Los bicentenarios resaltan la unidad
CAMBRIDGE, Massachusetts — Mientras la comunidad bahá'í se prepara para celebrar el 200 aniversario del nacimiento de Bahá'u'lláh, la Facultad de Teología de Harvard también conmemora su bicentenario.
Esta confluencia de destacados aniversarios tiene más en común que la mera superposición de fechas. A fines del siglo XIX y la primera mitad del siglo XX, varios filósofos, artistas y escritores estadounidenses eminentes relacionados con la Fe bahá'í y la Universidad de Harvard participaron en un discurso dinámico y emergente sobre la unidad.
Este fue un tema de una reciente presentación, que abordó cómo se expresó el principio de unidad bahá'í en el desarrollo de la comunidad bahá'í estadounidense. La presentación tuvo lugar en el Centro para el Estudio de las Religiones del Mundo de Harvard y se tituló «La religión de la unidad y la unidad de la religión». La dio Sasha Dehghani, un erudito visitante de Harvard, que está haciendo una investigación sobre la Fe bahá'í como una religión mundial independiente.
«Cuando llegué por primera vez a Harvard —explicó el Dr. Dehghani—, el Prof. Francis Clooney, Director del Centro de Estudios de las Religiones del Mundo, me dio la bienvenida diciendo: 'Necesitamos religiones hoy en día que creen unidad y derriben muros'».
Refiriéndose a cómo los conceptos de unidad y unicidad de los seres humanos dieron forma a las iniciativas de la comunidad bahá'í estadounidense en sus primeros años, Dehghani destacó los principales hitos y habló de algunos de los pensadores importantes de esa época.
La primera mención pública de la Fe bahá'í en los Estados Unidos fue en el Parlamento Mundial de las Religiones en Chicago en 1893, donde el concepto de la unidad de las religiones se encontraba entre los temas explorados más destacados .
El espíritu que animó al Parlamento Mundial aquel año inspiró a Sarah Farmer, propietaria de la Hospedería Green Acre en Maine y una de las primeras innovadoras religiosas de los Estados Unidos, a ofrecer conferencias sobre temas progresistas en las ciencias, las artes y la religión. Estos encuentros reunieron a destacados escritores, educadores, filósofos, artistas y activistas, que abrieron un espacio para el intercambio de ideas y para el avance del pensamiento.
En su libro Almas inquietas: La realización de la espiritualidad americana, el historiador Leigh Eric Schmidt comenta sobre el impacto de Green Acre en el discurso público a principios del siglo XX: «Las reuniones de Green Acre prosperaron durante más de dos décadas; el Parlamento Mundial duró diecisiete días».
Finalmente, el trabajo de Sarah Farmer la puso en contacto con la Fe bahá'í. Viajó a Akka a principios de siglo para encontrarse con 'Abdu'l-Bahá, quien más tarde visitó Green Acre durante su viaje a América en 1912. Muchas charlas de 'Abdu'l-Bahá en los Estados Unidos a lo largo de ese año se centraron en la unidad de las religiones y la unidad entre las razas, especialmente entre los estadounidenses negros y blancos.
A principios del siglo XX, varios pensadores religiosos de Estados Unidos estuvieron en contacto con Farmer o visitaron Green Acre y participaron en el intercambio dinámico de ideas que tuvo lugar allí. Entre ellos se encontraban los eruditos de Harvard, William James y W.E.B. Du Bois, dos de los escritores y filósofos estadounidenses más destacados e influyentes de la época. William James, a su vez, invitó a Ali Kuli Khan, un diplomático iraní y miembro prominente de la comunidad bahá'í, a hacer presentaciones sobre la Fe bahá'í en la Universidad de Harvard.
Du Bois, que había sido alumno de James, recibió su doctorado de Harvard. Fue el primer afroamericano en hacerlo, graduándose en 1895. Su trabajo como fundador de la Asociación Nacional para el Avance de las Personas de Color (ANAPC) lo puso en contacto con 'Abdu'l-Bahá, quien pronunció un discurso en su cuarta conferencia en 1912. Du Bois, como lo señaló Guy Mount en su investigación, publicó más tarde el discurso en la revista oficial de la ANAPC, junto con una fotografía de 'Abdu'l-Bahá.
Un colega contemporáneo y cercano de Du Bois, Alain Locke también estuvo entre los pensadores más destacados de la época. Locke fue el primer estudioso afroamericano de Rhodes, y a menudo se lo recuerda como el "Decano" del Renacimiento de Harlem. En una biografía sobre Locke, Christopher Buck sugirió que Du Bois pudo haber sido quien presentase la Fe bahá'í a Locke. Recibió su doctorado en Harvard en 1918, el mismo año en que se convirtió en bahá'í. Las profundas contribuciones de Du Bois y Locke a la filosofía fueron ampliamente reconocidas: el reverendo Martin Luther King, Jr. comparó su influencia con la de Platón y Aristóteles.
Entre los miembros de la comunidad bahá'í americana de los primeros tiempos también estaban Albert Vail y Stanwood Cobb, graduados de la Facultad de Teología de Harvard y antiguos ministros unitarios. Vail publicó un impresionante artículo sobre la Fe bahá'í que enfatiza su principio de unidad en la Revista Teológica de Harvard en 1914.
Mientras que la Universidad de Harvard y Green Acre representaban puntos de reunión significativos para los principales escritores y filósofos de la época, Dehghani también señaló que la influencia del discurso emergente sobre la unidad llegó a otros pensadores prominentes en el noreste de los Estados Unidos.
El artista, poeta y escritor libanés-estadounidense Kahlil Gibran vivió en Boston a principios del siglo XX. Mejor conocido por su trabajo El Profeta, los escritos de Gibran exploraron la unidad de la humanidad y de la religión. Gibran fue presentado a 'Abdu'l-Bahá a través de Juliet Thompson, también artista y bahá'í. En la primavera de 1912, tuvo la oportunidad de dibujar un retrato de' Abdu'l-Bahá y de asistir a varias conferencias de 'Abdu'l-Bahá.
La búsqueda de la unidad dentro de la comunidad bahá'í americana se expresó en la creación de espacios de oración abiertos a todos. En 1912, 'Abdu'l-Bahá colocó la piedra angular de la primera Casa de Adoración bahá'í en el hemisferio occidental, que fue dedicada en Chicago en 1953 y sigue siendo hoy un poderoso símbolo de la unidad de todas las personas y religiones.
Dehghani señaló que fue fortuito que este período del bicentenario brindara la oportunidad de reexaminar un tema tan crítico: la unidad de la raza humana. Al reflexionar sobre este momento, comentó que es oportuno considerar el lugar de la Fe bahá'í entre las religiones mundiales y las implicaciones del principio de la unidad de la humanidad, tal como lo establece Bahá'u'lláh, en este momento en la historia.