado para la región.
Se han logrado considerables progresos en la construcción del edificio central en las últimas semanas. Los principales componentes estructurales se han completado, se ha empezado a trabajar en los acabados de las paredes y del suelo, y se ha iniciado la colocación de las tejas.
La distintiva cúpula vertical acaballonada de la Casa de Adoración y su rico colorido de terracota evoca la vaina de cacao que tiene un significado especial para la gente de la región como símbolo de vitalidad, hospitalidad y su relación con la tierra.
La parte superior del techo del Templo, símbolo de la flor del cacao, se encuentra actualmente en construcción; cuando esté lista se instalará y se erguirá en su interior el símbolo del Más Grande Nombre, una representación caligráfica de la palabra Bahá, que significa gloria, la cual es sagrada para los bahá’ís.
Si bien el edificio central forma el corazón del complejo del Templo, también se están construyendo varios edificios auxiliares. Estos edificios apoyarán los esfuerzos de la población local por desarrollar la capacidad de servicio a la humanidad. Las estructuras simples pero elegantes, que están siendo pintadas en los colores brillantes tradicionales de la región, reflejan la vitalidad de las comunidades a lo ancho del Norte del Cauca.
En su concepción, la Casa de Adoración local en el Norte del Cauca está en armonía con el entorno natural y social. Por ejemplo, se aprovechará la energía solar para alimentar a todos los edificios en el complejo del Templo, y el sitio incorpora un sistema que permite la reutilización del agua de la lluvia, por ejemplo, para los estanques. Además, el edificio central ha sido diseñado como una estructura al aire libre, con puertas ornamentales instaladas en las nueve entradas para permitir el enfriamiento y la ventilación natural. Esta apertura mejora aún más la relación entre el espacio sagrado del interior y la belleza del mundo natural del entorno. Descansando en un montículo ajardinado de tres metros, el Templo ofrecerá vistas a los jardines, lagos y bosques nativos, regenerados por el proyecto, todos los cuales forman el complejo del Templo, con el telón de fondo de las montañas de los Andes.